Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión
Magui, tras ganar el último campeonato europeo de musculación, con el anillo y la diadema de vencedora. Luis Ángel Gómez

«Dejé de luchar contra mi físico al hacerme culturista»

Sacrificio ·

Magui Parra, monitora en un gimnasio de Bilbao, acaba de ganar el campeonato europeo de musculación en su categoría, y aspira al Olympia, «el Mundial del culturismo»

Sábado, 14 de octubre 2023, 00:34

Magui Parra fue una niña fuerte, incluso gordita. Nació en San Felipe, capital del estado venezolano de Yaracuy hace 34 años y a los 5 ya iba a ballet, «la base de todo», que le enseñó «disciplina y constancia». A los 14 empezó a hacer ... pesas. «Una de las cosas que me llevó al culturismo fue pelear contra mi físico porque quería ser delgada. Anhelaba tener unas piernas y brazos finos y un vientre plano, la imagen de belleza que nos han transmitido». Pero supo convertir un complejo en un gran potencial. «Dejé de luchar contra mi cuerpo y vi que era una ventaja coger masa muscular rápido y fácil. Mi vida es el ejercicio», proclama. Ahora, Magui acaba de ganar el campeonato European Championschip en su categoría, Figure, y aspira a cumplir su sueño ya como profesional, de participar en el Olympia, «el Mundial del culturismo», de donde han salido figuras tan reconocidas como Arnold Schwarzenegger.

Publicidad

Se licenció en Educación en Venezuela y ejerció como profesora de Secundaria. Casada con Eder, con quien tiene un hijo de 16 años, hace cinco decidieron emigrar. «No había medicinas ni comida y podías estar una semana sin luz ni agua. Lo hicimos sobre todo por el niño. Allí para él no había futuro». Contrarios al régimen, solicitaron asilo político y llegaron a Bilbao, donde «he encontrado mi lugar en el mundo. Me encanta cómo son ustedes. Me he acoplado muy bien».

Ante la dificultad para homologar sus títulos aquí, Magui trabaja como monitora en un gimnasio del barrio de Miribilla, donde da clases multifuncionales, de bodypump y zumba. No ha regresado a Venezuela y sus padres la visitarán en breve.

Después de la cuarentena, en 2021, decidió hacer caso a los que le preguntaban constantemente si competía al ver su escultural cuerpo. Lleva marcados todos los músculos, hasta los que no se saben ni que se tienen. Luis Antonio Gutiérrez, su «preparador, coach, guía», «ve lo que tú no puedes ver porque siempre crees que estás mal. Necesitas que alguien desde fuera te diga 'tienes que trabajar más el dorsal, el glúteo o el femoral». Desde entonces, ha ido escalando puestos en distintas competiciones.

Publicidad

«Llevas el cuerpo al límite. No es saludable, pero sólo lo hago una o dos veces al año»

Para el último campeonato, celebrado en Alicante el pasado 15 de septiembre, se ha estado preparando durante un año, con un método de «cargas y descargas». «Es más importante la alimentación que el entrenamiento», sentencia. Comienza con la «etapa de volumen», «es la más importante porque ahí construyes una musculatura de calidad». Debe coger «hasta 10 kilos de peso» comiendo «proteínas, como pollo, e hidratos de carbono, arroz, pasta, avena, y frutos secos sin pasarte con la grasa». En los cinco últimos meses antes de la competición, buscan una «definición progresiva». El objetivo es «conservar y marcar la masa muscular perdiendo grasa», así que baja los kilos que antes había subido. El alcohol y el azúcar están proscritos porque anulan el efecto de los entrenamientos y dormir bien resulta fundamental, lo que le obliga a llevar una vida muy sacrificada. «No me tomo ni un café con leche y el agua no puede ser alta en sodio».

La parte «más extrema» llega al final, cuando apenas comen «pescado blanco y huevos». Entre cinco y dos días antes del gran día tienen que eliminar el agua de su dieta hasta casi no probar ni una gota «para dejar al músculo sin glucógeno». «Para mí es lo más duro, pasas mucha sed». Y el remate es que cuando ya están «secos», comen para hinchar el músculo. La noche antes de la competición, cenó pizza con helado, pero sin nada de líquido. Magui es consciente de que ésta no es una práctica «saludable». «Llevas el cuerpo al límite, llegas como enfermo, pero sólo lo hago una vez o dos veces al año».

Publicidad

«Fatigar el músculo»

Madruga mucho. Se levanta a las cinco y media de la mañana para hacer «dos horas de 'cardio' caminando en lugar de correr para resguardar la masa muscular». Entrena «por sensaciones», no tanto por kilos. «Lo más importante es fatigar el músculo, no levantar más peso».

«El día de la tarima», como llama ella a la competición, les pintan el cuerpo con un tinte y con brillo para que luzcan bronceados y «sin imperfecciones». En su categoría, «musculada pero femenina», sólo tiene que realizar cuatro poses, de frente, de perfil y de espaldas. El tacón no puede superar los 13 centímetros y el bikini luce minimalista. Ganó entre otras 16 participantes y se llevó dos medallas. Le colocaron además una banda, una diadema y un espectacular anillo. «Mi marido decía que jamás me había visto esa sonrisa».

Publicidad

Magui tiene que escuchar «comentarios» de su físico, sobre todo de ellos, como que «parezco un hombre» y cosas similares, pero «no me afectan». «Mi familia y mi marido me apoyan y a mi me compensa, me genera felicidad».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad