Un demonio azul pasea por Bilbao

La suya es una historia que comienza con su padre, Blue Demon, toda una institución en su país como lo es El Santo. Curiosamente junior no supo hasta los siete años a qué se dedicaba el mayor de esta dinastía de luchadores. Lo descubrió de sopetón. «Mi mamá iba conduciendo, mi papá de copiloto y yo iba jugando detrás. De repente empezaron a golpear el coche y cuando levanté la cabeza ya no era mi papá sino Blue Demon», rememora.

Pronto se le metió el gusanillo en el cuerpo, aunque su debut en la arena tuvo que esperar hasta 1985. Se estrenó en Tijuana como Blue Demon Jr., aunque no era la idea que tenía en mente. «De joven nunca pensé en ser luchador y, cuando lo pensé, nunca quise hacerlo con el nombre de mi padre. Al principio mi mamá se tomó medio mal que me metiera en la lucha libre». Decidió continuar con el legado de la máscara azul porque «era una manera de darle las gracias a mi papá por lo que hizo por mí y por mi familia», aunque reconoce que «no ha sido fácil» seguir con la tradición.

Debutó junto a él y entonces se dio cuenta «del peso del nombre, de la máscara y del personaje». Ver un auditorio lleno con un público que le comparaba con su progenitor fue difícil. «Las comparaciones no fueron sencillas, no durante una noche sino durante años. Cada vez le vas haciendo menos caso. Cuando falleció mi padre (en 2000) ya no tenían con quién compararme».

En México la lucha libre «es la representación de la sociedad en un deporte, la lucha del bien y el mal». El público desconoce cuál es el rostro que se oculta tras la máscara de todos los protagonistas. Al 'pequeño demonio azul' le cuesta separar al personaje de la persona. «De repente estoy sin la máscara y actúo como si fuera Blue Demon Jr. y al revés. Pero somos dos seres totalmente diferentes. Por ejemplo, la persona tiene miedo a las alturas y el personaje no», reconoce.

Dentro de dos años cumplirá cuatro décadas de carrera. Ese día se retirará del ring. «Uno se prepara para entrar y ser, pero nadie está listo para dejar de ser. Es difícil dejar el aplauso y la admiración del público, pero cuando me retire pasaré a ser una leyenda». Considera que su paso por la lucha libre ha sido «benéfico porque he aportado algo al deporte».

Hace años recibió una propuesta de la WWE -la lucha libre en Estados Unidos-, pero rechazó la oferta porque «ellos hacen telenovela, todo está escrito y actuado. Hubiera sido mucho más famoso, pero me hubiese quedado sin mi nombre, sin la trayectoria y sin todo lo que mi padre un día hizo».

De Bilbao dice que le gustan los negocios que pasan de padres a hijos. «Llegas a un café y es el local heredado de familiar a familiar, y eso culturalmente es muy bonito», recalca. «He visto que aquí todo es Athletic, hasta en la carta de un restaurante», asegura sorprendido. Esta noche verá rugir San Mamés. Lo hará a través de su máscara azul. Estén atentos. Un demonio azul se pasea por la ciudad.