Mike Budenholzer, entrenador de los Atlanta Hawks, ha interpretado el baloncesto más fino de esta campaña
Es tiempo de play off en la nba

Las notas de abril

Desde las matrículas de Warriors y Atlanta hasta el ‘tenemos que hablar con tus padres’ que dice el claustro a Lakers y Knicks

Ángel Resa

Jueves, 16 de abril 2015, 11:18

Hora de repartir las notas de abril después de cinco meses y medio de curso académico en la NBA. Que se vayan situando en fila de a uno los equipos, que hay de todo: abrazos sinceros, palmadas en el hombro, condensaciones del tipo necesita mejorar, ... suspensos que deberán recuperarse en octubre tras mandar trabajo para el verano y hasta cita con los padres porque el comportamiento de algunos alumnos (New York Knicks y Los Ángeles Lakers) incita a expulsarlos del colegio y retirarles la beca. Desde las matrículas de honor (Golden State Warriors y Atlanta Hawks) hasta los ridículos bochornosos de esos alumnos sin remisión caben todos los colores que puede contener cualquier boletín de calificaciones.

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MATRÍCULAS.- Sin duda para la franquicia de Oakland y la representante del estado de Georgia. Los Warriors nos han colgado a los seguidores de este deporte una sonrisa de felicidad permanente que podría incorporarse como emoticono a la galería de los teléfonos móviles. Golde State siempre ha procurado entretenimiento con un baloncesto lúdico y efervescente que alegraba la vista. Su juego de transiciones veloces y tino exterior carecía hasta hace dos años, sin embargo, de la seriedad que requiere un auténtico candidato al título. Por lo demostrado durante este medio año, el conjunto de Steve Kerr se postula como el máximo favorito al anillo pese a la categoría de sus rivales, nada menos que Memphis o Portland en la segunda ronda del Oeste y probablemente Clippers o San Antonio en el duelo decisivo de la conferencia. Al dúo dinámico más atractivo del campeonato (Stephen Curry y Klay Thompson), el cuadro californiano añade por fin defensa y fondo de armario. Es un equipo excelente y precioso. Su éxito, tras la orquesta sinfónica de Gregg Popovich hace diez meses, reconciliaría al baloncesto con lo mejor de sí mismo.

¿Y qué decir de los Spurs del Este? Pues poco más cabe añadir a semejante elogio. Atlanta juega a lo mismo que el modélico club texano Mike Budenholzer, para mí el mejor técnico de la temporada, ayudó quince años al gurú de San Antonio- con hombres de categoría menor. Su filosofía descansa en la circulación de la pelota, el pase por encima del bote, la búsqueda de ventajas para los tiros liberados, los cortes desde el lado débil, el respeto a las esencias, la responsabilidad y el rigor. Los Hawks atacan de libro y defienden con la fe propia de los convictos. Se merecen llegar muy lejos, pero lamentablemente les falta plantilla para competir con buques de gran eslora. Se les intuye en la final de su conferencia, peleando con bravura frente a Cleveland o Chicago. La NBA entronizó su ideario colectivo al designar un mes como mejor jugador del Este al quinteto íntegro de Atlanta. Ese que recitamos de memoria: Teague-Korver-Carroll-Millsap-Horford. Larga vida a los halcones y gracias por los servicios prestados.

NOTABLES.- En distinta graduación, pero oscilando entre el 7 y el 8 alto. Aquí cabe mencionar a Memphis, un equipazo serio bajo el yugo de Marc Gasol que necesitaría algo más para encaramarlo hasta la cumbre de la montaña. Pero la capacidad defensiva de este bloque y su sentido común permiten soñar con cautela. Lionel Hollins realizó una excelente labor en su banquillo y David Joerger ha añadido una pizca de alegría a las señas inmutables de identidad. También notables pueden definirse las temporadas de Portland rival de los Grizzlies en la primera ronda-, Los Ángeles Clippers, San Antonio y Houston, un equipo que transforma cada partido en un concurso de triples. Los Rockets apenas han acusado la cuesta abajo del lesionado Dwight Howard y se encomiendan a su redentor, el barbudo James Harden, un escolta de calidad asombrosa en ataque que disputa a Curry el título de mejor jugador de la campaña regular. Pero permitan que añada un asterisco admirable al boletín de dos conjuntos del Este que se han colado en los play off con el mérito enorme de ganar en la pista lo que les negaban las casas de apuestas. Escribo de Milwaukee y Boston, al mando de Brad Stevens. Y quiero acabar este párrafo con un aplauso sincero a Utah. No alcanza las eliminatorias, pero sus dos últimos meses se merecen el reconocimiento general. Espléndida labor del técnico Quin Snyder y progresión sideral del pívot francés Rudy Gobert.

