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Javier Bragado
Jueves, 4 de agosto 2016, 00:48
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Ruth Beitia (Santander, 1-4-1979) saltó el listón de los dos metros, pero tres nulos en los intentos de 2,03 m impidieron que se colgara una medalla olímpica. Anunció su retirada, abandonó los entrenamientos y se ... dedicó a todo aquello que no podía antes. Su eterno entrenador, Ramón Torralbo, esperó al momento preciso para animarla a regresar. Actual subcampeona mundial en pista cubierta y campeona de Europa al aire, la cántabra aspira a mejorar el cuarto puesto olímpico.
¿Su medalla europea es un paso a tener en cuenta para Río?
Hombre, por supuesto. Es un aval de felicidad, de tranquilidad, de hacer una buena marca, de hacer un triplete histórico y de sobre todo de cara a llegar a los Juegos Olímpicos.
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Incluso intentó saltar dos metros. Aunque no lo logró, ¿se ve saltando esa altura?
Es difícil después de ganar una competición intentar una buena marca. Pero lo quise hacer. Aparte, el estadio estaba volcado y me apetecía continuar saltando. Hay que aprovechar las oportunidades y me encontraba bien. Los tres saltos fueron bastante buenos sobre dos metros y con la sensación de que hay saltar alto. Fue una buena forma y un buen lugar para intentarlo.
¿Necesitará dos metros para medalla en Río?
No lo sé, pueden ocurrir muchísimas cosas, no depende solo de la marca. Puede influir el tiempo, que llueva, que haga viento, muchos factores. Pero son los Juegos y eso son palabras mayores y habrá que estar en unas alturas altas.
No es una altura muy habitual para usted.
Que nunca he saltado dos metros no lo diría yo. En todas las temporadas últimas he saltado dos metros.
Lo que sí es habitual es que usted siempre es regular, siempre mantiene la misma línea.
Ese planteamiento me gusta más. Además, al Europeo iba con buenos resultados porque había ganado dos 'Diamond League', pero tampoco había hecho una buena marca. Había tenido problemas con el tiempo, había saltado en países nórdicos y había llovido, hecho viento. Y en las demás competiciones también he tenido bastantes problemas con el viento. Saltar 1,98 (metros) en el Campeonato de Europa dice mucho porque soy experimentada y dice de una saltadora que sigue divirtiéndose y que sigue haciendo su trabajo, que no deja de ser de dos personas porque mi entrenador se lleva el 50% se lleva para lo bueno y para lo malo y es tan ganador de esa medalla como yo.
Supongo que se lo preguntan mucho, pero ¿cuál es el secreto de su longevidad?
Con 37 (años), la ilusión de ir a entrenar cada día es la ilusión de ese sueño de la medalla. La vida me dio una segunda oportunidad. En Londres quedé cuarta y dejé el atletismo. Después me pudo el gusanillo, mi entrenador con su motivación me permitió volver a entrenar y todo lo que estoy haciendo suma. Eso es lo que me mantiene con vida deportiva.
¿De verdad se retiró?
Durante esos dos meses no paré quieta, hice cosas que por contratos publicitarios y becas normalmente no te permiten hacer por posibles lesiones. Patiné, hice descenso de barrancos, escalada, senderismo... y cuando volví a entrenar tres meses después fue fantástico.
¿Mejor incluso de lo esperado?
Sí, sí. Fue con la sensación de que la vida me había dado una segunda oportunidad independientemente del resultado. Sobre todo, sin ningún tipo de presión. Al contrario, disfrutando al máximo. Si lo llego a saber antes me hubiera subido al carro.
¿Cambió de rutina?
Como he dicho en muchas entrevistas cambié la carrera después del Europeo de Praga en que no me sentí nada cómoda. No dominé la pista, estaba como desbocada, no me salían dos carreras iguales. Decidimos que iba a intentar saltar de parado. Mi vida cambió, empecé a saltar de parado y mis resultados han sido muchísimo mejores. Es el único cambio que he podido hacer porque lo demás ha funcionado siempre bien y para qué cambiar lo que sale bien.
Habrá visto también cambios en el atletismo español en estos años ahora que no está de vacas gordas.
Al contrario. No sé si habrás visto el último Europeo. Que no estemos de vacas gordas con ocho medallas y 20 finalistas me parece una pregunta osada. Está mejorando muchísimo a nivel del salto de altura y muchísimas de las promesas se han hecho realidades. El cambio ha sido espectacular y muy positivo.
Quizás que se haya colocado unos Europeos en una fecha extraña ha alterado los resultados habituales.
Está en el calendario. Las fechas eran las que eran. Antes era cada dos años, ahora cada cuatro. Es una competición más.
¿Ha preparado un discurso especial para hablar con el listón en Río?
No lo sé. No soy consciente ni de que hablo con el listón ni de que sonrío, ni de que chasqueo la mano de atrás. Es algo que sale innato y cada vez que me veo me gusta. Sobre todo en este Europeo. Cuando gana Bolt pone los brazos uno doblado y otro estirado. Cuando yo daba la vuelta de honor y en los últimos saltos la gente estaba inclinada hacia adelante y moviendo los dedos. Me hizo muchísima ilusión.
¿Espera que las condiciones para su prueba en Río la favorezcan?
Como buena cántabra la humedad funciona bastante bien en mí. Si llueve, también funciono bastante bien. También estoy acostumbrada a saltar con calor. Al final, las condiciones que vayamos a tener las vamos a tener todos por igual. Con 37 años ni me preocupa ni me termina de preocupar.
¿Qué supondría la medalla para usted a estar alturas?
Todo (ríe). Es la consecución del sueño, el único que nos queda por cumplir en el mundo del deporte.
¿Y un punto final?
Eso me lo quedo para mí. Hasta que el cuerpo aguante y que aguante bien como ahora. De nada sirve si no voy a pasar a una final, si no voy a ser competitiva. No vuelvo a decir que lo dejo ni de palo.
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