robert basic
Jueves, 18 de junio 2015, 15:51
Después de ganar siete títulos con el Barcelona esta temporada, incluida la Champions de Colonia, Nikola Karabatic vuelve a ser noticia por un asunto que arrastró su imagen por el barro hace tres años y que ahora se está juzgando en el Tribunal Correccional de ... Montpellier. El mejor jugador del mundo, junto a otras quince personas, entre ellas su hermano Luka, está acusado de haber amañado supuestamente un partido cuando vestía la camiseta del Montpellier y de haber apostado unos 100.000 euros en contra de su equipo. La estrella del Barça siempre ha defendido su inocencia y, de hecho, su pareja, Géraldine Pillet, le exculpó durante su declaración del pasado lunes y reconoció que ella sí lo hizo sin que él supiera absolutamente nada. También se jugó unos euros la novia de Luka, Jennifer Pray, porque las dos entendieron que el conjunto francés tenía "cuatro bajas importantes" y decidieron apostar en contra de sus chicos. Ganaron mucho dinero porque el modesto Cesson-Sévigné se impuso al ya campeón galo por 31-28.
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Ahora será la Justicia la que determine si Karabatic ha tenido algo que ver en este turbio asunto y el proceso se prolongará durante un par de semanas. Todo resulta un poco extraño y cuesta creer que un tipo que lo tiene todo fama, éxitos, reconocimiento público y una cuenta corriente muy solvente decida jugarse su prestigio por un puñado de euros. El grupo se llevó unos 200.000 por su acierto apostador, una bicoca si se compara con los ingresos del internacional galo. Entonces estaba en uno de los conjuntos más potentes de Francia, había venido del Kiel alemán, donde pasó cuatro temporadas, y gozaba de golosos contratos publicitarios. Ahora cobra medio millón en el Barcelona y está a punto de cerrar su traspaso al PSG, que le convertirá en el jugador mejor pagado del mundo. ¿Cuánto? Lo que quiera. El club parisino tiene el presupuesto más alto de Europa, unos 15 millones de euros, y no tiene ningún problema en dar a la estrella nacida en Serbia lo que pida.
Karabatic atravesó por momentos muy delicados a raíz de las acusaciones por amaño y apuestas ilegales y hasta pasó una noche en la cárcel tras su arresto, que dio la vuelta al mundo. Su permanencia en el Montpellier era insostenible y el jugador se marchó al modesto Aix-en-Provence, entonces penúltimo en la liga gala y recién ascendido a la máxima categoría, para fichar finalmente en 2013 por el Barcelona. "Sé que no hice nada. No amañé el partido. Estoy tranquilo", dijo en más de una ocasión este pedazo de jugador, el más completo del planeta balonmano. Ataca y defiende, posee recursos ilimitados, lanza obuses y es un auténtico líder. Se vio en el último Mundial de Qatar, donde guió a Francia hacia el oro.
Brillante palmarés
La sombra de Montpellier le persigue por mucho que haga o haya hecho en la pista, lugar en el que se siente la persona más feliz del mundo. Cuando se coloca delante de su vitrina ve dos oros olímpicos, tres Mundiales, tres Europeos, tres Champions, siete Ligas francesas, cuatro Bundesligas, dos ASOBAL y diecinueve Copas y Supercopas repartidas entre Francia, Alemania y España, además de ser proclamado dos veces el mejor jugador del mundo (2007 y 2014). Él insiste en su inocencia, la defiende con uñas y dientes, y en unos días se pronunciará el juez, tal vez la semana que viene. Los que le conocen le ven incapaz de traicionar al deporte que adora y que le ha dado todo, al igual que él ha brindado innumerables tardes de inolvidable balonmano. Nikola Karabatic, un jugador con mayúsculas.
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