Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
juan pablo martín
Miércoles, 25 de noviembre 2015, 02:14
El domingo jugará en el frontón Bizkaia la vigésimo tercera final de su carrera profesional, si se tienen en cuenta las tres modalidades de la pelota. Será la octava dentro del Cuatro y Medio. A sus 34 años recién cumplidos, Juan Martínez de Irujo todavía ... espera «que sean algunas más». Se enfrentará a un recién llegado como Mikel Urrutikoetxea. Para cuando el de Zaratamo debutó en 2009, el de Ibero ya llevaba acumuladas unas cuantas txapelas en su palmarés. Ocho años les separan. El navarro es uno de los más grandes de la pelota. El vizcaíno, vista su evolución, viene pegando fuerte y va camino de serlo. Pero el veterano defiende su estatus. «No hay prisa para el relevo generacional». Desde su punto de vista, «se habla demasiado de eso. Es como si los medios de comunicación tuvieran ganas de desbancarnos, pero nosotros estamos aquí para impedirlo. Entrenamos todos los días porque ese es nuestro trabajo, y queremos ganar ya sea a un rival de 19 años, a uno de 26 o a uno de 39».
De momento, Irujo está tranquilo. Ya ha finalizado los dos entrenamientos que tenía previstos antes de la final, y el calendario que se hizo una vez conseguida la plaza se está cumpliendo según lo esperado. Los años le han enseñado a programarse las semanas previas al choque decisivo para evitar contratiempos. «Antes funcionaba más por sensaciones. Ahora soy más meticuloso y me gusta llevar una rutina. Tengo más experiencia para prepararlo y saber llevar estos días». De aquí hasta el domingo su agenda incluirá algo de físico para estar activo, pelotear un poco mañana en la elección de material y descansar. Tratar de desconectar dentro de lo posible para evitar la presión añadida que supone un encuentro de estas características.
A pesar de su veteranía, este es un factor que todavía no ha conseguido controlar del todo. Ha aprendido a soportarla, «pero nunca sabes cómo vas a estar». «Puede que los días anteriores esté muy tranquilo y el domingo me ponga a restar y me empiecen a temblar las piernas. O al contrario, que pase unos días malos y con el inicio del encuentro empiece a disfrutar». La máxima preocupación del de Ibero es cómo va a llegar él a la final, no cómo lo hará el vizcaíno. El tiempo que lleva en esto le ha enseñado que siempre se tiene que poner en el peor de los casos. «Sé que me voy a encontrar al mejor Urrutikoetxea. Que va hacer un partidazo. Defenderá, sacará, restará y atacará bien, y yo tengo que estar a la altura de las circunstancias».
El encuentro que disputaron en la liguilla de cuartos en el mismo escenario le mostró que al vizcaíno no se le puede conceder nada, «porque tiene mucho peligro». Era la primera vez que se enfrentaban en la distancia y la referencia fue buena para que no le vuelva a ocurrir lo que le pasó. «Concedí algunas facilidades y supo aprovecharlas». Sin embargo, aquello es pasado. El navarro tuvo un verano muy intenso en cuanto al número de partidos y le costó amoldarse al acotado. «Cambiar el chip completamente no es fácil. En este deporte hay que estar bien de enero a diciembre y se intenta, pero cuando llegan las épocas malas hay que buscar soluciones y, por suerte, últimamente han salido bien».
Siempre contaba
Su progresión en los últimos partidos ha sido evidente, y en la semifinal ante Olaizola II ya mostró de lo que es capaz. Ahora vuelve a encontrarse con Urrutikoetxea en su camino. No le ha sorprendido, «porque es un pelotari que siempre contaba y estaba ahí. Es cierto que le ha costado llegar a las finales, pero la competencia es alta. Aquí todo el mundo juega, y como te descuides un poco pasa lo que me pasó a mi en la liguilla de cuartos contra él».
Reconoce que el vizcaíno ha dado un paso al frente. «Ahora entra de aire y en el aspecto físico ha mejorado mucho, parece que no se cansa en los partidos. Llegar con gasolina al final del encuentro es importante. Por eso ganó en semifinales». Sin embargo, piensa que esta final puede medir el verdadero crecimiento experimentado por el de Zaratamo, porque en la anterior que disputó contra Olaizola II en el Manomanista se dieron «circunstancias extrañas». «Entró de rebote y no tenía nada que perder. Ahora es el campeón y tiene que demostrarlo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.