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MÁSTER DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL CORREO-UPV/EHU
Domingo, 6 de junio 2021
El puente de San Ignacio es el más reciente de Bilbao, tanto que aún no está operativo, aunque su construcción terminó el año pasado. Se trata de un puente ligado a los proyectos de la isla de Zorrotzaurre. Su estructura es integral, cuenta con ... 75 metros de largo y 28 de ancho. Sin apoyo en el cauce está construido en acero inoxidable y hormigón.
El Puente Frank Gehry es de los más recientes de la ciudad. Fue inaugurado en el año 2015 y tiene por delante un futuro con grandes proyectos vinculados a la isla de Zorrotzaurre. Con una longitud de 75 metros, fue diseñado por los arquitectos Guillermo Capellán y Héctor Beade. Construido en piezas de acero de entre 25 y 75 toneladas, está pensado para sostener el tránsito peatonal y el tráfico rodado. Además es el único con iluminación completa en LED
Se erige sobre los antiguos astilleros Euskalduna, de ahí su nombre. Se construyó para descongestionar los accesos a Bilbao, uniendo la plaza del Sagrado Corazón con Botica Vieja. Inaugurado en 1997, Javier Manterola fue el ingeniero encargado del proyecto.
Construido en una sólida estructura de metal, es el único puente de la ciudad que tiene techada la parte peatonal, y además cuenta con espacio para bidegorri. Las medidas son 250 metros de largo, 27 de ancho y 71 de altura desde el tubo superior hasta la superficie del agua. Tiene una curva que lo caracteriza y que forma un ángulo de casi 90 grados, pero lo más emblemático de este puente es una torre de iluminación de 45 metros. Este puente ha dejado sin sentido la posibilidad de apertura de otros, como el de Deusto, ya que su poca altura impide el paso de los barcos hacia el interior de la ría.
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La construcción de este puente supuso el enlace entre Deusto y Bilbao que traía consigo el crecimiento de la ciudad. Obra realizada por los ingenieros José Ortiz de Artiñano e Ignacio Rotaetxe. Se inauguró en 1936, pero sólo estuvo en pie seis meses ya que fue destruido en la Guerra Civil. El puente se reconstruyó tres años después de la mano de los mismos ingenieros a quienes se unió Ricardo Bastida. Se trata de un puente cuya seña de identidad ha sido su carácter levadizo, algo que se utilizó con asiduidad hasta la década de los setenta. Para poder construir este puente basculante el arquitecto municipal de la época, Ricardo Bastida, viajó hasta Chicago para conocer los puentes móviles de la ciudad y eligió el de la Avenida de Michigan, obra de los ingenieros Bennett, Pihlfeldt y Young, construido en 1920.
Como el puente se abría para permitir el paso de los buques, era necesaria la presencia de un maquinista encargado de la apertura de las hojas. Había días que podía llegar a abrirse hasta en doce ocasiones, algo que afectaba al tráfico rodado. Esta acción se realizaba en una garita que aún puede verse en la acera norte.
Al ser reconstruido tras la Guerra Civil, no se le nombró como Puente de Deusto, sino que se le llamó Puente del Generalísimo y no fue hasta 1979 cuando recuperó su nombre anterior. Este puente fue escenario de las protestas y enfrentamientos con la policía que tuvieron los trabajadores de Euskalduna en defensa de sus puestos de trabajo ante el cierre de los astilleros. Las protestas se sucedieron desde que se anunció el cierre de los astilleros en 1983 hasta 1988.
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Es uno de los viaductos construidos ya en el Siglo veintiuno. Fue inaugurado en el año 2003 y es el encargado de unir Deusto con el otro lado de la Ría. Tiene una longitud de 142 metros, está recubierto por trece piezas de acero inoxidable de mil toneladas, mientras que su interior es de madera. Cabe destacar que es el único puente de madera de la ciudad.
Cuenta con un total de seis accesos, tres en cada lado. El nombre, Pasarela del Padre Arrupe se le da en honor al sacerdote bilbaíno y doctor en Medicina que fue general de la Compañía de Jesús y como superior de los jesuítas fue testigo en Japón y fue testigo de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima.
