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Fernando J. Pérez
Miércoles, 8 de marzo 2017, 13:25
El 26 de febrero de 2016 Alex Txikon se convertía en el primer alpinista en coronar en pleno invierno el Nanga Parbat, la décima montaña más alta del planeta. Allí arriba, a casi 40 grados bajo cero, el joven de Lemoa vivía su momento. Hoy, ... miércoles 8 de marzo de 2017, no ha podido continuar con su sueño de coronar los 8.848 metros del Everest y ha tenido que tomar la decisión más difícil: abandonar. «Nunca hay que ir en contra de la naturaleza; eso es algo que he me ha quedado grabado durante toda mi carrera en la que he vivido momentos muy difíciles: si no quieres que la montaña acabe contigo, no acabes tú con ella; respétala y cuídala», ha declarado el alpinista esta mañana.
Lejos de seguir los pasos del himalayismo comercial, buscó el camino más difícil. Y es que Txikon no es hombre de fácil conformar. Por eso se propuso el reto más difícil de su dilatada carrera: convertirse en el primer ser humano en coronar el techo del planeta en pleno invierno, sin oxígeno artificial y con un equipo muy corto, ninguno de renombre internacional. Así ha sido la aventura del montañero vizcaíno, que ha durado 73 días:
25 de diciembre:
Alex Txikon partió de Loiu el día de Navidad con destino a Kathmandu. Llegó a la capital de Nepal el 26 de diciembre.
3 de enero:
Txikon comienza su periodo de adaptación. La aventura 'Un Reto Sobrehumano' comienza a tomar cuerpo. En la primera semana desde su llegada a la capital nepalí, el reducido equipo encabezado por el escalador de Lemoa se instala en los alrededores del Everest, en una zona comprendida entre los 3.700 y los 4.400 metros de altura, para comenzar su periodo de adaptación.
5 de enero:
El alpinista vizcaíno llega al campo base del Everest, a 5.360 metros de altura.
9 de enero:
Cuatro días después de la llegada al campo base, comienzan las primeras complicaciones invernales. Un fuerte vendaval desatado el fin de semana se llevó por delante un par de tiendas de campaña y las temperaturas se desplomaron.
Aun así, el alpinista de Lemoa y sus compañeros comenzaron a preparar y equipar el asalto a la cascada de hielo del Khumbu entre el campo base y el campo I. Se trataba de uno de los retos más complicados de toda la aventura, debido a que se tiene que sortear un terreno plagado de bloques de hielo muy quebradizos que hacen que la singladura se ralentice por motivos de seguridad.
16 de enero:
Alex Txikon alcanza el Campo 1 del Everest bajo temperaturas extremas (-30º). La expedición aprovechó una ventana de tiempo despejado para ascender desde el Campo Base del Everest, a 5.250 metros de altura, hasta el Campo 1, a 6.050 metros. La expedición se tomará un descanso y afrontará en los próximos días la tarea de continuar la ascensión hasta el campamento C2.
17 de enero:
Un funcionario del Ministerio de Turismo de Nepal, que había ejercido labores previas de coordinación con la expedición invernal al Everest de Alex Txikon, fallece como consecuencia de las complicaciones derivadas del Mal Agudo de Montaña (MAM), la falta de adaptación del organismo a la escasez de oxígeno en el cuerpo debido a la altitud. El alpinista de Lemoa lamenta el desgraciado suceso y ofreció el pésame a familiares y amigos.
19 de enero:
El equipo de Alex Txikon alcanza, a las 11.15 horas, el Campo 2 del Everest, a unos 6.400 metros de altura, después de siete horas de marcha.
20 de enero:
La expedición de Alex Txikon sufre una complicación debido a la evacuación del escalador madrileño Carlos Rubio, de 28 años, por una inflamación pulmonar. Rubio acompaña al alpinista vizcaíno en su aventura de coronar por primera vez el techo del mundo sin oxígeno artificial.
Después de equipar el campamento 3 (a 7.400 metros de altura), el montañero madrileño se sintió indispuesto y el equipo comenzó a bajar hacia el C2. Como el estado de Rubio no mejoraba, por la noche fue evacuado en helicóptero a un centro de salud a los pies del Everest.
22 de enero:
El alpinista madrileño, a pesar de que había avanzado que su intención era volver al Everest, no pudo regresar con la expedición y tuvo que abandonar la aventura.
23 de enero:
EL CORREO organiza la gala anual para premiar a los mejores deportistas vizcaínos de 2016. Alex Txikon fue uno de los premiados. Su madre, Dolores Narbaez, recogió el galardón. «Siempre me dice que le encienda una vela y yo se la pongo todos los días a la Virgen de Begoña. Es más, cuando se marcha siempre le meto una estampa de ella en el bolsillo. Es una tradición», contó.
24 de enero:
Txikon y su equipo regresan al Campo Base después de que el día anterior ascendieron hasta los 7.800 metros.
