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El robo en vehículos nunca ha desaparecido, pero sí había quedado en cifras residuales comparadas con los años de la heroína, cuando los ladrones reventaban los turismos para llevarse los radiocasetes. Hoy en día los coches llevan el aparato de música o el GPS integrado, ... lo que hace imposible robarlo y sobre todo venderlo en el mercado negro.
Sin embargo, en los últimos tiempos se había incrementado esta tipología delictiva en Bilbao. En una noche se robaban entre media docena y una docena de coches en una zona con un mismo modus operandi, lo que indicaba que podía tratarse de un mismo autor. Se habían registrado robos masivos en estacionamientos de Olabeaga, Uribarri y Amezola. En las últimas noches se habían repetido en los aparcamientos del monte Artxanda.
En la madrugada del pasado miércoles, un vecino alertó a la Policía Municipal de Bilbao de que una persona estaba robando en un vehículo en la calle Huertas de la Villa. Cuando una patrulla se desplazó hasta la dirección indicada, los agentes localizaron a un individuo en el interior de un coche. Después comprobaron que en total había daños en una decena de turismos, por lo que procedieron a su detención.
«Nos llamó la Policía por la mañana porque nos habían roto la ventanilla del coche y habían robado en el interior», cuenta Eduardo, uno de los afectados. Había dejado su 'Opel Zafira' estacionado cerca de su casa, en la Avenida del Ferrocarril. Cuando bajó a la calle, se encontró con que los dos turismos que estaban estacionados junto al suyo también habían sido forzados.
«Rompió la ventana con un pedrusco grande. Dentro revolvió todo, sacó lo que había en la guantera, pero no se llevó nada que haya notado, ni las gafas ni las sillas de los niños. Dejó marcas de barro en el volante y el freno de mano, y se pasó a la parte trasera para rebuscar en el maletero».
Tras presentar una denuncia verbal en el mismo sitio, Eduardo tuvo que dejar esa noche el 'Zafira' en el garaje de un familiar hasta que abrieron un taller para poder llevarlo. La tapicería quedó cubierta de pequeños cristales rotos y como tiene niños pequeños, lo ha llevado a limpiar, «pero no han conseguido quitarlos todos». Reconoce que está pensando en alquilar una parcela porque «no me siento tranquilo ya dejándolo en la calle».
Al vecino al que también le entraron en el coche, que tenía un maletín de material de fisioterapia y unas gafas de sol de marca, también le sorprendió que no se lo llevaran.
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