«Vi 'El Exorcista' con dos años»

«Lo primero que hacemos todos los actores cada vez que nos llega un guion es mirar las últimas páginas para ver si sobrevivimos. He oído que los de Juego de Tronos hacen lo mismo», confiesa. Sabe que a Ofelia, su personaje, la muerte le acecha constantemente. «Si me matan, ¡espero que sea una muerte tremenda!, que haya tanta sangre que el público vomite y los niños se acobarden», bromea con su peculiar humor americano.

Manson se crió en Suecia y a los doce años se mudó a Estados Unidos. En el país de las oportunidades una agencia de modelos la descubrió cuando era adolescente. Aunque lo suyo era la interpretación. La fama le llegó con el papel de infectada zombi. Mucho antes, sus padres ya se habían encargado de plantar en ella la semillita del terror. «Me acuerdo de que cuando tenía dos añitos ellos estaban viendo Thriller, de Michael Jackson, en el salón y aparecí yo. En vez de quitarlo porque era una niña, me lo pusieron una y otra vez. Por si no era suficiente, al poco tiempo me hicieron ver El exorcista», cuenta con una especie de sonrisilla malvada. «Todos tenemos un lado oscuro y nos gusta ver la sangre, pero de manera segura, desde el sofá de casa».

Los trucos de acción también le chiflan, aunque no se considera una experta. «Me suelo hacer un montón de moratones por todo el cuerpo- confiesa-. Una vez me fui con mi marido de fin de semana romántico a Savannah, en Georgia. Llevaba un vestido cortito y se me veían los cardenales. Todo el mundo me miraba, ¡se pensaban que me pegaba! Y yo les decía: ¡Sí, a todas horas! (risas). Me tiré más de una hora tapándomelos con maquillaje».

La anécdota la escucha atentamente su pareja, el también actor David Denman (Anatomía de Grey, The office), que aguanta estoicamente la tarde de entrevistas de su mujer en un pequeño sofá junto a la actriz.

Esta serie es muy multicultural. Donald Trump se echaría las manos a la cabeza.

En Hollywood, si eres de otra etnia te vas a sentir menos importante. Pero no debería ser así. En Fear the Walking Dead da igual si eres negro, asiático o hispano porque estamos todos en familia. De hecho, la mayoría del equipo es mexicano. Y no se ve como algo simbólico, sino como una cosa normal.

Prueba de esta integración cultural es que Manson ya se ha aficionado a las margaritas. «¡Es lo mejor de México! (risas) Hay un bar por aquí cerquita en el que ponen unas riquísimas, os lo recomiendo. ¡Aunque cuidado porque son afrodisiacas!». Por su carácter bromista -«hago tonterías para reírme porque soy como una niña»- es la payasa del grupo. Y se las gasta bien: «Siempre nos ponen ramos de flores en el camerino. Un día cogí los de todos los actores y los puse en la habitación de mi compañera Alycia Debnam-Carey. ¡Se enteraron al cabo de un mes!», se carcajea.