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nuria rozas
Sábado, 30 de enero 2016, 00:15
Olga Zabalgogeaskoa profundizará mañana en ETB-2, a las 22.30 horas, en los orígenes del exjugador de baloncesto Juanma López Iturriaga.
¿Le ha entrado complejo de detective después del programa?
Ja, ja, ja. Bueno, el apellido es el pretexto para investigar toda la ... historia personal del invitado. Además, en cierto modo, cuenta los orígenes de todos nosotros.
¿Qué protagonista es el que más le ha sorprendido?
Cada familia nos lleva a puntos de partida diferentes... En esta segunda tanda, hay mucha inmigración a América. Y se va a abordar el tema de las inclusas en el siglo XIX, que son lugares en los que se acogía a los niños abandonados. Hay un personaje que no puedo revelar, donde las inclusas van a tener un gran peso.
A raíz de Ocho apellidos vascos todo lo relacionado con Euskadi tiene tirón. ¿Lo han aprovechado?
Este programa es de los que estuvo años en un cajón y con el tirón de Ocho apellidos vascos se puso en marcha. Y un poquito ha venido con ese efecto tractor. Pero obviamente aquí hay investigación, hay un árbol genealógico...
¿Recuerda alguna anécdota con Esperanza Aguirre?
Tiene un punto de frescura. Recuerdo que como es muy católica nos decía: Qué bien ir a San Sebastián porque allí se cantan las misas como Dios manda. No como en Madrid. Pasó los primeros dieciocho años en Euskadi: sus primeros amores, su infancia... Y luego además como eran una familia pudiente iban a todas las regatas y a todos los eventos sociales.
¿Qué historia puede sorprender al público?
Igual la de Mariló. Nos dio un millón de gracias por explicarle su historia familiar. Primero, incluso había pensado en tomarse unos meses sabáticos e investigar sobre ello. Porque hay una especie de sombra en un apartado familiar del que nadie quería hablar. Descubriremos un episodio muy duro de su vida, que lo acepta con resignación.
¿Le pareció un hombre humilde Lucío Urtubia?
Bueno, ¡si le ves, piensas que va a pedir! (risas). Es un genio. Es como un abuelete de pueblo al que le queda hasta un poquito grande la chaqueta. Y además, él con lo revolucionario que es, tiene unos apellidos que nos llevan a unos derroteros que poco tienen que ver con la revolución.
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