APROBADOS.- Washington ha cumplido, sin más. Cierto que puede colarse en la semifinal del Este por su enfrentamiento con Toronto, pero el talento de su plantel le exige un compromiso que no parecen mostrar jugadores tan buens como poco fiables. Dallas ha ido de más a menos, purga el envejecimiento de Dirk Nowitzki falla más tiros que antes- y la escasez de su juego interior. New Orleans ha dejado fuera con su estelar pívot Anthony Davis a unos Thunder asolados por las lesiones. Y Brooklyn obtiene el aprobadillo raspado, al que casi se agarra Charlotte. Los Nets padecen el mal de una actitud mansa. Alinean nombres ilustres que parecen volver cuando otros van. El problema no era Jason Kidd, estaba dentro de la cancha porque ni siquiera el muy capacitado Hollins ha logrado encauzar la tibieza del vestuario.

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SUSPENSOS.- Inevitable referirse a dos equipos que, eso sí, pueden presentar las lesiones como pliego de descargos. Pero que los Thunder permanezcan al margen de la postemporada suena mal, incluso con las ausencias consecutivas o a la vez del huracanado Russell Westbrook, la elegancia estelar de Kevin Durant (último MVP) y la intimidación de Serge Ibaka. Minnesota también ha chapoteado en el estanque de la desgracia. Sin Ricky Rubio, Kevin Martin y Nikola Pekovic demasiado tiempo, los Timberwolves decidieron arrojar la toalla desde el rincón del cuadrilátero. Peor me lo ponen en los casos de Indiana, Miami, Detroit y Denver. Según los pronósticos, los dos primeros deberían continuar en vez de acabar abruptamente la campaña. Los Pistons estaban ante la obligación de pelear un hueco en las eliminatorias y los Nuggets prosiguen su peregrinar hacia ninguna parte.

RIDÍCULOS.- A Phil Jackson, el señor de los anillos, le avala un pasado glorioso: seis títulos con Michael Jordan y otros cinco a la vera de Kobe Bryant. Y también ese halo celestial que envuelve a cierta gente. Ya puede fichar agentes libres de categoría para recomponer un juguete carísimo y roto por los cuatro costados. Solo Minnesota ha quedado por detrás de New York entre los treinta equipos del campeonato. La franquicia del Madison Square Garden tiene el dinero por castigo y lo malgasta de un modo lamentable con plantillas sobrevaloradas. Algunos quintetos suyos de esta temporada, como otros de los Lakers, generan sonrojo. Paciencia del santo Job demuestran los veteranos seguidores de la Gran Manzana, que llevan tiempo viendo gusanos corretear por una fruta podrida. En cuanto a Los Ángeles, apunten directamente a la gerencia deportiva, un desastre detrás de otro desde el título de 2010. Primero, Mike Brown en el banquillo; después, Mike DAntoni; luego, un erial de jugadores secundarios.

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CONFIRMACIONES.- Servidor pronosticó que discutirían el título cinco franquicias, tres del Oeste (Warriors, Clippers y Spurs) y dos del otro lado del país (Cavaliers y Bulls). Pues medio año más tarde continúan con la etiqueta de favoritos colgada al cuello. Por el otro extremo de la cuerda hay que hablar de Orlando, Sacramento y Philadelphia. No obstante, los Sixers vienen a confirmar la existencia de los misterios insondables. Nunca un plantel tan malo para la NBA vergonzosa la actitud directiva de debilitar continuamente el equipo- había logrado la hazaña de dejar a dos adversarios por detrás en la tabla. Claro que con la ONG de los Knicks hasta eso puede ocurrir. Es lo que tienen los multimillonarios sin puñetera idea de dónde colocar el dinero con una mínima coherencia.

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