El deporte es una fiesta en el muelle Evaristo Churruca

La propuesta organizada desde la escuela de baloncesto en silla de ruedas ha sido una de las más exitosas. Allí se han acercado varios de los campeones del primer equipo del Bidaideak como Alex Mendiluce y Xabier Iragorri, que han ofrecido consejos a los participantes. «Lo primero que intentan todos es meter una canasta desde la silla, antes incluso de aprender a botarla o coger manejo con el balón», ha explicado Mendiluce, quien ha recordado que en este deporte la cesta está a la misma altura que en el baloncesto ordinario. «También el campo mide lo mismo», ha apuntado. Iragorri ha señalado que lo más difícil para todos los que empiezan es perder el miedo que tienen siempre a caerse. «Se trata de conseguir que la silla sea una extremidad más de su cuerpo», ha explicado.

El joven bilbaíno Alejandro Congil, de 16 años, ha sido uno de los que se ha animado por la mañana a sentarse en la silla de ruedas para practicar con el balón. «Nunca había visto nada de este tema y al principio es complicado, pero cuando te vas acostumbrando está bastante bien», ha detallado el joven tras aprender cómo botar la pelota para que regrese hacia él mientras se impulsa con la silla, o cómo recuperar la pelota haciéndola subir por las ruedas. «Tenemos una escuela de baloncesto en silla con muchos chavales que están formándose y que esperamos que algún día jueguen con nosotros en el primer equipo», ha añadido el presidente de Bidaideak, Txema Alonso.

Talleres de alimentación saludable, ejercicios de calistenia y Afrofitboxing a cargo de la asociación del Casco Viejo KoopSF34, o yoga de la mano de la compañía artística Orekatu, han sido otras de las iniciativas impulsadas para un público de entre 10 y 17 años. Desde el inicio del programa en el mes de abril, más de 400 chavales han participado en la primera edición de este Auzo Active con el objetivo de promover hábitos saludables y fomentar la cohesión social y comunitaria en los barrios.

También para garantizar el entretenimiento de los jóvenes. Este sábado no les ha faltado diversión a Unax Holgado y Lander González, de 12 y 13 años. Después de jugar un partido de fútbol, los jóvenes se han lanzado a la ría para practicar piragüismo. «Ha estado genial», ha asegurado Unax tras volver a tierra, un poco mojado y con una sonrisa detrás de la mascarilla. Primero les han dado una clase rápida de cómo actuar en caso de volcar. «Teníamos que salir de la barca y ponernos encima los dos empujando por el mismo lado», han explicado. Dos monitores de la empresa Bilbobentura han vigilado de cerca toda la actividad. «La ría es como una piscina, las corrientes ni se notan. Personalmente creo que es el lugar ideal para aprender y a la gente siempre le sorprende las vistas que hay de Bilbao desde el agua», ha señalado uno de ellos, Anartz Elías.

El deporte rural vasco también se ha convertido igualmente en un reclamo para muchos jóvenes. Aimar, de 11 años, ha podido ejercitarse con la tronza. «Lo que más me gusta es eso y el hacha», ha defendido. Sus padres, Pedro Marañón y María Fernández, han compartido el entusiasmo por el corte del tronco. «Es que hasta por cómo suena el hacha y cómo huele la madera», han apuntado. Nerea Egurrola ha sido una de las deportistas de la Federación, a cargo de la exhibición. Entre otras modalidades, ha practicado el levantamiento de yunque. «Se han traído varias cosas para que los chavales prueben. Hay tantas modalidades que pueden buscar la que más se ajuste a ellos, pero requiere mucho entrenamiento. Esto no es sólo cosa de fuerza. Se necesita mucha técnica», ha incidido.

Técnica, ingenio y estrategia también son necesarios para practicar el ajedrez. Más aún cuando los jugadores no pueden ver. El entrenador Iñaki Ledesma y el jugador Nicola Lococo, que regresó la semana pasada de disputar un torneo en Marbella, han enseñado a los más pequeños a jugar sin poder ver las piezas. El secreto: un tablero con clavijas donde las figuras quedan encajadas para que puedan tocarlas sin moverlas del sitio. Unas chinchetas en lo alto de las piezas negras ayudan a diferenciarlas de las blancas, y símbolos en braile localizan las distintas filas y columnas. «En Bizkaia hay unas veinte personas federadas a nivel ONCE, pero también hay gente que está federada en la de videntes y otros en la de adaptados», han explicado.