La Ertzaintza ha detenido a un patrullero de la comisaría de Bilbao –A.S.M., de 50 años y miembro de la 14 promoción– acusado de un delito de tráfico de drogas. En el registro de su domicilio, se han localizado 54 kilos de cocaína. ... El arresto de este agente y de un cómplice, ajeno al cuerpo, se ha practicado este jueves en Galdakao.
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La investigación se inició hace aproximadamente un año y en ella han colaborado agentes de Asuntos Internos y del grupo de Drogas de la Ertzainetxea de Bilbao. En el transcurso de una operación de otro cuerpo de seguridad se descubrió que algún agente de la Policía autonómica podía estar implicado en la distribución de sustancias estupefacientes. Según ha podido saber este periódico, el policía estaba presuntamente involucrado en una red dirigida por un narco de Cantabria, de la que en los últimos tiempos se habría desligado para actuar por libre.
Tras ponerlo en conocimiento de la Fiscalía del País Vasco, el Ministerio público encargó el caso a la DIG, la Unidad de Asuntos Internos de la Ertzaintza. El seguimiento sobre el sospechoso ha permitido acumular pruebas de su implicación en el tráfico de drogas. Los responsables de la investigación decidieron pasar a la parte operativa al sospechar que podía tener en su poder un importante alijo de droga.
No es la primera vez que un agente de la Ertzaintza está implicado en el tráfico de drogas. Hace poco más de un año, un policía fue arrestado en una macroperación que tuvo lugar en la localidad vallisoletana de Medina del Campo. En esa ocasión dos camiones de gran tonelaje que habían salido de Lisboa y se dirigían a Bilbao cargados con toneladas de carbón presuntamente mezclados con cocaína fueron interceptados. El agente detenido estaba destinado en Balmaseda y llevaba más de 20 años en el Cuerpo.
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Hace tres años, un ertzaina de 36 años fue arrestado acusado de ser el cabecilla de una banda dedicada al tráfico de drogas en Bizkaia. En la operación, que se saldó con otros cinco arrestos, se incautaron dos kilos de cocaína, 150.000 euros en efectivo, vehículos de alta gama, dos armas de fuego y diversas sustancias de corte e instrumentos de precisión. El agente, que obtenía la droga de Galicia, llevaba una vida aparentemente normal y adoptaba fuertes medidas de seguridad y contravigilancia cuando salía de su domicilio.
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