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Cada mañana, a eso de las siete, Jon Guajardo revisa en su móvil, a la vez que desayuna, la situación del hospital de Galdakao. Se fija en la ocupación de las camas, la actividad prevista en los quirófanos, consultas y salas de pruebas, el estado ... de las Urgencias o las posibles incidencias surgidas en las últimas horas. Se hace una composición de lugar de cara a comenzar una nueva jornada en el centro que dirige desde 2013 y en el que ya estuvo como director médico entre 2003 y 2010. El hospital cumple este próximo jueves 40 años de actividad. Cuatro décadas en las que tanto el centro, como la sanidad y la sociedad vasca han cambiado mucho.
- ¿En qué se nota ese paso del tiempo?
- Para que te hagas una idea, en Galdakao empezamos a funcionar con 500 profesionales y ahora somos casi 4.000. Arrancamos con 100 camas y actualmente disponemos de 450 ampliables, si fuese necesario. En cuanto a servicios hospitalarios, pasamos de 14 a 30 y hemos integrado en una misma organización la Atención Primaria y la hospitalaria que se presta en la zona. Hemos crecido muchos en estos 40 años, pero lo más importante es el servicio que hemos dado a la población de esta zona y la cercanía con la que lo hemos hecho. Es algo que nos caracteriza como OSI.
- ¿Un elemento distintivo dentro de Osakidetza?
- Somos personas al servicio de personas. Aquí siempre hemos tenido la sensación de ofrecer una atención más cercana. Eso es algo que se debe a los profesionales que trabajan aquí y que tiene su origen en las personas con las que comenzó su andadura el hospital y en los gestores que ha habido durante este tiempo. Gran parte del equipo médico llegó de Cruces y Basurto. Estaba formado por gente joven, con ganas, pero que, de alguna manera, había tocado techo en sus centros. Aquí llegaron sabiendo que podían construir un hospital que fuese un modelo en gestión y eficiencia y a la vez cercano. Somos un centro inquieto. Es algo en lo que también destacamos. Nunca hemos tenido miedo al cambio y a hacer las cosas de forma diferente, si ello va a aportar una mejora.
- ¿A qué retos se enfrentan tras 40 años de trayectoria?
- El principal es adaptarnos a la situación actual. La sociedad ha cambiado mucho, es más inquieta y tiene más expectativas. Nuestra esperanza de vida, que es el indicador más importante que puedes valorar en un sistema sanitario global, es de las más altas del mundo. Y eso tiene sus pros y sus contras. Vivimos más, vivimos mejor, pero al mismo tiempo tenemos una demanda y necesidades mayores en el ámbito sanitario. Durante estos años el crecimiento poblacional de Euskadi no ha sido proporcional al aumento de la plantilla que ha tenido Osakidetza, que es entre 10 y 20 veces mayor. Sin embargo las encuestas dicen que existe cierta pérdida de la satisfacción general que había con anterioridad hacia el sistema sanitario.
- ¿Está preparado el sistema para adaptarse a la situación actual?
- Nuestra estructura es fuerte, aunque sí es cierto que podemos tener limitaciones para dar cobertura a esas necesidades en algunas especialidades o áreas concretas.
- ¿Es por falta de profesionales?
- Hablamos de médicos. Los datos nos dicen que estructuralmente no nos faltan profesionales. Lo que sucede es que en este momento no hay posibilidad de hacer contrataciones para cubrir las ausencias por bajas, permisos para cuidados, vacaciones... Esto nos provoca problemas puntuales en determinadas épocas y servicios porque no hay médicos en el paro para poder contratar.
- ¿Este problema se nota más en la Atención Primaria?
- Los centros de salud en general funciona súper bien. ¿Cuándo tienes un problema? Cuando te coincide una o dos bajas en un centro donde hay un médico, dos o pocos. Ahí es cuando se nos produce una situación de crisis que tratamos de paliar. Eso no quiere decir que todo esté mal. En nuestra OSI tenemos 74 centros de salud y consultorios, muchos de ellos en zonas periféricas. Esto nos permite acercar la sanidad a la población como en ningún otro lugar. Pero claro, cuando se producen bajas, el problema es que no tenemos a quien contratar para cubrir esas ausencias. Eso nos obliga a adaptarnos.
- Mencionaba antes la pérdida de satisfacción general de la población con Osakidetza. Usted está dentro del sistema sanitario. ¿Funciona ahora peor?
- Hay aspectos que son mejorables, eso seguro. Pero la sensación que tenemos es que la gente que tratamos en los centros de salud o en el hospital, en su mayoría, está satisfecha. Las mayores quejas son por la accesibilidad, que son las listas de espera, y en el caso concreto de nuestro hospital, por los problemas para aparcar.
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- Las listas de espera son un aspecto que se suele poner el foco tanto político como informativo.
- Lo más importante es que las tengas gestionadas. En un sistema público tienen que existir. No es un tema de número. Lo que es importante es que la accesibilidad en cada caso sea la adecuada. El que haya en un momento determinado 100 o 200 pacientes pendientes de operar o de consulta no es tan relevante como que sean atendidos en el momento adecuado. Y este depende de las prioridades y de la gravedad de lo que tenga cada paciente. Es así.
- Pero hay demoras en la atención.
- Son algo puntual en temas concretos y generalmente en los menos graves. Nosotros, por ejemplo, podemos tener una demora en cataratas de 3 o 4 meses. Vale, pero eso no le va a implicar una pérdida de calidad de vida a ese paciente. En los problemas importantes, los que son vitales en las que está en riesgo la vida, como la oncología, las operaciones complejas o la urgencia, los diagnosticamos y tratamos rápido. Eso en otros países no pasa y, en general, estamos en unas condiciones mejores que la mayor parte de las comunidades autónomas.
- ¿Hay otros aspectos a mejorar?
- Además de en la accesibilidad tenemos que poner el foco en el resultado a obtener. Cada vez nos preocupa más que esas operaciones, pruebas, consultas o actividades que hacemos, sean las adecuadas y lo que necesita realmente el paciente. Más aún en el contexto actual en el que se ha incrementado tanto la actividad.
- ¿Qué es lo que más le preocupa al gerente de la organización sanitaria Barrualde-Galdakao?
- Dar una atención adecuada en cada momento. Vemos, por ejemplo, que el cáncer consume muchos recursos. Hemos conseguido evitar la mortalidad de los pacientes en un porcentaje muy alto. Viven más y con mayor calidad. En gran medida el cáncer se ha convertido en una enfermedad crónica, pero al mismo tiempo eso acarrea un montón de actividad subsidiaria. Tenemos pacientes que hace 20 años se nos habrían muerto y que ahora están vivos. Pero eso implica muchas pruebas, TAC, revisiones, cirugías, terapias... Eso supone mucho esfuerzo en recursos de personal, tiempo y económicos. A veces, como ciudadanos, eso es algo que no valoramos suficientemente.
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