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Eider Burgos
Jueves, 4 de octubre 2018, 18:22
Que tu álbum debut alcance los número uno de las listas de éxitos y que te inviten a encabezar algunos de los festivales de mayor prestigio del mundo antes de cumplir la mayoría de edad es una cosa. Pero que el fallecido David Bowie te ... bautice a los 16 años como «el futuro de la música» son palabras mayores. Que se lo digan a Ella Marija Lani Yelich-O'Connor (Auckland, Nueva Zelanda, 1996), más conocida como Lorde, que regresa ahora a escena con la veintena recién estrenada y el corazón luciendo sus primeras cicatrices. 'Melodrama' es su nuevo álbum, el segundo, una noche de fiesta y dolor ahogado en copas que sin embargo supone el comienzo de una nueva vida; ahora sola, pero no menos contenta.
Cuatro años han pasado desde que Lorde arrasase en las listas de éxitos con su álbum debut 'Pure Heroine' (2013). Llamaba la atención, no solo por su melenón de rizos y su apariencia oscura, sino por su sorprendente madurez en comparación con los de su edad y otras estrellas del pop juvenil. Convencida feminista, cultivada por una madre poetisa -la neozelandesa Sonja Yelich, premiada en numerosas ocasiones-, y más interesada en el arte y la lectura que en los lujos y las fiestas, su intensidad le valió ser comparada con Lana del Rey, aunque poco tiene que ver con la lángida y enamoradiza diva de Nueva York: sin caer en lo pueril, más que del amor, Ella prefería hablar de la adolescencia, de vivir de forma sencilla ('Royals') o del miedo a hacerse mayor ('Ribs')... hasta ahora.
Reticente a la vida entre flashes y cámaras, Lorde se retiró a su ciudad natal, Auckland, para descansar cuerpo y mente. «Necesitaba estar sola», ha declarado recientemente a BBC 1 Radio. «Sabía que no podía hacer lo mismo otra vez y tenía que adivinar qué era lo que quería contar». El tema le vino solo, cuando a finales de 2015 cortó con su novio de los últimos tres años, el fotógrafo James Lowe. Por primera vez en su vida adulta, la joven se encontraba soltera. Y sobre eso sí merecía la pena escribir. Un torrente de emociones con los que empapeló su cuarto; pequeñas notas con frases, sensaciones, que poco a poco fue entrelazando gracias a su sinestesia. Lorde puede ver los sonidos, para ella cada verso es un color: era cuestión de combinar con gusto.
Lo que obtuvo fue 'Melodrama', un reflejo de las subidas y bajadas de quien sufre un fracaso amoroso, especialmente cuando es el primero, aunque calificarlo como un disco post-ruptura a lo '19' de Adele es pecar de simplistas. Más que llorar por el amor perdido, 'Melodrama' «habla sobre estar sola, con sus partes buenas y malas», defendía la propia Lorde en una entrevista con el 'New York Times'. Estar sola, no solo en el amor, sino en el día a día y en esta determinada etapa de su vida: «Me fui de casa y de repente todo eran preguntas como: '¿Cómo soy cuando estoy sola? ¿Quién soy cuando hago cosas para mí misma?'». Un 'me sobro y me basto' con los que rompe cuatro años de silencio en los que apenas se ha dejado ver más que para una colaboración con el dúo electrónico Disclosure en 'Magnets' y para el lanzamiento de uno de los temas principales de la BSO de la segunda entrega de 'Los Juegos del Hambre', 'Yellow Flicker Beat'. Con uno y con otro ya se intuía: de la niña Lorde poco quedaba.
'Melodrama', un álbum cien por cien confesional, utiliza una noche de fiesta como hilo argumental: una de esas en las que «hay un momento el que ponen un gran canción y estás en éxtasis, pero otro en el que estás sola en el baño, te miras al espejo, te ves mal y empiezas a sentirte fatal», describe la artista. Desde 'Green Light', donde el dolor es reciente y la luz verde para continuar con tu vida aún luce lejos (pero luce), hasta 'Perfect Places', donde la melancolía se mata a golpe de hedonismo. 'Sober', que sigue la línea de conquistar la noche, ve su versión enfurecida en 'Sober II (Melodrama)'; del mismo modo que la balada a piano 'Liability', en la que admite lo difícil que se ha vuelto convivir con ella desde que arrastra la fama, continúa como a altas horas de la mañana en 'Liability (Reprise)'. 'Writer In The Dark' se vuelve reveladora ('siento no haber sido nunca tan buena como tú / odié escuchar mi nombre en los labios de la multitud / hice lo mejor para existir solo para ti / apuesto a que te arrepientes de haber besado a la escritora en la oscuridad / ahora va a escribir y a cantar y a encerrarte en su corazón') y resulta destacable el experimento de seis minutos 'Hard Feelings / Loveless'. Un auténtico lío de noche en la que acabas «muy cansada y borracha» y de la que sufrirás una dolorosa resaca... que al final acabará pasando.
Lo cierto es que tras solo una semana en el mercado 'Melodrama' se ha quedado muy por detrás del éxito de ventas del que gozó su predecesor, 'Pure Heroine'. 'Green Light' como single comenzó por no calar, con un sonido electropop muy distintio al del 'beat' oscuro característico de la neozelandesa. Lejos todavía de poder ser calificado de 'hit', tampoco parece que quiera serlo. Su único estándar, cuenta Lorde, pensar como lo haría el maestro: «Me cuesta hacer algo y no pensar: '¿Qué pensaría David Bowie de esto? Si se lo tocara, ¿qué diría?'», admitía en la radio de la BBC. Aunque ya nunca tendremos respuesta del Duque Blanco, Ella, al menos, está encantada. «Es lo más 'molón' que he hecho nunca».
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