Shona Rhimes.

'Anatomía' de Shonda

Rhimes está considerada la mujer más poderosa de la ficción televisiva en EE UU gracias al éxito de series como 'Scandal' y 'Cómo defender a un asesino'

Nuria Nuño

Jueves, 11 de junio 2015, 17:59

La todopoderosa Oprah Winfrey habla de ella como "la narradora de nuestro tiempo". Quien acapara semejante elogio es Shonda Rhimes, guionista, directora y productora de series de éxito. Una mujer acostumbrada a romper con lo establecido, a derribar prejuicios y a mandar, y mucho, en ... un mundo donde los hombres continúan siendo una abrumadora mayoría. Esta afroamericana (Chicago, 1970) ha ido conquistando el mando de la ficción televisiva en Estados Unidos hasta labrarse un espacio de poder que la ha situado en el olimpo de los creadores. Ese privilegiado lugar al que sólo acceden aquellos que triunfan y dejan su sello en todo lo que hacen.

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Quizás a muchos su nombre no les resulte familiar, pero sí reconocerán algunas de sus creaciones. Fruto de su imaginación nació, hace ya una década, la lacrimógena 'Anatomía de Grey', con la que ganó un Globo de Oro a la mejor serie dramática en 2007. Ese mismo año estrenó 'Sin cita previa', otro serial médico concebido en torno a uno de los personajes aparecidos en su primer gran éxito, que permaneció seis años en antena. Ya en 2012, su compañía comenzó a producir 'Scandal', una ficción sobre el poder y un amplio catálogo de asuntos turbios que, de un modo u otro, salpican a la Casa Blanca y al Capitolio. Eso sí, con un tono muy diferente al de la cínica y aclamada 'House of Cards'. Esta fue, además, la primera serie emitida por una cadena generalista protagonizada por una actriz negra (Kerry Washington). Para encontrar la anterior habría que remontarse hasta 1974, año en que Teresa Graves encabezó el reparto de 'Get Christie Love!'. Esta última temporada ha lanzado su más reciente producción, 'Cómo defender a un asesino', que ha obtenido el beneplácito de crítica y público en este curso 2014-2015.

Rhimes, elegida hace un par de años por la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo, se ha visto envuelta en no pocas polémicas. Y es que su controvertida figura provoca amores y odios. Durante las últimas semanas, ha estado en el ojo del huracán. ¿El motivo? Que osó 'cargarse' al personaje masculino principal de su serie más longeva. Los seguidores de 'Anatomía de Grey', el drama hospitalario protagonizado por Ellen Pompeo, aún no se han recuperado de la inesperada muerte de Derek Shepard, también conocido como 'doctor Macizo', que dejó a la audiencia con un nudo en la garganta al despedirse para siempre de los quirófanos del hospital Seattle Grace.

No es la primera vez que Rhimes provoca un trauma entre los seguidores de esta ficción, ya que a lo largo de once temporadas ha dejado un reguero de víctimas por el camino. Eso sí, no llega ni mucho menos al nivel de George R. R. Martin y los guionistas de su 'Juego de Tronos', donde no es conveniente cogerle mucho cariño a un personaje porque cuando uno menos se lo espera le dan matarile. En esta ocasión, la 'malvada' Rhimes ha enfurecido a buena parte de su audiencia. De hecho, lleva varias semanas soportando una oleada de duras críticas e incluso mensajes no muy cariñosos por parte de miles de fans de 'Anatomía de Grey' de todo el mundo, que no se han tomado demasiado bien su decisión de acabar con la vida de uno de los personajes más queridos de la serie.

En ese patio de vecinos en el que a menudo se convierte Twitter, la poderosa Shonda se ha preocupado de responder las dudas de los seguidores, que no dejaban de escribirle reclamándole explicaciones por el trágico desenlace del doctor Shepard. Eso sí, hace unos días, también contestó con cierta sorna a otro fan que le resumió de forma contundente el sentir de muchos otros: "We hate you" ("Te odiamos"). Ni corta ni perezosa, le recomendó que no perdiera su valioso tiempo con mensajes. "¡Ve y haz algo divertido que te alegre!", le aconsejó. Por si acaso, en su biografía en esta red social, Rhimes recuerda a quienes se dirijan a ella que las historias que escribe no son reales. "No me 'tuitees' tu locura", advierte.