29 de enero:
Alex cuenta su día a día en el Campo Base en las redes sociales: «No tenemos agua y los cocineros tienen que derretir el hielo para poder cocinar. Llevamos 3 días con fuertes ventiscas, casi sin poder salir de la tienda, y si salimos, es para movernos a la tienda del amigo».
5 de febrero:
Alex Txikon relata la dureza de la equipación hasta el campo 4 y vaticinó: «Este Everest va a ser muy exigente desde el principio hasta el final». El alpinista regresó al campo base después de haber pasado casi un día entero entre el Campo 2 (6.400 metros) y el Campo 4 (a 7.950 metros de altura).
«Nos adentramos en la cascada del Khumbu, que hace aguas por todos los lados; las secciones peligrosas aumentan. Yo pensé que sería más seguro en invierno, pero cada vez que subimos la cascada se vuelve más difícil, más costosa y más exigente». Txikon continúa su relato: «Estamos al límite; no nos queda mucho más material ni contamos con los recursos necesarios». El alpinista cuenta que en ocho horas llegaron al C2, donde en una primera incursión habían dejado una tienda de campo base muy bien fijada, «pero voló» y ahora «toca buscarse la vida». «El frío aprieta. No sé, pero rondará los 30-35 bajo cero», señala. «El grupo va a muy buen ritmo cuando se adentra en la sección de grietas que no son peligrosas, pero da la casualidad de que me cuelo en una; menos mal que me quedé encajado con la mochila ya que la grieta no tenía fondo».
10 de febrero:
Alex Txikon partió del campo base poco después de la siete de la mañana y a media mañana descansaba ya, en compañía de Nurbu y Cheppal, en el campo 2 (6.400 m.) para intentar hacer cumbre la próxima semana. La expedición del vizcaíno ha pasado los últimos cinco días en el campo base debido a las malas condiciones atmosféricas, con vientos huracanados de hasta 190 kilómetros por hora en la cima. Ayer les llegó el nuevo material, con 600 metros más de cuerda, y la climatología para ofrecer un respiro.
12 de febrero:
Alex Txikon alcanza el campo 3 del Everest y sigue dispuesto a sumar. Completó el recorrido del C2 al C3 en unas 5 horas. «Estoy muy fuerte físicamente y muy motivado psicológicamente, al igual que los escaladores que me acompañan», dijo el alpinista vizcaíno.
13 de febrero:
El alpinista de Lemoa alcanza el C4, situado a 7.959 metros de altura, pero se vio obligado a regresar al campo 3 (7.400 metros) por el fuerte viento. Vientos de casi 80 kilómetros por hora les expulsaron literalmente del Collado Sur en cuanto dejaron el resguardo de la cara oeste de la montaña. Era el día clave en su ataque al Techo del Mundo pero la fuerte ventisca obligaba a retrasar los planes.
14 de febrero:
El temporal obliga a Txikon a regresar al campo base. Se rumorea con que el vizcaíno abandona su aventura, pero nada más lejos de la realidad. En un desgarrador relato, cuenta como regresa con su equipo al CB tras esquivar la tragedia: «Me siento a esperar la muerte mirando valle abajo». Afirma que volverá a intentar la cumbre.
15 de febrero:
Mientras Alex Txikon escudriña los partes meteorológicos en busca de la siguiente ventana de buen tiempo para realizar otro ataque a la cima del Everest, el de Lemoa intenta convencer a los sherpas para que le acompañen en su nuevo intento. El propio escalador se sorprende de su buen estado físico y de las pocas secuelas que le ha dejado la huida a la carrera, avalancha incluida, de un Collado Sur a 40º bajo cero y azotado por viento de casi 80 km/h.
16 de febrero:
La expedición de Alex Txikon vive horas convulsas. Por si no fuera suficiente con las vicisitudes a las que el alpinista debe hacer frente en la montaña, tuvo que lidiar con una delicada situación que a primeras horas de la mañana supuso incluso que el campo base fuera totalmente desmontado y que la agencia local que le ha llevado la logística, Seven Summits, diese por finalizada la expedición.
Finalmente, y tras un viaje relámpago de Alex a Katmandú en helicóptero para negociar a contrarreloj, las aguas volvieron a su cauce y el alpinista vizcaíno podrá volver al campo base para realizar un nuevo ataque a cumbre. El equipo se tomará una semana de descanso en la capital de Nepal y a continuación todos regresarán al techo del mundo. «Volveré a la carga aseguró Txikon. Subiremos de nuevo al campo base para retomar la ascensión, pero todavía con más fuerza interior para escalar esta cima en invierno y, por supuesto, con mi idea inicial de no utilizar oxígeno artificial».
19 de febrero:
Comienza una semana clave para Txikon, que ha perdido 12 kilos. El montañero de Lemoa debe decidir cómo organizará su segundo intento a la cumbre del Everest.
