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Las fuertes rachas de viento que azotaron ayer la capital vizcaína complicaron la tarde del domingo a los pilotos que tenían que aterrizar en Loiu. Hasta cinco vuelos tuvieron que ser desviados hacia aeródromos cercanos durante la tarde y noche. Una nave que provenía de ... Lanzarote aterrizó en Santander, una conexión de Vueling que había partido de Palma de Mallorca tomó tierra en Zaragoza, otra nave de la misma compañía que llegaba desde Lisboa se dirigió a Vitoria, un vuelo de Iberia regresó a Madrid y, entrada la noche, Easyjet desvió un vuelo de Manchester hacia Santander.
Euskalmet había lanzado horas antes un aviso amarillo por vientos fuertes cuya mayor incidencia ya preveía que sería mayor durante la tarde. Se estimaba que las rachas del suroeste podían alcanzar hasta los 100 kilómetros por hora en zonas expuestas y unos 70 en las que no lo están.
Según confirmaron fuentes de Aena, las cinco salidas previstas desde Loiu hacia Lanzarote, Mallorca, Lisboa, Madrid y Manchester también fueron canceladas al no haber podido aterrizar los respectivos aparatos en La Paloma. «Cada compañía tiene en su mano decidir si opera ese vuelo desde el lugar donde está o si no lo hace», detalló la misma fuente de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea. De hecho, una práctica habitual es que las aerolíneas opten por regresar a su lugar de origen cuando han partido de grandes aeropuertos por las mayores posibilidades de volver a operar con el aparato lleno en pocas horas. Es lo que hizo ayer el vuelo de Madrid.
De los cinco desvíos de ayer, el más llamativo es el que acabó en Foronda, que ya ni suele aparecer en los planes de las aerolíneas, esos que marcan a qué aeropuerto alternativo hay que ir cuando no se puede tomar tierra en destino. Del centenar de vuelos anuales desviados por el viento, según los registros de Aena, sólo un par de ellos suelen acabar en la terminal alavesa. Los horarios limitados de la terminal y el coste que supone utilizar de manera puntual el aeródromo están entre los principales motivos esgrimidos por las compañías.
La cizalladura
El aeropuerto vizcaíno y miles de sus pasajeros son víctimas habitualmente de este problema. 'La Paloma' está ubicado en una llanura rodeada de montañas y eso provoca que el viento, cuando entra en ese «tubo», aumente drásticamente su velocidad: es el «efecto Venturi». Además, cuando las masas de aire impactan en las cumbres se generan turbulencias, fuertes cambios de velocidad y dirección en los vientos, la cizalladura. La pista tampoco ayuda porque no está bien orientada y el viento sur impacta de costado en las aeronaves (lo ideal es que llegue de frente) y las desestabiliza. Un cúmulo de circunstancias que hace de La Paloma una ratonera en las jornadas de viento.
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