Salvador Rueda es más que el director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona. Encaja bien en la imagen que se suele tener de un gurú de algo. En este caso, de la movilidad y la planificación urbana. Tanto, que la Fundación Smithsonian le ... ha proclamado como uno de los nueve pensadores innovadores a nivel mundial a los que prestar atención en 2019. Viaja por todo el mundo y este miércoles ha estado en el SUM de Bilbao hablando precisamente de lo suyo: de cómo la planificación urbana condiciona la movilidad.
- ¿Sobran coches?
- Debemos asumir que el vehículo privado tiene los días contados. Vamos hacia un modelo de movilidad como servicio, con artefactos que serán compartidos, como el coche autónomo.
- Eso aún parece ciencia ficción. Antes, ¿hay que restringir el acceso de los coches a las ciudades?
- Es el sector que más gases emite en el mundo, y luchar contra ello des urgentísimo. Va a traer cola. Pero ya estamos tardando en restringir su uso. En cuatro días nos preguntaremos cómo hemos tardado tanto en hacerlo.
- Mucha gente necesita conducir para ir a trabajar, o al hospital...
- Por supuesto que hay que permitir usar el coche. Pero ahora el problema es que se usa de un modo irracional, incluso cuando no es para nada eficiente.
- ¿Cómo forzar a la gente para que lo deje en casa?
- Tocando el bolsillo.
«Luchar contra el vehículo privado es urgentísimo y va a traer cola»
«Hay que recuperar la calle como espacio de reunión, como ágora donde se junta la gente»
- ¿Peajes para entrar en la ciudad?
- Es una de las medidas, pero no es democrática porque, al final, te encuentras con una ciudad llena de vehículos de alta gama, de gente a la que no le importa pagar. A mi juicio es mejor incrementar el precio de la OTA.
- También penaliza más a quien menos dinero tiene.
- Pero aquí también se restringe el tiempo, no es sólo una cuestión económica.
- Son decisiones difíciles de tomar por parte de los políticos.
- Claro. Pero en Vitoria se ha hecho. En ciertas zonas se ha multiplicado por tres el precio de la OTA. Incluso se presentaron 23.000 firmas de vecinos contra la medida, pero salió adelante porque había compromiso. Ahora todos están contentos.
- ¿Y qué se hace con toda la gente que tiene que llegar en coche a la ciudad? Habrá que poner parkings disuasorios. Y no valen los de pago, que por el mismo precio cualquiera entra hasta el centro.
- Son necesarios, pero tienen un recorrido limitado porque tienen que tener cerca una parada de transporte público de alta capacidad. Lo que hay que hacer de verdad es llenar las ciudades de gente, crear un entorno amable y habitable.
- ¿Cómo?
- Ganándole terreno al coche, liberando espacios que ahora ocupa el tráfico. ¡Pero si hasta hay ordenanzas municipales que prohíben jugar a los niños en la calle!
- Usted propone las 'supermanzanas': utilizar para el tráfico el perímetro de varias manzanas, y sacar los coches de su interior.
- Son células urbanas que suponen la solución más eficiente porque se libera un 70% del espacio ocupado por los coches reduciendo únicamente un 10 ó 13% el tráfico. La clave para diseñarlas es que se tarde el mismo tiempo en recorrer una supermanzana en coche que una manzana normal a pie. Además, es importante reducir el número de plazas de aparcamiento.
Repensar la red
- Todo eso funcionará si hay un sistema de transporte público solvente, ¿no?
- Claro. Hay que tener una red que, además, debe ser repensada teniendo en cuenta el espacio público. Ahora, todo está condicionado por el diseño que imponen los coches, que se han comido otros derechos. Debe ser posible hacer cosas en la calle, que vuelva a ser el ágora, un espacio de reunión, donde la gente pueda juntarse, cambiar sellos... Lo que sea. Se trata de algo más que hacer zonas peatonales.
- ¿Y quien viva fuera?
- La red de transportes públicos debe estar engrasada, acomodada, y ha de ser el elemento clave para el acceso a la ciudad. Eso es lo que hace equitativo el sistema. Que vivas en el centro o en la periferia, tengas las mismas opciones de desplazarte.
Un compromiso con el sello de Bilbao
Este jueves se va a firmar la Declaración de Bilbao, un documento en el que entidades públicas y privadas se compromenten a llevar a cabo una serie de acciones que pretenden frenar el cambio climático. Por supuesto, mediante el fomento de la movilidad urbana sostenible. Se trata de estimular la cooperación público-privada, articular normativas 'verdes' en las administraciones e investigar tecnologías no contaminantes. La firmarán el alcalde Aburto; el alcalde de Estrasburgo, Roland Ries; el presidente de Petronor, Emiliano López; el presidente de la asociación de municipios vascos (Eudel), Imanol Landa; el teniente de alcalde de Bilbao, Alfonso Gil; y el director general de Mercedes Benz en Vitoria, Emilio Titos.
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