Jon Garay
Sábado, 6 de mayo 2017, 08:04
No pudo ser. Por apenas 25 segundos, pero no pudo ser. Eliud Kipchoge, Lelisa Desisa y Zersenay Tadese afrontaban desde las 5.45 horas el reto de bajar de las dos horas en la distancia más mítica, los 42,195 kilómetros de la maratón. El ... lugar, el circuito de Monza, en el que debían completar 17,5 vueltas. El resultado no sería oficial al no cumplir con los requisitos que establece la Federación Internacional de Atletismo, pero la expectación era máxima.
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Con un enorme despliegue en forma de liebres de gran nivel como Bernard Lagat relevándose cada pocos kilómetros y toda la tecnología disponible en estos momentos -Nike ha sido la impulsora de este proyecto, si bien hay otros dos más en paralelo-, los tres atletas han abordado el reto de cubrir la distancia a un ritmo frenético de 2.50 minutos por kilómetro.
Los primeros compases ya dejaban ver que el etiópe Desisa no marchaba cómodo. Así fue, ya que cedió en el kilómetro 18. El siguiente en comenzar a notar el esfuerzo fue el eritreo Tadese, que perdió comba poco antes de la media maratón, precisamente él, poseedor del récord del mundo en la distancia. Solo quedaba Kipchoge. El paso por este punto, 59.57, era suicida, por debajo de la hora aunque acorde al reto al que se enfrentaba. Las sensaciones eran buenas. El keniata parecía fluido.
Solo en los kilómetros finales el campeón olímpico en Río comenzó a dar muestras de dificultades. Pese a ello, su marca, 2.00.24, la mejor de la historia, le ha dejado a apenas un suspiro de romper una marca que hasta hace poco era impensable.
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