De izquierda a derecha, Amaia Gorostiza, Layhoon Chan, Ana Urquijo y María de la Peña.
Fútbol

Pioneras en el yermo

Amaia Gorostiza, nueva presidenta del Eibar, es la quinta máxima dirigente de la historia en Primera y se enfrenta a la responsabilidad de gestionar el equipo más humilde de la categoría en un mundo dominado por los estereotipos

Iñigo Crespo

Jueves, 26 de mayo 2016, 00:59

Un equipo de fútbol no es hoy muy diferente a una empresa convencional. Los activos se traspasan, la gestión es rigurosa, la imagen de la marca es determinante y las cuentas mandan por encima de todo. En el deporte rey, sin embargo, se ha impuesto ... durante décadas el estereotipo de que los hombres debían gobernar los clubes porque entendían mejor el juego, por mucho que las pizarras tácticas se encuentren a años luz de las tablas de contabilidad o las decisiones administrativas. De hecho, el papel de las mujeres como presidentas de entidades futbolísticas se reduce casi siempre a momentos de una grave crisis estructural. Amaia Gorostiza, nueva presidenta del Eibar, tendrá desde hoy la ocasión de acabar con esa idea preconcebida desde su sillón en el equipo más humilde de Primera.

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La empresaria eibarresa, que busca lograr la unidad en el Consejo tras la marcha de Álex Aranzabal, tiene cuatro antecesoras que podría emplear como espejo en su nueva aventura en la élite del fútbol. La más reciente es Layhoon Chan, la mujer de confianza de Peter Lim en el Valencia. El magnate tiene total confianza en las decisiones de la dirigente che y ha delegado por completo en ella. Aunque la última palabra pertenezca al empresario de Singapur, Chan ha demostrado una gran capacidad de mando en las empresas donde ha ejercido como consejera. McLaren, Thomson Medical, Meriton y otras 18 compañías han tenido a la empresaria asiática en su junta directiva. En sus manos está, además, la cartera multimillonaria de inversiones de Lim, que maneja con diligencia.

Gorostiza, sin embargo, será la máxima responsable del Eibar y el principal rostro del club hacia el exterior. A su favor tiene el deseo de la junta directiva de remar en la misma dirección, un balance saneado y el hito de dirigir al club armero en Primera. Conoce de cerca el fútbol porque tres de sus cuatro hijos lo practican -uno de ellos, Jorge Bengoechea, juega en el Basconia- y forma parte de la estructura organizativa de la entidad azulgrana desde noviembre de 2014. Ese grado de responsabilidad le asemeja más a sus dos precedentes más cercanos en el plano geográfico, más que a la presidenta del Valencia.

El Athletic y la Real

Ana Urquijo y María de la Peña tomaron las riendas del Athletic y la Real Sociedad, respectivamente, en el momento de mayor crisis insitucional de ambos clubes. La expresidenta rojiblanca accedió al cargo tras la dimisión de Fernando Lamikiz, muy golpeado por el 'caso Zubiaurre' y la zozobra deportiva del club. En su segunda temporada (2006-07), de hecho, el conjunto rojiblanco se salvó con 40 puntos, sólo uno por encima del Celta, el último equipo que descendió a Segunda. Tras aquel ejercicio de funambulismo sobre el abismo, Urquijo decidió no presentarse a las elecciones de 2007 y fue reemplazada por Fernando García Macua.

La homóloga de Urquijo en la Real Sociedad tuvo que enfrentarse a uno de los episodios más dramáticos de la historia blanquiazul: el descenso a Segunda en 2007 tras casi 40 años consecutivos en la máxima categoría. La inestabilidad en el club donostiarra era absoluta y su desgobierno lo condujo a un huracán incontrolable que incluso puso en jaque su futuro. De la Peña renunció a su cargo en noviembre de 2007, cinco meses después de su nombramiento. Gorostiza, que espera desempeñar su cargo hasta 2017, tendrá un clima social mucho más apacible y cuenta con el respaldo de la hinchada, instalada en la gloria desde su ascenso, y del Consejo.

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Pero la presidenta que hizo historia en la Liga española a mediados de los años 1990 fue Teresa Rivero, que dirigió al Rayo Vallecano desde 1994 hasta 2004. La dirigente gozó de la aceptación de su afición durante buena parte de su mandato, hasta el punto de que aprobó cambiar el nombre del Estadio de Vallecas por el suyo propio. El conjunto franjirrojo, además, alcanzó su mejor clasificación en Primera (fue noveno en la campaña 1999-2000 y disputó la Copa de la UEFA -llegó a cuartos- gracias a la bonificación del 'fair play'. Rivero admitía sin remilgo que no tenía «ni idea de fútbol», y que había sido ama de casa hasta alcanzar la presidencia del Rayo.

Todos los casos que preceden a Amaia Gorostiza en Primera -el Leganés y el Llagostera tienen hoy presidentas en Segunda- se enmarcan en casos excepcionales, ya fuera por la abrumadora crisis de sus equipos o por la excentricidad de sus máximos mandatarios -José María Ruiz-Mateos, en el caso del Rayo-. La nueva presidenta del Eibar, por tanto, tendrá la ocasión de acabar con los prejuicios y cultivar un terreno hasta hoy abrupto.

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