El Atlético enmienda errores y esquiva la crisis a cabezazos

Con un sistema 4-4-2, sin varios baluartes en defensa (ni Diego Godín ni Filipe Luís ni Juanfran) y dejando a Fernando Torres en el banquillo de inicio, el entrenador local Diego Pablo Simeone asistió a un compromiso a la desesperada de sus pupilos. Si la tediosa primera parte invitaba más al bostezo que al jolgorio, y con la novedad táctica de Saúl Ñíguez jugando de central, fue en la segunda mitad cuando ambos equipos precipitaron los acontecimientos.

Era difícil hacerlo peor tras esos 45 minutos inaugurales, sin disparos a puerta y con la afición del Calderón más centrada en protestar un inexistente fuera de juego de Antoine Griezmann o incluso un posible penalti sobre su compañero de ataque Ángel Correa. El aburrimiento y la intranquilidad sólo se cruzaron con un adversario: el belga Yannick Carrasco, quien se convirtió en un soplo de aire fresco para un Atlético que desde su lado izquierdo podía intentar diabluras.

El conjunto eibarrés, acostumbrado a penetrar por las bandas, no halló fórmula alguna para aplicar su estilo ante los rojiblancos. Pero con lo que sí se topó fue con un golpe de fortuna nada más arrancar la segunda parte. Un grave error del 'nuevo' central Saúl, que siendo el último hombre pisó el balón para dejárselo atrás, propició que Sergi Enrich creyera en el gol. El delantero visitante se aprovechó de tal fallo para ceder el balón al excanterano colchonero Keko, quien definió acertadamente en el mano a mano ante el portero Jan Oblak; con un disparo a media altura y junto al palo, se adelantó un Eibar muy eficaz.

Poco le duró la alegría al club vasco, que después de un arreón colchonero se vio atosigado desde los córners. Precisamente un saque de esquina botado al primer palo sirvió para que el defensa uruguayo Giménez entrase totalmente solo y con ímpetu para rematar a centímetros del guardameta 'armero' Asier Riesgo. En un santiamén, el cuadro madrileño le dio la vuelta al marcador con otro cabezazo y en otro saque de esquina. En esta ocasión era Saúl quien se imponía por arriba para anotar el 2-1 y batir a un Riesgo sobrepasado por las ganas de enmienda del central.

Aún quedaba tiempo para una alegría más del Calderón, esta vez más romántica si cabe pues se trataba de uno de sus hijos pródigos: Fernando Torres y su gol número 100 con la camiseta rojiblanca. Lo buscaba desde septiembre y tras meter el 99 justo ante el Eibar. A poco del pitido final del árbitro, Luciano Vietto entró por la banda izquierda para centrar al área pequeña y que 'El Niño' se lanzase al suelo para marcar a placer el 3-1 y redondear su estadística. Además, con ello Simeone logró el centenar de victorias en Liga con su equipo. A base de coraje más que de juego, pero lo consiguió el 'Cholo'.