Igor Barcia
Jueves, 4 de febrero 2016, 00:58
«Feliz por mi primera victoria con el Standard. Feliz de jugar tras ocho meses en la sombra. ¡Gracias a los fans del Standard». Víctor Valdés expresó en su perfil de Twitter una sensación que había olvidado tras quedar marginado por Louis Van Gaal en ... el Manchester United. Este fin de semana, después de tomar la decisión de emigrar de la Premier a una competición sin tanto glamour como es la belga en busca de los minutos perdidos, el guardameta catalán recuperó sensaciones tras sus primeros 90 minutos desde la temporada. Desde que fue titular en la última jornada de la pasada Premier frente al Hull City, Valdés había permanecido inactivo. Demasiado tiempo para un guardameta que necesitaba recuperar sensaciones tras su grave lesión de rodilla y que todavía sueña con estar en la Eurocopa.
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A veces, las decisiones tienen un coste mucho más elevado de lo esperado en un primer momento. Esto se puede aplicar al guardameta de L'Hospitalet, que llegó a jugar 530 partidos con el Barcelona antes de decidir durante la campaña 2013-14 que había llegado el momento de cambiar de aires, de buscar nuevas experiencias. La Premier parecía contar con un atractivo irresistible para Valdés, que decidió no prolongar su contrato con su club de toda la vida. Lo que no esperaba era la jugada que le tenía guardada el destino. El 26 de marzo de 2014, frente al Celta, sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, lo que conllevó seis meses de baja y quedarse sin el Mundial de Brasil. Pese a todo, decidió seguir con sus planes y quedó libre ese verano, tras no renovar.
Valdés se centró en su recuperación mientras quedaba sin equipo, aunque ofertas no le faltaron. La más consistente parecía la del Mónaco, pero finalmente, como era de esperar, recaló en la Premier al ser fichado por el Manchester United. En realidad, en octubre de 2014 empezó a entrenar con el club inglés y fue en el mercado de invierno cuando firmó un contrato de 18 meses, quedando a la espera de una oportunidad a la sombra de David de Gea.
Pero Valdés nunca encontró el favor de Van Gaal. Al contrario, nunca hubo sintonía entre ellos, lo que provocó que el catalán se fuera marchitando primero en el banquillo y esta temporada en la grada. Era necesaria una salida para recuperar la competitividad, las sensaciones, volver a sentirse útil y pelear por recobrar el tiempo perdido con la esperanza de entrar en la convocatoria de Del Bosque para la Eurocopa. El aliento del seleccionador, que no le cerró la puerta en recientes declaraciones, fue el impulso necesario para salir este mercado de invierno hacia un destino sorprendente, el Standard de Lieja. Quizás se pueda pensar que es un paso atrás, pero Valdés busca minutos y allí va a ser indiscutible, que es lo que necesita a sus 34 años.
Por eso, tras la victoria frente al modestísimo Leuven (0-2), donde destacó evitando dos goles en acciones de mérito, no pudo ocultar la felicidad de volver a sentirse de nuevo guardameta. «Feliz de jugar tras ocho meses en la sombra», fue su recado a quien le envió al olvido. Víctor Valdés no ha dicho la última palabra.
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