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Xabier Garmendia
Viernes, 8 de marzo 2019, 00:40
Acusaciones cruzadas y denuncias de amenazas, llamamientos «a armarla» e incluso temerarias persecuciones en plena carretera. El ambiente en el sector vizcaíno del taxi está cada vez más crispado por una guerra que enfrenta a una compañía implantada en Getxo con el resto de ... asociaciones del territorio. La emboscada que un grupo de encapuchados tendió a un conductor hace una semana en Berango ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha sacado a la palestra las hostilidades que existen en el seno del gremio. Todos los agentes implicados reconocen un escenario de «hastío y máxima tensión».
La tormenta ha estallado a raíz de las crecientes sospechas de que el ataque a un asociado de Teletaxi Bilbao con bates de béisbol y un espray de gas pimienta en una zona apartada y en plena noche fue premeditado por conductores de la competencia. No en vano, el lugar en el que se produjo el incidente el pasado viernes está precisamente en la zona donde reside el conflicto desde hace tiempo: la Margen Derecha y Uribe Kosta. Es ahí donde presta la mayor parte de sus servicios Élite Bizkaitaxi, la organización que denuncia haber sido «criminalizada» por el resto de compañías vizcaínas en un comunicado de repulsa a la agresión.
Las disputas entre taxistas por un territorio no son nuevas, pero la ley vasca, que entró en vigor en 2000, marca claramente lo que cada uno puede hacer. Según el texto, todo servicio debe iniciarse en el municipio que corresponda a la licencia del vehículo. Sin embargo, se enumeran varias excepciones relativas a pueblos en los que no haya ningún permiso concedido, zonas de régimen especial -en Bizkaia, hay una en el aeropuerto de Loiu y otra en la Zona Minera- y servicios contratados que comiencen en otra localidad, pero que acaben en la que consta en la autorización.
Élite Bizkaitaxi y el resto de asociaciones vizcaínas se acusan mutuamente de estar incumpliendo «de forma sistemática» esa norma; sobre todo, en Getxo y sus alrededores, donde concentra sus licencias la compañía «señalada», que no está adherida a la Federación Vasca del Taxi por las discrepancias con su política. Ahora conductores de los otros servicios denuncian estar padeciendo «una campaña de hostigamiento» con amenazas y riñas de tráfico cada vez que se acercan al área para cubrir un servicio «legal». Su crispación ha llegado a tal extremo que en las últimas horas se ha tenido que aplacar algún que otro llamamiento a «reaccionar», compartido a través de llamadas y mensajes telefónicos.
Esos chóferes confiesan tener «miedo» ante las actitudes «mafiosas» que denuncian, mientras que los responsables de Élite Bizkaitaxi desmienten «rotundamente» cualquier participación en actos violentos o de acoso. «Estamos estupefactos con esta cascada de acontecimientos que estamos viviendo. Nos quieren machacar para poder hacer lo que ellos quieran. Nos iría mejor si cada uno nos metiéramos en nuestros asuntos», manifiesta José Ignacio López, vicepresidente de la asociación. El representante dice no tener constancia de ningún episodio protagonizado por sus asociados y se compromete a investigarlos si los hubiera. Lo que sí confirma es que seguirán avisando a las autoridades cada vez que detecten a un conductor de otro servicio incumpliendo la ley. «Tienen la osadía de coger clientes en nuestras propias paradas. ¿Cómo no vamos a actuar?», lanza.
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