Marta, la bilbaína de 'Pekín Express': «Lo más justo es que ganen los aristócratas»

Tampoco aparecieron en pantalla algunos de los momentos más alegres de la bilbaína. «No soy siempre tan competitiva ni tengo todo el rato el pronto que se ha visto en la televisión. Ha habido etapas que me las he pasado cantando», cuenta. Aunque reconoce que en algún problema se ha vuelto «un poco cabra. Al principio mantenía el control, pero a medida que pasaban los programas, la presión era cada vez mayor. Había más roces y más competencia».

Esta noche se conocerá el desenlace del 'reality' de aventuras de La Sexta y ella, que ya sabe el desenlace, tiene unos claros favoritos. «Para mí lo más justo es que ganen los aristócratas por cómo ha ido el concurso. Le pese a quien le pese», asegura. Aunque también tiene muy buena relación con la otra pareja, los primos de Mallorca. «Cuando nos marchamos les dimos nuestros amuletos -cada uno está valorado en 5.000 euros- porque son jóvenes y sabemos que les podría hacer mucha más falta el dinero», explica.

Durante estos últimos meses, sus conocidos y la gente que la ha reconocido por la calle no ha parado de hacerle la misma pregunta: ¿Quién ha ganado? Y la respuesta siempre ha sido similar: «Les decía que no me acordaba. Y tampoco hasta dónde habíamos llegado Giorgi y yo, que no quería que se perdiese la emoción».

De las dos parejas finalistas guarda muy buen recuerdo. De hecho, mantiene una relación estrecha con todos ellos, especialmente con Blanca y Matías. También con Vanessa y Andrea, con las que se emocionó hasta las lágrimas el día en que volvieron a Galicia. Meses después, y ya lejos de India o Sri Lanka, los concursantes han vuelto a hacer reuniones. «Espero que hagamos 35.000 quedadas más, porque me lo paso como una puñetera enana», reconoce.

A medida que avanzaba la aventura, la expareja reconoció en el concurso que su relación había mejorado. «Pekín Express une mucho. Aunque también te puede llegar a desunir, que no se puede olvidar que antes del concurso hay una vida», comenta.

«La albóndiga maldita»

La vuelta a casa, que se vio por televisión hace un par de semanas, fue muy dura para ella. «Volví infeliz. No sabía qué hacer con mi vida. Fue un cambio muy brusco porque allí estaba todo el día emoción para arriba, emoción para abajo... Es una auténtica explosión de endorfina y actividad», explica. Al llegar a Bilbao solo pensaba en una cosa: comida. «Adelgacé un montón porque estoy acostumbrada a comer bastante más. Me quedé 'asquerosa' y débil. La doctora llegó a preocuparse», comenta. Sin embargo, en ningún momento pensó en abandonar. «Había muchos concursantes con ganas de regresar. Yo volvería al programa hoy mismo».

Aunque no todos los recuerdos son especialmente buenos. Si tiene que escoger un «momento para olvidar» a lo largo de los 35 días que pasó en Asia, es inevitable hablar de «la albóndiga maldita». Les tocó comerse un 'veneno', un mejunje nada apetecible por el que Marta sufrió un ataque de histeria. «En ese momento lo pasé faltal, pero después me partí el culo viéndolo», reconoce con una sonrisa.