25 de febrero:
Después de pasar semana y media en Katmandú, Alex Txikon regresa en helicóptero al campo base del Everest para iniciar su segundo intento de hollar la cima. «Ya estamos en el campo base, con muy buenas sensaciones; estoy realmente feliz de estar de vuelta. En mi caso y a pesar de haber perdido peso y de haber trabajado mucho, sigo estando muy fuerte físicamente», confesó Txikon al pie del Everest, a 5.250 metros de altitud.
26 de febrero:
Mientras sus nuevos compañeros sherpas de aventura solo sigue Nuri Sherpa prefieren aclimatarse en el CB, Alex se interna en la Cascada de Hielo para comprobar su estado. Y encontró lo que se temía. Van a tener que reequiparla prácticamente entera otra vez.
Alex explica que había decidido «salir para arriba; portear tres escaleras y cuerda. He equipado 200 metros y he porteado tres escalas. He alcanzado unos 5.500 metros, más o menos. Como iba solo he decidido no arriesgar más y darme la vuelta ya que mañana (el lunes) subimos ya todos».
27 de febrero:
Txikon y su equipo estás súper motivados. «¡Segundo día de trabajo, completado! Hoy hemos subido todos a trabajar. Los compañeros están muy implicados y formamos un buen equipo. Hemos reequipado en torno a los 5800 metros. ¡¡Esto marcha bien amigos y amigas!! ¡Todos a uno a por la cima del mundo!»
28 de febrero:
Tercer día consecutivo de trabajo. Alcanzan hasta el C1: «Han sido días duros reequipando la ruta».
6 de marzo:
Un hipermotivado Alex Txikon recibe un espaldarazo inesperado en vísperas de su segundo asalto al Everest sin oxígeno y en pleno invierno, la aventura que el de Lemoa volverá a acometer a partir de mañana. El empujón, «un chute de energía», como lo describió el interesado, se lo dio en persona en el campamento base nada más y nada menos que el mítico Reinhold Messner, «el dios de la montaña»; o dicho de otro modo, el primer escalador que conquistó el techo del planeta sin ayuda de bombonas en 1978 (en compañía del austriaco Peter Habeler). Txikon casi no encontró tiempo para expresar su júbilo en su blog, en el que relata los pormenores de la expedición. «¡Sorpresas te da la vida!», proclamó. «El apoyo que nos ha brindado Messner es indescriptible; un chute de energía de la mano del más grande».
La expedición alcanza el campo 2 y pretende iniciar el ascenso final a partir del día 7. «Ha llegado la hora. Hoy es un día muy especial para nosotros, un día que recordaremos durante mucho tiempo. Vamos a por el último cartucho», avanzó el alpinista vizcaíno.
7 de marzo:
El viento no da tregua a Txikon. Ya lo anunció el lunes poco antes de abandonar el campo base camino de la cima del Everest: «Pienso en un ataque muy ligero, aunque reconozco que las posibilidades son muy reducidas, ya que la climatología no nos ayuda». El órdago que lanzó entonces Alex Txikon al Techo del Mundo con su ataque relámpago para hacer cumbre en apenas 48 horas ha tenido cumplida respuesta del Everest. Más exactamente de la meteorología. No le ha dado ni un momento de tregua. Ni el lunes durante la ascensión al campamento 2 (6.400 m.), cuando vientos de 60 kilómetros por hora prácticamente le impedían avanzar por el Valle del Silencio, ni el día 6 en ese mismo C-2, desde el que tenía que haber partido hacia el Collado Sur, a casi ocho mil metros.
8 de marzo:
El final menos deseado por todos. Txikon abandona. «Esto no es un adiós, es un hasta luego. El Everest no ha querido que este año conquistemos su corazón, pero lo que tengo claro es que a mí sí que me ha robado el corazón. Sueño, cada día, desde el 25 de diciembre que salimos de casa, con llegar a esos 8848 metros que nos separan del cielo, pero la avaricia no sirve de nada en la montaña. Nunca hay que ir en contra de la naturaleza; eso es algo que he me ha quedado grabado durante toda mi carrera en la que he vivido momentos muy difíciles: si no quieres que la montaña acabe contigo, no acabes tú con ella; respétala y cuídala. Por ello, aunque yo me sienta muy fuerte física y psicológicamente, el invierno no ha dado tregua, el fuerte viento nos tiraba al suelo y la previsión de los próximas días es terrorífica. Sin embargo, no hay duda de que ha sido la expedición más especial de mi vida, en la que me he sorprendido a mí mismo, y en la que hemos conseguido que el mundo de la montaña y el alpinismo tenga un seguimiento que me emociona. Además, sin ninguna duda, la guinda del pastel sois todos vosotros y vosotras, que os he sentido en cada minuto como si fueseis mi familia, apoyándome en cada logro y en cada momento complicado. Os prometo que volveré a la montaña que me ha robado el corazón de la manera más pura. Os quiero».
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