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Iñigo Crespo
Viernes, 10 de junio 2016, 02:29
Hubo un tiempo en el que Siberia era sinónimo de exilio o castigo. La vida de numerosos ciudadanos soviéticos languideció en el clima extremo del norte de Rusia como represalia o escapatoria. Maria Sharapova hizo el camino inverso. La tenista rusa, sancionada por dopaje ... hasta enero de 2018, se proclamó en el símbolo absoluto de su región y de todo el país al coronar el 'ranking' de las mejores raquetas del planeta en cinco ocasiones entre agosto de 2005 y junio de 2012. Su estrella, sin embargo, se apaga hoy entre dudas y tinieblas, sumergida en un pozo que intenta escalar después de estar llamada a gobernar el mundo.
Sharapova (29 años) era una de las grandes candidatas a suceder en el trono a Serena Williams, que cumplirá 35 años en septiembre. La siberiana tiene un cuerpo perfecto para jugar al tenis: es elástica, alta (1,88 metros), atlética y resistente. Sabe dominar y sufrir. Durante los próximos dos años, no obstante, las grandes pistas se quedarán sin el brillo de una de sus grandes embajadoras, capaz de conquistar el cemento, la arcilla, la hierba y hasta las lujosas alfombras y pasarelas de los eventos más glamurosos.
La antigua número 1, que tiene en sus vitrinas los cuatro torneos de Grand Slam (Australia, Wimbledon, EE UU y dos Roland Garros) recurrirá su sanción ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) al considerarla injusta y desproporcionada. Su defensa inicial, sin embargo, resultó algo débil. Sharapova admitió haber consumido meldonium durante largo tiempo. Esta sustancia, que ayuda de forma considerable a acelerar el proceso de recuperación y activa el nervioso central, figura entre los fármacos prohibidos desde el pasado 1 de enero. El positivo de la jugadora rusa se produjo 25 días después, por lo que pudo aducir que se trataba de restos de una ingesta anterior.
Sharapova, no obstante, reconoció que había continuado consumiendo meldonium porque desconocía que había sido vetado. Confiaba en que la confesión redujera su castigo, y dio un sobresalto al conocer que la suspensión duraría dos años, hasta enero de 2018. La siberiana arremetió contra la Federación Internacional de Tenis (ITF por sus siglas en inglés) por haber propuesto una sanción de cuatro años. «Con su decisión de hoy, el tribunal ha concluido que lo que hice no fue intencionado. Por tanto, no puedo aceptar una injusta suspensión de dos años y apelaré de inmediato. He añorado jugar a tenis y a mis increíbles fans, los más fieles del mundo», escribió Sharapova en su cuenta de Facebook.
Tormenta de 'sponsors'
La tormenta que desató el positivo y la sanción de Sharapova alcanzó a sus patrocinadores, siempre reacios a respaldar a una gran estrella mundial tras una sentencia por dopaje. La siberiana es una de las deportistas que más dinero genera por cuestiones de imagen y publicidad, al ser una de las tenistas más aclamadas por su doble faceta de jugadora e icono mundial.
La marca de ropa Nike, encargada de vestir a Sharapova en sus partidos y Head, la casa que le suministra las raquetas guardan silencio antes de tomar una decisión, aunque no han salido a defender a la jugadora a capa y espada. El fabricante de coches deportivos Porsche aguardará el resultado de su recurso, mientras que la marca de relojes Tag Heuer cortó los lazos con ella en marzo. Y Avon, su proveedor cosmético, dio por finalizada su relación con la tenista, aunque aseguró que no tenía nada que ver con su castigo, ya que se trataba de un «compromiso de tiempo limitado». Sea cual sea el fallo tras su recurso, Sharapova deberá luchar sin descanso si quiere recuperar el trono y el corazón de sus aficionados.
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