Juan Pablo Martín
Lunes, 5 de junio 2017, 02:17
La retirada todavía está fresca en la mente de Juan Martínez de Irujo. Lo vivido durante el último año en la búsqueda de una solución a su problema cardíaco, también. Pero lo tiene asumido y encara un futuro con interrogantes por resolver.
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¿Recuerda el ... día en que recibió la noticia de su dolencia?
Me acuerdo cuando saltó la primera alarma. Era una prueba de esfuerzo que hacía tiempo no hacía.
¿Qué hizo?
Ponerme a pensar y esperar a las siguientes. Cuando ves que en la segunda y tercera también hay problemas te entran las dudas.
¿Todos los médicos a los que acudió llegaron a la misma conclusión?
Casi todos.
Incluso estuvo en el extranjero.
He acudido a todos los lados. En Navarra, el resto de España y a nivel internacional.
Quería una salida.
Buscaba que un médico me dijera que para adelante. No podía rendirme. Pero no pudo ser. Los cardiólogos se han portado de diez.
¿El diagnóstico fue que si se volvía a vestir de blanco peligraba su vida?
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Que había riesgos.
Suena fuerte.
Claro. Ante eso, cero riesgos. Un amigo escribió el otro día en un periódico que es bonito ver crecer la hierba.
Hubo momentos duros.
Sí tuvo algunos momentos de bajón en casa, porque nunca me había pasado una cosa que ésta. Tenía que desahogarme.
¿Le dio muchas vueltas a la situación?
Claro. Pero soy de los que piensa que si te caes lo primero que hay que hacer es poner las manos en el suelo y levantarte. Aunque habrá que buscarlas, hay otras cosas aparte de la pelota. Hay que ser positivo.
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¿Qué fue lo primero que se le vino a la cabeza?
Que se acababa todo. No sólo jugar, la rutina del día a día, el entrenar, machacarte, cuidarte...
¿Habló con deportistas de elite que también han tenido problemas de corazón para conocer sus experiencias?
No creo que sea bueno hablar con mucha gente cuando sufres algo así. Te tiene que aconsejar el que sabe, porque cuantas más opiniones recabas más loco te puedes volver.
¿Qué vida puede hacer?
Una vida normal. Nada de alta competición ni deportes explosivos. Ni un sprint.
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«Sofocarte»
Fue complicado.
Bastante, porque es tu trabajo y tu vida. De lunes a domingo. Nunca desconectas de la pelota. Se hace durísimo. No sólo para mí, también para los de alrededor.
¿Qué es lo que más echó de menos ese primer día que no pudo acudir a entrenar?
Hacerlo en el frontón con mis compañeros. Y el mismo entrenamiento físico. Sofocarte. Pegarte una paliza y tener que poner las manos en las rodillas para recuperar. Llevo un año sin hacerlo.
¿Haberlo ganado todo consuela ante una situación así?
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Para nada. La pelota no son sólo txapelas, es el sentir y vivirla cada día.
¿Su entorno ha sido básico en todo este proceso?
Muchos han sido incluso los más inocentes. Pensaban hasta el último momento que iba a volver. Decían ya se pasará. Pero han sido un apoyo muy grande.
Las muestras de cariño han sido innumerables. ¿Ha habido alguna que le haya llegado especialmente?
Yo no soy mucho de las redes sociales pero los amigos, personalidades de todos los colores, equipos de fútbol... Todos escribían mensajes de apoyo con palabras bonitas, algo que es para estar agradecido. Es mejor que las txapelas.
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¿Lo deja con la tranquilidad de haberlo intentado todo?
Estoy convencido de que he estado con los mejores especialistas.
¿Se marcha con alguna espina clavada?
Me llevo bien con todo el mundo, he tenido la suerte de jugar y vivir de la pelota, de ganar...
¿Qué siente ahora cuando ve un partido de pelota?
Depende de qué partido, pero muchas veces te metes en el papel y dices yo haría esto o lo otro. Lo vivo.
Le da envidia.
Mucha.
¿Es consciente del legado que deja?
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Tampoco le doy muchas vueltas. Oyes voces que dicen que he sido uno de los mejores, un revolucionario...
Además del material, es uno de los artífices del giro que ha sufrido este deporte.
Puede ser, sobre todo en el mano a mano. Pero era mi estilo de juego, no un guión que yo he querido imponer. No me considero ningún revolucionario, sino un afortunado por jugar a este deporte.
Ha sido ejemplo a seguir para muchos jóvenes.
Es un halago escuchar eso, pero yo he intentado hacer las cosas lo mejor posible y si les he servido de ayuda, encantado.
La escuela Elkar Pelota de la que forma parte junto a otros exprofesionales, ¿le sirve ahora como consuelo?
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Es que tampoco sé hacer otra cosa. Es lo que más me gusta, pero te vienen recuerdos y todavía son demasiado recientes.
¿Tiene muchos interrogantes sobre su futuro?
Ahora lo que quiero es descansar con la familia y, a partir de octubre, volver hacer algo.
En su día reconoció que se arrepentía de haber dejado de estudiar, ¿se ha planteado volver hacerlo?
El año pasado saqué el título de entrenador de pelota, pero no tengo en mente estudiar nada.
Entonces, ¿por dónde le gustaría tirar?
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Me gustaría trabajar con algo relacionado con este deporte. Formar parte de algún cuadro técnico de una empresa o de una federación.
¿Y en caso de que no salga nada al respecto?
Si tengo la posibilidad de conseguir otro puesto de trabajo realizando algún curso también habría que planteárselo.
¿No ha ganado lo suficiente en la pelota como para jubilarse?
Para vivir sentado en un sofá, no. Pero he ganado bien, no me voy a quejar.
Pique sano con Olaizola II
¿La nueva generación de pelotaris es diferente?
Son más atletas, más fuertes. La raza se está mejorando.
¿También son más comedidos?
Bastante más. Cuando no estás de acuerdo con alguna cosa, si te callas luego no te quejes.
Usted tenía su pronto en las canchas.
Estaba en mi trabajo, metido en el papel, y cuando saltas, saltas. Pero luego he sido el primero en ir a pedir disculpas. Es mi forma de ser.
¿El pique sano que ha tenido con Olaizola II ha sido bueno para la pelota?
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Buenísimo. Deportivamente hablando nos hemos hecho mejor el uno al otro, entre los seguidores el que era de uno, no era del otro... Salíamos beneficiados en todos los sentidos. Y a la gente le cuesta creer que me lleve bien con él.
¿La afición está cambiando?
Es menos exigente. Antes era más entendida. Había partidos todos los días. Ahora si no hay competición a la gente le cuesta ir al frontón.
¿Está satisfecho con las 13 txapelas que ha ganado?
Estoy satisfecho con lo que he dado en la cancha y día a día entrenando. Encima he podido ganar.
¿Quién debe más a quién? ¿Usted a la pelota o viceversa?
Yo a este deporte. Es lo que más me gusta y siempre le voy a estar agradecido por todo lo que me ha dado.
¿Qué espera de su homenaje el día 24 en el Labrit?
No quiero ni pensarlo. No sé lo que voy hacer ni lo que me van hacer.
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