Es un ejemplo de los grandes cambios estructurales de Bilbao de la década de los 70, y buscaba solucionar el problema del tráfico en los accesos a la ciudad. La obra de este viaducto metálico, de 24 metros de altura, es del ingeniero Juan Batanero García-Geraldo. Fue el primer puente que hubo en España con sistema de tirantes y uno de los pocos con tablero metálico. Su elevada altura permite el paso de los barcos pese a ser un puente fijo.
Se trata de un puente que ha evolucionado con la ciudad, en gran medida porque junto a él se encuentra el Museo Guggenheim. El arquitecto Frank Gehry quiso incorporar al puente en su conjunto arquitectónico, construyendo al lado izquierdo del viaducto una torre alta con escaleras y ascensores que da acceso al museo. No fue hasta el 2006 cuando se le integró a la estructura del puente el pórtico rojo que se observa en la actualidad, diseñado por el francés Daniel Buren para conmemorar el décimo aniversario del museo.
En su inauguración lo llamaron «Puente de los Príncipes de España» pero nunca se le ha conocido como tal ya que por la zona en la que se ubica ha estado siempre muy arraigado el topónimo «la Salve», por tratarse de la canción que los marineros cantaban a la virgen de Begoña al llegar a puerto justo a la altura donde se encuentra el puente, desde donde comenzaba a visualizarse la basílica.
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Esta pasarela fue un encargo del Ayuntamiento de Bilbao al arquitecto valenciano Santiago Calatrava. El puente se abrió en 1997, destinado a dotar de modernismo a la nueva ciudad que se estaba abriendo paso a la ciudad industrial. Su objetivo es conectar el paseo del Campo Volantín y el muelle de Uribitarte y crear a través de este viaducto amplios paseos entre Deusto y el Guggenheim. El hormigón blanco, acero inoxidable y los vidrios moldeados son los materiales que componen esta pasarela de casi 300 toneladas de peso.
Si tiene un rasgo destacable el Zubizuri es su tablero de vidrio sobre el que pasean los viandantes, incluido así en el diseño con el fin de dotar a la pasarela de aires futuristas. Esto tuvo que ser modificado al provocar caídas entre los viandantes y en la actualidad se ha cubierto con un tapiz antideslizante.
Lo más espectacular que muestra la pasarela se aprecia durante la noche cuando se iluminan las 294 lámparas de luz blanca, que realzan su estructura. El Ayuntamiento de Bilbao autorizó en 2006 al arquitecto japonés Arata Isozaki para la construcción de una pasarela que uniese el Zubizuri con las Torres Isozaki. Calatrava denunció al Consistorio alegando que con esta acción se dañaban los derechos morales de la integridad de su creación. Tras varios procesos judiciales el Ayuntamiento tuvo que indemnizar al arquitecto. Calatrava donó la suma a la Casa de la Misericordia de Bilbao.
Surge para dar respuesta al crecimiento de Bilbao, se instaló tras finalizar la Guerra Civil y es producto de un encargo que el Ayuntamiento hizo a los ingenieros José Ortiz de Artiñano e Ignacio de Rotaetxe para que sustituyese el puente giratorio de Perrochico. Como el de Deusto y el del Arenal es levadizo, pero su utilizó en muy pocas ocasiones puesto que en esta época se redujo la actividad mercantil en los muelles de la Sendeja y El Arenal, motivo por el cual se sellaron sus hojas a finales de la década de los setenta.
Cuando abrió el puente se le nombró como «Puente de Begoña» por ser el enlace con este barrio. En su reconstrucción tras la Guerra Civil se le denominó el Puente del 'General Mola', en recuerdo al militar sublevado. Por último se le llamó como se conoce hoy día Puente del Ayuntamiento.
