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marcos menocal
Sábado, 26 de septiembre 2015, 01:19
A un día de que se dispute en Richmond (Estados Unidos) la carrera ciclista que le encumbró, el Mundial, Óscar Freire se pasa a los rallies. El tricampeón del mundo de ciclismo debuta hoy a a los mandos de un Citroën DS3 R 1 en ... el Rallysprint de Medio Cudeyo. Es su primera tentativa en el mundo del motor. Pilotará el coche 0 -vehículo que abre carrera-. «Es un sueño que siempre quise hacer realidad. Quiero aprender y disfrutar de algo diferente», señala el torrelaveguense. Su intención es completar todas las pruebas que restan del calendario regional «sin ninguna pretensión más que la de disfrutar» y si finalmente se celebra el Rally Cantabria, prueba del campeonato de España, «es probable que participe».
Después de tres temporadas alejado del pelotón ciclista profesional, su instinto competitivo le ha empujado a aceptar el reto. No niega que todo será nuevo para él y que el respeto que imponía su sola presencia en una salida ciclista pasará al olvido. «Voy a ser uno más y de los malos». No se plantea objetivos -pese a que su condición de ganador no le abandona-, tan solo quiere aprovechar la oportunidad. «El ciclismo y el automovilismo tienen muchas cosas en común; la concentración, la superación, la competitividad... yo muchas de esas capacidades ya las tengo por todo lo que me tocó vivir en el ciclismo, así que me he animado».
A Freire nadie le ha convencido, él solo se ha embarcado en esta nueva andadura deportiva. El destino estaba escrito y tuvo que ser encima de una bicicleta cuando le llegase la propuesta del cambio de tercio. «Estaba haciendo la Marcha La Retrovisor (2014) y me plantearon la posibilidad. No lo dudé y dije que sí». A Freire ya le rondaba por la cabeza su asalto al motor; no es ni mucho menos nueva su pasión por los coches. A partir de ahí, el concesionario Citroën Auto Gomas se puso a funcionar y dio el siguiente paso: cederle un vehículo para la ocasión. Un año después, el proyecto ha visto la luz verde.
«Siempre me ha gustado la velocidad». Para el torrelaveguense su vida ha sido una continua carrera, no en vano pasará a la historia como uno de los ciclistas más rápidos. Los últimos cien metros de una etapa es el territorio de la adrenalina sobre ruedas y allí se le habla de tú a tú al riesgo. Es donde los nervios se acobardan, algo similar a lo que ocurre dentro de un coche de rallies que derrapa en un tramo cronometrado. A Freire eso le gusta y se muestra ilusionado por disfrutar de algo que «nunca pude hacer cuando montaba en bicicleta. No podía plantearme cosas como ésta o como esquiar. Era impensable». El primer año, tras colgar la bicicleta, cumplió uno de sus deseos. «Me subí a la nieve y esquié durante todo el invierno». Hoy se pone el mono y el casco, y suma otro sueño más a su trayectoria. Cosa que sueña cosa que cumple -a excepción del dichoso cuarto Mundial de ciclismo-. No le asusta, «no tengo ni la mitad de presión que cuando era ciclista», y eso que reconoce que hay muchos misterios por resolver en su próximo reto. «En el automovilismo lo más importante es conocer bien por dónde vas a pasar. Estudiar el recorrido antes de cada competición. Aquí no hay el margen de improvisación que había en el ciclismo, que nunca sabías por dónde salía la curva».
Concentración pura y dura; en eso el tricampeón no tuvo parangón. Reconoce que necesita «recuperar esa facilidad con la que me concentraba antes. Cuando rodabas en grupo siempre ibas concentrado, en los viajes... ahora me despisto mucho más». Esa virtud, a pesar de su fama de distraído, le llevó a sus éxitos internacionales. Instinto infalible. Cuando llegaba la gran cita se convertía en una máquina perfecta. Sin fallos. Desde siempre. Desde que con apenas 14 años acudía a los campeonatos de España de Scalextric. Allí no era el mejor con el mando, pero «no me salía nunca de la pista y terminaba ganando». Un seguro a todo riesgo. Sus rivales arriesgaban y perdían, él milimétricamente avanzaba. No cedía.
Otro deporte de riesgo
Freire ya está listo para su debut en los rallies. Desde hace días tiene el traje colgado en el garaje. Y ha seguido atentamente los consejos de una voz especializada como la de Carlos del Barrio, copiloto internacional - campeón del Rally de Córcega con Chus Puras y compañero de Dani Sordo- que le asesora en todo lo que toca. Todo el mundillo espera con cierta curiosidad su estreno, incluso a quien no le gusta mucho su desembarco en el automovilismo. «Mi mujer no me anima mucho (risas). Ha sufrido tanto tiempo con la bicicleta y me dice que salgo de un deporte de riesgo y me meto en otro. Yo creo que el ciclismo es mucho más peligroso; el chasis en un posible accidente es el propio ciclista. Pero bueno, sabe que me gusta». El futuro piloto admite que la «imagen que se tiene del motor es que es muy peligroso. A la gente le gusta la Fórmula 1 o los rallies cuando son emocionantes y eso contribuye a que se considere que existe un alto riesgo».
Con sus dos hijos -y otro que está en camino- no hay problema, aprueban el cambio. «Me han dicho que les traiga el coche». En casa de los Freire, de momento, son tres contra uno. El torrelaveguense lo tiene todo preparado, aunque hace tiempo que no entrena con la Play Station.«De más joven sí que jugué al Colin McRae». Ha pedido consejo a su amigo Óscar Pereiro, exciclista profesional ganador del Tour 2006, y que tras su paso por el fútbol debutó en los rallies.«Me dijo que me voy a divertir».
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