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Personaje mediático

Y es que Shonda no es la típica 'showrunner', término con el que en el mundillo de la tele norteamericana se designa al responsable último de un programa. Este suele encargarse de que la serie, creativamente, mantenga una dirección coherente. Tiene tal peso que se le reconoce como productor ejecutivo y sólo responde ante los jefes de la cadena. Además, como es su caso, suele ser también guionista y creador de la ficción. Esa figura no suele ser conocida por el gran público. Sin embargo, Rhimes se ha convertido en todo un personaje mediático que, además, no suele dejar a nadie indiferente.

De hecho, aún colea en Estados Unidos el revuelo que se produjo el pasado mes de septiembre, cuando Alessandra Stanley, crítica de 'The New York Times', dijo de ella que había redefinido el concepto de "mujeres negras enfadadas" en un artículo sobre 'Cómo defender a un asesino', serie protagonizada por Viola Davis, otra conocida actriz afroamericana que, gracias a la varita mágica de Shonda, ha logrado en la tele el protagonismo que le niega el cine, que le suele reservar papeles secundarios. Eso sí, que ha sabido aprovechar, puesto que en dos ocasiones ha aspirado a ganar un Oscar. En la publicación, Stanley ironizaba con la idea de que, cuando Rhimes escribiera su autobiografía, debería titularla 'Cómo ingeniárselas con una mujer negra enojada'. El aluvión de respuestas no se hizo esperar. Revistas, redes sociales e incluso editores del mismo diario salieron a criticar a la crítica, a la que algunos llegaron a acusar de racismo.

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Resulta curioso porque puede que las producciones de Rhimes no sean series de culto, sino más bien 'placeres culpables' que nacen con la vocación de convertirse en productos de masas que representan la diversidad de los Estados Unidos. Una realidad social que ella aborda con naturalidad. Así, por ejemplo, ninguno de sus dramas debate polémicas raciales, pero sí tocan la multiculturalidad o las diferentes opciones sexuales. Aunque, si hay algo característico en sus trabajos, es su apuesta por protagonistas femeninas fuertes e independientes. Una galería de mujeres con carácter en la que sobresalen tres personajes: Meredith Grey, Olivia Pope y Annalise Keating, las 'heroínas' de sus tres grandes éxitos de audiencia.

Todas ellas forman parte del imaginario de Shondaland (Tierra de Shonda), nombre con el que bautizó su imperio televisivo, toda una máquina de hacer dinero. Sus producciones, un imán que atrae a los anunciantes, baten records en todo el mundo y se ven en canales de más de doscientos países. En el suyo, sus tres 'hits' se han convertido en buque insignia de la ABC, canal que reserva tres horas de la tarde-noche de los jueves a esta mujer que manda tanto como Oprah Winfrey. Eso sí, en su caso, en el terreno de la ficción.

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Antes de llegar a este punto de su carrera, hizo una incursión en el mundo de la publicidad. Aunque, cuando se percató de que no era lo suyo, hizo las maletas y se estableció en Los Ángeles para aprender a escribir guiones. Resulta llamativo comprobar que en su bagaje como guionista aparecen títulos tan olvidables como 'Princesa por sorpresa 2' o 'Crossroads', vehículo cinematográfico para 'lucimiento' de una Britney Spears que por aquel entonces estaba en la cresta de la ola. A pesar de esos pasos en falso con los que se abrió camino en Hollywood, su experiencia, esfuerzo y talento confluyeron para que Shonda Rhimes se convirtiera en la primera creadora y productora afromericana que situó una serie entre las diez más vistas de EE UU. Así es cómo empezó a fraguarse la 'anatomía' de esta emprendedora, toda una triunfadora en la jungla de la tele.

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