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Ángel Resa
Miércoles, 8 de marzo 2017, 12:38
Las grandes formaciones políticas reniegan del bipartidismo y más en Estados Unidos, donde chocan las maquinarias demócrata y republicana. Pues desde hace tres años la NBA transita por ahí. Boston, Washington y Toronto pretenden alterar el orden establecido por el que Cleveland se atribuye la ... representación del Este en la final, pero el entusiasmo y buen baloncesto de los dos primeros candidatos no parecen suficiente para derrocar al rey LeBron y su afamado séquito. Lo mismo cabe deducir al otro lado del país. Todas las adivinanzas reservan hueco fijo en la serie por el título a Golde State, pese a la eterna seriedad de San Antonio. De ahí que ambas franquicias favoritas, acaparadoras de los dos últimos campeonatos y aspirantes a extender el duopolio, se hayan reforzado durante el mercado de invierno.
Cavaliers y Warriors apuran el último cuarto de la fase regular con la vista puesta en el oponente y la necesidad de incrementar sus arsenales respectivos con el fin de abatir al que, desde una y otra trinchera, consideran el único enemigo en junio. Alinean, con cuerpos de diferencia, a las dos mejores plantillas. LeBron James, Kyrie Irving, Kevin Love pero también JR Smith, Tristan Thompson, Richard Jefferson, Iman Shumpert. En la otra banda, Stephen Curry, Klay Thompson, el lesionado Kevin Durant que volverá con las eliminatorias, Draymond Green, André Iguodala y además Zaza Pachulia, Ian Clark, Shawn Livingston, David West. Listas kilométricas, ¿verdad? Pues añadan las contrataciones de última hora.
José Manuel Calderón
A California viajaba José Manuel Calderón como tercer base, pero el percance físico de Durant ha dejado al extremeño (ahora en Atlanta) compuesto y sin hipotético anillo. Para cubrir la baja temporal del alero, el veterano y duro Matt Barnes cumple su segunda época en Oakland. La única incorporación a un equipo presuntamente redondo que, sin embargo, padece la crisis transitoria en el tiro de sus dos metralletas automáticas: Curry y Thompson, Zipi y Zape, los splash brothers. ¿Será por dinero?, deben preguntarse en el estado de Ohio. LeBron pidió un «puto director de juego», palabras textuales del inglés, que proporcionara descansos al estelar Irving, el hombre decisivo en la resolución de la última final. Y cuando el monarca reclama, los súbditos que manejan la pasta obedecen. Le han traído a Deron Williams, talento pese a su evidente declive, y agregan los fichajes de un espléndido tirador (Kyle Korver), del alero Derrick Williams y del pívot André Bogut, que apuntalaba hace un año la defensa del ideólogo Green en los archirrivales Warriors.
Pero poco dura la alegría en casa del rico. Concretamente 58 segundos, los únicos que ha jugado y jugará el cinco australiano. Proclive a las lesiones, es el tiempo que tardó su tibia en manifestar la mala nueva con el sonido inconfundible del crac. Aun así queda la impresión de que Cleveland se ha reforzado más que Golden State para la pugna mayor de aquí a tres meses. Eso sí, ambos padecen ahora problemas que se suponen coyunturales. A los Warriors no les entran los lanzamientos exteriores que convertían a un grupo de extraordinarias y diversas virtudes -cortes por la zona, actividad sin balón o una defensa bastante mejor de la que se pregona- en casi inalcanzable objeto de deseo. Durante los cuatro partidos disputados en marzo, el dúo Curry-Thompson ha anotado 25 triples de 89 intentos cuando la normalidad habla de colar otros quince más. Cuando regrese Durant y concite de nuevo la atención de las defensas rivales cabe entender que la parejita de hecho recobrará confianzas extraviadas que se han concretado en derrotas consecutivas con las visitas a Washington y Chicago.
Cuesta creer que un plantillón como el de los Cavaliers dependa aún tanto de su rey absoluto, alero con vocación de uno. James se ha rodeado de tiradores para perfeccionar su creciente afición por el pase. Ocupa el cuarto puesto entre los asistentes, único alero en una tabla cuyos lugares primero, segundo, tercero y quinto (el renacido Ricky Rubio) pertenecen a bases puros. LeBron cada vez involucra más a sus compañeros con entregas duras e inesperadas, pero cada entrada suya en boxes depara parciales adversos y tres fiascos en los cuatro últimos duelos. En cualquier caso, ahora mismo su estado parece mejor que el de Curry y Cleveland se ha armado hasta los dientes pese a la desgracia de Bogut. ¿Pronóstico de verano? Un triple en la quiniela cuyo pleno al quince es cosa del bipartidismo.
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