óscar b. de otálora
Martes, 29 de marzo 2016, 17:58
Margarita Landi era una de las periodistas estrellas del semanario 'El Caso'. En la asfixiante atmósfera de la dictadura, era una joven viuda que fumaba en pipa, conducía un descapotable y escribía de crímenes tras haberse dedicado a las crónicas de 'alta costura'. Le obligaron ... a cambiarse el apellido para escribir en 'El Caso'. El motivo: se llamaba realmente Margarita Verdugo y ese nombre era incluso demasiado para un semanario que chorreaba sangre y que convirtió los sucesos en el género más libre del franquismo. La historia de España hasta la Transición está narrada en esta publicación, a la que los censores permitían un crimen a la semana y comenzó costando dos pesetas en 1952. Llegó a tener tiradas de más de medio millón de ejemplares, por las que la gente hacía cola en los kiosko. Pero que las noticias de asesinatos las firmase Verdugo podía parecer una broma.
Publicidad
TVE comenzó hace dos semanas la emisión de la serie 'El Caso. Crónica de sucesos', una recreación de un tipo de periodismo que supuso la lectura obligada de una generación que acababa de dejar las cartillas de racionamiento y dependía del 'parte' y 'el Nodo' para intentar informarse de una realidad que el régimen mantenía oculta tras una capa de caspa, floklore, consignas y mentiras. Para muchos 'millenials', 'El Caso' puede ser un caso de melancolía enfermiza, una inmersión en el tiempo tan lejana como la serie sobre Isabel la Católica o tan fantasiosa como 'Águila Roja'. La serie, en este sentido, ha sido un proyecto personal del actor Fernando Guillén Cuervo -que interpreta al protagonista-, quien ya hace siete años se empeñó en construir una historia a partir de un periodismo que se convirtió en el principal entretenimiento de la generación de la guerra.
Falangista y millonario
El semanario 'El Caso' también fue un empeño personal. Su fundador fue Eugenio Suárez, un falangista, ex miembro de la División Azul y corresponsal de guerra en la Hungría de la Segunda Guerra Mundial. En España adivinó el poder de los sucesos como un contenido editorial que podría convertirse en un negocio floreciente. Como así fue. Suárez publicó el primer ejemplar en 1952 y, avanzados los sesenta, llegó a reconocer que tenía más dinero que el que era capaz de gastar.
Eugenio Suárez era un personaje. Disparaba su pistola en medio de la redacción, tenía un cocodrilo en una pecera y se esforzaba en parecer respetable acudiendo a restaurantes caros de Madrid, empeñado en ser visto entre la nobleza de la capital del Reino. Sin embargo, se le consideraba el director de un periódico «para porteras». Su publicación se alimentaba de los crímenes más horrendos de la posguerra. Convertía las matanzas en temas de conversación.
El primer crimen que aupó 'El Caso' a los altares de la difusión fue el de José Manuel Jarabo Pérez Morris. Este matón y playboy apuñaló a un prestamista, su mujer y su criada, para luego acabar con la vida de otro usurero. Era una historia de chantaje, amantes y golfos. Fue detenido en julio de 1958 y ejecutado un año después. Su juicio fue un acto social al que acudieron como público toreros, coristas y actrices. Gracias a la cobertura de su caso, 'El Caso' agotó todas sus tirada y se convirtió en el semanario más vendido de la España franquista. El día antes de que ejecutasen a este asesino, el fundador de 'El Caso' le mandó una caja de puros, en agradecimiento por los éxitos de ventas que le había proporcionado. Unos años más tarde, en 1965, 'El Jarabo' sería sustituido por 'El Lute'. Eleuterio Sánchez era un gitano que robó dos gallinas y se convirtió, gracias a 'El Caso', en el delincuente más buscado de España. Transformaron en Annibal Lecter a un hombre que no tenía dinero para dar de comer a su familia.
Publicidad
Semidesnudo
Los trabajadores del periódico y el director han contado en más de una ocasión que los problemas con la censura se basaban en tonterías, en anécdotas que los garantes de la Ley y el Orden convertían en barreras infranqueables... que no eran nada difíciles de saltar. Por ejemplo, se les prohibió utilizar el término semidesnudo, así que comenzaron a escribir semivestido. En una ocasión en la que informaban sobre un crimen cometido por una marquesa, la única traba que les pusieron fue que eliminasen de la portada la foto de una mano que la acusada había amputado a su hija. Pero no hubo problemas en mezclar aristocracia y crimen, algo no sencillo en el clasista mundo de la dictadura.
El franquismo, en este sentido, no se enfrentó a los dos semanarios que formatearon el pensamiento de los españoles de posguerra -'Hola' y 'El Caso'- porque nunca supusieron un problema. Todo lo contrario. «Franco permitió 'El Caso' porque el público, leyendo sobre crímenes, no pensaba en política», aseguró el que fuera en su día director de la revista de crímenes, Juan Rada. En este sentido, al 'Caso' se le imputa el haber contribuido a desideologizar a la sociedad de la posguerra, ya que colocaba en la agenda de los españoles temas que no tenían nada que ver con sus problemas cotidianos ni con la dureza de la dictadura. El fundador, Eugenio Suárez, aseguró en uno de sus libros de memorias que su éxito consistió en «hacer un periodismo, duro, exigente, difícil, surgido en la desolación informativa de una coyuntura histórica determinada, que entretenía la curiosidad -morbosa, si quieren- de miles de lectores».
Publicidad
'El Caso' se hundió por la democracia y por la forma de ser de su fundador. La llegada de la televisión y la aparición de publicaciones como 'Interviu' -que fichó a Margarita Landi, la 'Cristiano Ronaldo' de los sucesos- hicieron que su público fuera reduciéndose. De la misma manera, los líos sentimentales de Suárez y el hundimiento del imperio de publicaciones de cine, humor o deportes que había creado arrastraron económicamente a todas sus revistas, incluido 'El Caso'. En 1987 quebró. Sería reeditado hasta 1997 por otro empresario, pero sin la fuerza y la pujanza que le había caracterizado en la posguerra. Para entonces, los sucesos ya no eran lo único que se podía leer en la España de la Transición. La política sustituyó a los crímenes.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.