«No dejaba de revolverse y decía que estaba armado con un cuchillo»

«Yo estaba ya fuera, pero cerca del colegio, cuando me avisaron de lo que pasaba», recuerda este agente, que se encontraba con su hijo, alumno del centro. Uno de los padres había observado al sospechoso y cuando vio que estaba robando carteras y móviles, aprovechando el descuido que propicia el barullo de un patio de escuela a la salida de clase, «dio un grito de alarma». El ladrón fue rodeado con rapidez por varias personas, «y cuando yo llegué, que estaba al lado y no tardé nada, ya estaba inmovilizado. Me identifiqué como ertzaina y me puse encima».

En la fotografía del suceso se aprecia que tanto los menores como sus familias parecen seguir el episodio con tranquilidad e incluso con indiferencia. «Al principio sí que hubo algo de alteración, como es lógico. Es un sitio lleno de niños y familias. Pero todo fue muy rápido y el individuo fue retenido enseguida. Lo que hizo la gente fue llamar para pedir ayuda», tanto a Ertzaintza como a la Policía Local, que recibieron varios avisos simultáneos. «Cuando llegaron las patrullas, otro compañero, también padre de alumno, y yo, estábamos con el sospechoso, que no podía hacer nada». Aunque se empeñaba intentar incorporarse y escapar. «Se revolvía y repetía que tenía un cuchillo. Intentaba asustarnos para que le dejáramos marchar».

En realidad, no lo tenía. Lo que sí llevaba encima eran «varios móviles y carteras» que había conseguido sustraer en su merodeo por el patio de la escuela. Alguna de ellas, sin que su propietaria se diera cuenta hasta «que se la devolvimos. Todo fue tan rápido que no le había dado tiempo a mirar si le faltaba algo o no». El sospechoso fue detenido por agentes de la Ertzaintza y resultó ser un delincuente habitual, conocido de la zona y de unos 43 años.