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robert basic
Jueves, 9 de julio 2015, 01:10
Antes de que comenzara a jugarse la última Final Four de Colonia, que se llevó el Barcelona, la organización comenzó a vender entradas para la edición de 2016, que también se disputará en esta ciudad alemana. Abrieron las taquillas con un año de antelación y ... resulta que en un abrir y cerrar de ojos despacharon más de 12.000 localidades. Todavía se puede consultar el comunicado oficial en el que se informaba de la gran respuesta del público y de que se han reservado 2.000 tickets para las aficiones de los cuatro clubes que lucharán por el título en el espectacular Lanxess Arena. Una vez más, el lleno y el espectáculo están garantizados en el país que trata al balonmano como una religión, el segundo deporte más popular tras el fútbol. Ante esta demostración de adhesión y fidelidad uno solo puede sentir envidia y a la vez pena por lo que ocurre en los despoblados pabellones de la ASOBAL, que en la pasada liga han registrado una media de 1.333 espectadores por partido.
Ya sé que es perverso comparar una Final Four con una competición doméstica, en este caso la ASOBAL, pero sirve para ilustrar a la perfección lo ocurre en la liga española. Los jugadores que se ganan la vida en la Bundesliga suelen competir ante 15.000 espectadores, pabellones llenos, sea cual sea su tamaño, mientras que aquí solo asisten y resisten los más fieles y los incondicionales de un deporte que se desangra por la imparable fuga de sus talentos. Esta es la realidad y tampoco hay indicios de que la situación vaya a cambiar a corto o medio plazo. Hace unas semanas me interesé por los datos de asistencia a las canchas españolas y gracias al responsable de la cuenta de Twitter Hand Station (@HandStation), que recomiendo seguir, se me ha abierto el cielo. Tenía toda la información que necesitaba y los números... los números son elocuentes.
Una de las principales conclusiones es que solo hay un equipo de los 16 que compiten en la ASOBAL cuya media de espectadores supera los 2.000 asistentes por partido. El honor le corresponde al Ademar León (2.623), un club con muchísima tradición y que ha tenido que reinventarse para esquivar la quiebra y competir de nuevo en condiciones. En el segundo lugar aparece el Villa de Aranda (1.741), que cuenta con una hinchada entregada y fiel, mientras que el tercer lugar en el cajón le corresponde al Naturhouse (1.607). Los navarros de Anaitasuna figuran en una meritoria cuarta posición (1.565), justo por delante del Puerto Sagunto (1.469) y los ya descendidos MMT Seguros Zamora (1.453) y Juanfersa Gijón (1.361).
¿Y el Barcelona?
Estos son los siete pabellones con más asistencia del público en la ASOBAL. También los hay que no llegan a 1.000 de media, como el Guadalajara (761), Puente Genil (861), Benidorm (918) y Ciudad Encantada (945). Hay que subrayar que algunos de estos aforos tampoco son grandes y que, por tanto, cubren las necesidades básicas de los que se interesan por el balonmano. ¿Y qué pasa con el Barcelona? El mejor equipo del mundo, el que acaba de clausurar una campaña con siete títulos y que cuenta con una constelación de estrellas en sus filas, tampoco consigue atraer a gente a las gradas. El Palau acredita un pobre promedio de 1.060 espectadores por choque, lo que le coloca en el puesto número once. Es decir, solo existen cinco canchas con peor afluencia del público que la blaugrana. De todos modos, comprar una entrada o sacarse un abono para ver cómo los tuyos aplastan a todo bicho viviente gusta al principio, pero luego se convierte en rutina y aburre. Y la falta de rivales fuertes es otro de los factores que deslucen a una ASOBAL que perdió su brillo hace tiempo.
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