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LeBron James no se lo cree.
Los dictadores de la bahía

Los dictadores de la bahía

Golden State reivindica el valor de la intendencia y a Iguodala como pesadilla de LeBron para abatir a unos Cavaliers deshilvanados

Ángel Resa

Martes, 7 de junio 2016, 12:02

La NBA ha agotado en la bahía de Oakland los dos capítulos iniciales de su final y encaja muy bien el término devastadora para explicar la hegemonía absoluta de Golden State. Una dictadura de rostro humano que convalida las diferencias que aún separan a ambas ... conferencias. Cleveland se paseó por el Este sin rivales que discutieran un dominio basado en LeBron James, el músculo, la verticalidad y el ritmo. Los Cavaliers reeditan la pugna por el título a la que accedían con el ánimo alto y el cuerpo descansado. Pero dos entregas en el Oracle Arena resultan suficientes para devolverlos a la realidad. Esa que se fundamenta en las distintas calidades del baloncesto. El equipo de Ohio funciona según los impulsos eléctricos de un monarca indiscutible que exige atención a compañeros desorientados y escasos de alma por si les cae algún balón que llevarse a la canasta. 96 minutos de juego, bastantes de basura divina en los que se ha gustado el conjunto de California, muestran las antípodas entre un engranaje casi perfecto y un grupo deshilvanado. A LeBron le están condenando la defensa abrasiva de André Iguodala, la certeza de que el rival dibuja coreografías inalcanzables y la soledad del líder. Hace un año faltaron los lesionados Kyrie Irving y Kevin Love; ahora es como si no estuvieran, decepcionantes ambos en la cita mayor de la temporada.

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