La plaforma vasca de víctimas del amianto, prohibido en España desde 2002, se ha concentrado frente a los juzgados de la calle Barroeta Aldamar de Bilbao para denunciar la «epidemia» de enfermedades derivadas del amianto como resultado del «desprecio de las empresas a cumplir ... con las enfermedades preventivas», especialmente en relación a las actividades profesionales. Durante el año 2019, contabilizaron 30 muertes en Euskadi «a causa de la exposición laboral al amianto asesino». Uno de los portavoces de la asociación, Patxi Kortazar, asegura aun así que estos son solo los casos conocidos por la asociación y que se calcula que apenas suponen el 10%.
Publicidad
Los afectados volvieron a denunciar el tortuoso proceso judicial al que se tienen que enfrentar para exigir justicia y compensación por los daños causados. Él, por ejemplo, tardó 7 años en los juzgados bilbaínos, con el coste económico y psicológico que supuso para su familia. Hay ocasiones en las que cuando se les reconoce el derecho, la víctima ya ha muerto. Y en otros casos, las empresas para las que trabajaban ya han desaparecido y deben conformarse con las prestaciones de la Seguridad Social, motivo por el que piden que se constituya un fondo de compensación por parte de las mutuas aseguradoras y la Seguridad Social que contribuya a mejorar la calidad de vida de la víctima. «Pero el cáncer derivado del amianto es mortal y la vida no tiene precio», advierte una de las afectadas que se ha concentrado en Bilbao.
La plataforma de víctimas advierte que asiste 7 nuevos casos al mes solo en Bizkaia desde el año 2007. El juzgado de lo Social número 1 de la capital vizcaína ha acogido a las nueve de la mañana un nuevo juicio de otro afectado por mesotelioma pleural, que reclama en concepto de daños y perjuicios 320.000 euros a las empresas para las que trabajó como calorifugador. Trabajó toda su vida para las empresas Atefrisa, Kaefer, Itasa e Itasa Naval, ahora desaparecidas. El Instituto Nacional de la Seguridad Social ya reconoció al hombre las prestaciones derivadas de enfermedad profesional. Las empresas eran contratas de Iberdrola, Petronor, Izar, Repsol y Unilever.
Donde padeció una mayor exposición, asegura, fue cuando trabajó en las centrales térmicas de Santurtzi, Pasajes y en la central de Lemoiz, cuyas tuberías y depósitos estaban revestidos de amianto. Todas eran de diámetros muy amplios y debían revisarlas con placas, así que tenían que cortarlas y ajustarlas. Además, acudían a la refinería de Somorrostro para aislar tuberías y depósitos, a los astilleros Izar el aislamiento de los motores, y en Unilever (Agra) realizaban el mantenimiento de depósitos. Todos estos trabajos implicaban una manipulación directa de fibras de amianto sin protecciones respiratorias, según ha denunciado su abogada en la vista.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.