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azahara garcía
Domingo, 17 de noviembre 2019
Nada une más que compartir una comida bajo el mismo techo. Eso es algo que sabe muy bien Ridouane Chakouch, de origen marroquí y vecino de Barakaldo desde hace 19 años, que participa en Bizilagunak desde su primera edición. Se trata de una iniciativa promovida ... por el Ayuntamiento de la localidad fabril para la integración de personas y familias de diferentes orígenes. «Las diferencias culturales están solo en nuestras cabezas», afirmó Chakouch. «Una vez sentados a la misma mesa, te das cuenta de que no somos tan diferentes», añadió convencido.
En esta ocasión, y tras ser anfitrión durante tres años consecutivos, ejerció de invitado en casa de Ander Ezeiza y Koldo Plazas. Acudió a la cita junto a Hicham Hamaoujan, de 23 años, y de Omarf Mbouirik, de 20. Ambos son también de Marruecos y llevan en Barakaldo apenas unos meses. Comieron entrantes y cuscús con verduras. De segundo, un plato más de la tierra; una tortilla de patata. Aunque, sin duda, la mejor parte vino en la sobremesa cuando sacaron las guitarras y la trikitixa, y todos se pusieron a cantar. «La música es una de las mejores formas de comunicación», aseguró Ezeiza, para quien esta era su segunda experiencia en Bizilagunak. No será la última. «Lo hemos pasado fenomenal y repetiremos», aseguró.
Quien se estrenó este año como anfitriona en esta iniciativa fue Rosa Miguel. Se enteró de la actividad a través de la casa de cultura de Barakaldo y le pareció una buena idea apuntarse. «Estoy acostumbrada a organizar comidas en casa», explicó. Así que no le supuso ningún esfuerzo ni pasó nervios una vez los platos estuvieron sobre la mesa.
Los invitados de Rosa y de Jesús Gorostiaga fueron Saima Salamta, de Pakistán, que lleva dos años en Barakaldo; Noleida Moronta y Zuleida Ramírez, de Venezuela; y Ariel Fernando Chamorro, de Paraguay, que llegaron a la localidad de la Margen Izquierda hace apenas 12 meses. Ante esta diversidad de orígenes la única duda de la anfitriona fue «que todos pudieran comer de todo», explicó, ya tranquila al ver que los convidados repetían. Sobre la mesa, unos entrantes fríos y lengua rebozada como plato principal. Aunque lo mejor, en palabras de Chamorro, era «la compañía. Hoy aquí estamos en familia». Tanto es así que ya planean volver a juntarse.
En total, fueron nueve comidas en domicilios y otra más en el Gazte Bulegoa con jóvenes, las que se celebraron ayer. Más de 90 personas de países diferentes se sentaron con sus vecinos a compartir retazos de su cultura y a hacer nuevas amistades. «Es una forma de conocer gente y de socializar», afirmó Juan Antonio Pizarro, concejal de Cohesión y Gestión de la Diversidad del Ayuntamiento de Barakaldo. «Y, desde luego, es la mejor manera de romper con muchos prejuicios».
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