Es el puente por el que la ciudad dio el salto a la otra orilla de la Ría y al igual que el del Ayuntamiento ha sufrido diversas transformaciones. El puente del Arenal se construyó en 1848 y en un primer momento recibió el nombre de Puente de Isabel II como homenaje a la reina que venció en la primera guerra carlista. Según el historiador bilbaíno Teófilo Guiard Larrauri, en este punto ya existió un pequeño puente de madera, pues así lo reflejan los ingresos de la villa en 1567 cuando aparecen pagos a Ortuño de Ugarte, carpintero, por el arreglo de esta vía.
El primer puente, el de Isabel II fue diseñado por Antonio Goicoechea e inaugurado en 1848, tras llevarse a cabo una de las obras punteras de la época para su construcción. El primer puente metálico que se construyó en la ciudad fue elaborado por la recién creada Fundiciones Santa Ana de Bolueta. La modernidad se hacía presente mediante sus cuatro pilastras de piedra que sostenían la superficie levadiza para facilitar la navegación de los barcos. Un puente, como el resto, fue destruido por la Guerra Carlista. En consecuencia se levantó uno nuevo, esta vez de piedra, obra de A.Ibarreta y que de nuevo otra guerra tumbó, esta vez la Guerra Civil. Se levantó de nuevo al final de la contienda. En aquel momento fue llamado el «Puente de la Victoria» hasta que en 1980 adoptó su nombre actual.
La destrucción del último puente dio paso a una nueva vía que comunicaba de nuevo las orillas de la ría. En sus comienzos ejercía la misma función que en la actualidad, con lo que es el puente que miles de bilbaínos cruzan cada día ya sea caminando, en bici, coche o autobús. Este puente está montado en vigas rectas de hormigón armado que sujetan los más de veinte metros de ancho.
El Arenal era una playa, un espacio en el que la ría iba depositando arena que con ayuda humana se rellenaba. Era en este espacio donde los pescadores atracaban los barcos hasta que a partir del S.XV se ganó terreno a la ría para hacer los primeros ensanches. Hasta este momento al tratarse de un muelle de atraque de barcos pesqueros se desarrollaban en esta zona diferentes oficios en su mayoría por mujeres. Así teníamos, cargueras, rederas, sirgueras…
Si algo deja claro el recorrido por los puentes del botxo es que como consecuencia de las guerras o riadas, muchos de ellos han sido reconstruidos en varias ocasiones. El de la Merced se situaba en un primer momento cerca del convento franciscano del mismo nombre. Junto a este existió uno de madera demolido y construido de nuevo siguiendo el diseño de piedra y ladrillo que realizó el ingeniero Ernesto Hoffmeyer. Tras la Guerra civil hubo que levantarlo de nuevo, esta vez solventando la diferencia de nivel que presentaban ambos márgenes. Se consiguió gracias a una solución constructiva basada en vigas rectas de hormigón armado montadas al aire sobre túbulas metálicas.
En sus inicios fue levantado por los Franciscanos que pretendían unir el Convento de San Francisco, situado al otro lado de la Ría, con el resto de la Villa. La primera construcción la hicieron en 1737. Se trataba de un puente de piedra, pero fue desbordado por una crecida de la Ría. Se volvió a construir uno nuevo años después, esta vez de manos del arquitecto de moda de la época Alejo de Miranda, puente que también fue arrasado por las tropas napoleónicas.
En 1828 fue sustituido por un puente colgante sobre cadenas, diseñado por Antonio de Goikoetxea, que fue destruido porque no soportó la oxidación. Tras todas estas construcciones, derribos y nuevas construcciones finalizan tras la Guerra Civil, cuando se construye de nuevo el puente, esta vez de hormigón. En un primer momento se le llamó «pasarela del coronel Ortiz de Zarate», pero tras la dictadura pasó a denominarse «Puente de la Ribera».
Hablar del Puente de San Antón es hablar del Puente viejo y Puente Nuevo. Es el primer puente que se construyó para unir ambas orillas de la Ría, más antiguo que el propio Bilbao, pues existía antes de la fundación de la Villa por Don Diego López de Haro en 1300. Por este motivo es el puente más emblemático de la ciudad. Cabe destacar además que hasta finales del S.XIX era el principal acceso a la misma, convertido así en punto de vital importancia ya que Bilbao era el principal puerto mercantil y San Antón el paso obligado para el comercio con Castilla.
Existe constancia de su reconstrucción de madera en 1334, por lo que el que se conoce en la actualidad no es el original. No fue hasta 1463 cuando se sustituyó por uno de piedra. La iglesia con la que comparte denominación no existía cuando se realizó esta primera construcción; en su lugar se encontraba un alcázar defensivo, delante del cual se encontraba este paso que se asomaba a los portales de la Ribera.
Reconstrucciones: El puente más significativo para los bilbaínos tuvo que ser reconstruido varias veces como consecuencia de diversas riadas, lo que ha hecho que su ubicación actual no sea exactamente la misma que tuvo en un primer momento, cuando se situaba donde hoy se encuentra el mercado de la Ribera.
San Antón se destruyó en 1882, para hacer un nuevo puente, en esta ocasión unos metros más arriba coincidiendo en la actualidad con la puerta trasera del templo que lleva el mismo nombre. Diseñado por el arquitecto Ernesto Hoffmeyer, era similar al que vemos hoy día y fue demolido durante la Guerra Civil. Al término de la contienda se volvió a construir de nuevo por Ernesto Hoffmeyer y Pablo de Alzola. Así, el puente actual es de principios del S.XX aunque ha logrado mantener su carácter histórico sin grandes concesiones a las modernidad.
Carácter histórico: Se trata de un puente de traza gótica que tenía dos arcos de altura desigual con una estrecha calzada y un trazado en cuesta, donde su punto más alto se situaba junto a la ría. La trazada gótica se mantuvo cuando se elaboró el puente nuevo, donde la prima la piedra como elemento constructivo y los dos arcos con los que ya contó en un primer diseño se rebajan, además cuenta con una calzada más amplia. Tiene dos lobos incrustados en piedra. Estos animales son símbolo de buen presagio, al menos así lo cuenta la leyenda en la que Jaun Zuria mató a dos lobos cuando iba a la batalla en la que se proclamó primer señor de Bizkaia.
Para pasar por este vial que daba acceso a la villa había que pagar un impuesto que los portazgueros se encargaban de cobrar. Por otro lado, durante el S. XV se realizaban ajusticiamientos, uno de ellos muy arraigado era el empozamiento que consistía en atar una piedra al cuello del condenado y arrojarlo al agua. Es tal la importancia que tiene este viaducto para los bilbaínos que aparece en el escudo de la ciudad y en el del Athletic.
Esta pasarela se creó para la canalización y desvío del río Nervión a su paso por la Peña y la Mina del Moro, un proyecto que ya estaba planificado pero que las inundaciones de 1983 aceleraron. La obra fue ejecutada por la Confederación Hidrográfica del Norte de España y llevó consigo la desaparición de la isla de San Cristóbal, isla que servía de apoyo a una pasarela metálica que comunicaba La Peña con el barrio del Paseo de los Caños. El paseo que se reconstruyó tras las inundaciones con lo cual aún cumple con su función.
Este enorme viaducto va destinado únicamente al tráfico rodado, une la A-8 con el barrio de Bolueta. Se inauguró en 1995 y fue diseñado por los ingenieros Juan José Arenas de Pablo y Marcos Pantaleón. Está montado en hormigón armado y compuesto por 28 columnas, de las cuales doce se apoyan en un arco de 40 metros de altura. Su superficie, compuesta por cuatro carriles para el tráfico, está elevada 148 metros sobre la ría del Nervión. El viaducto de Miraflores se asienta en las antiguas minas de mineral de Miribilla, la Silfide y la Malaespera.
Este puente une el barrio de la Peña con Bolueta. En su creación en 1902 estaba destinado al paso del tranvía y fue diseñado por el ingeniero Gabriel Rebollo, de ahí su denominación como Puente del Tranvía de Caños. Las inundaciones de 1983 destruyeron el puente, dio paso al viaducto peatonal que hay en la actualidad, diseñado por el ingeniero Carlos Siegrist.
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