Borrar
Jim Morrison.
Troles sobre el escenario

Troles sobre el escenario

Los músicos también tiene su parte juguetona y utilizan la fama para permitirse 'vaciladas' con su público

mikel fonseca

Miércoles, 17 de mayo 2017, 18:51

Quién mejor que Jim Morrison, cantante de The Doors, para empezar este recorrido por los grandes troleos sobre un escenario. Al Rey Lagarto le encantaba transgredir todo aquello que fuese normativo, lo que le causó más de un problema con el retrógrado establishment americano y su justicia. Si la sociedad yanki no estaba preparada, en 2004, para ver cómo a Janet Jackson se le escapaba un pezón durante la Super Bowl, mucho menos lo estaba en 1969, cuando Morrison, en pleno concierto en Miami, se sacó -presuntamente- la verga de sus estrechos pantalones de cuero y empezó a menearla airosamente frente a los 12.000 hippies que componían su público. Su exhibición vino respaldada por una invitación a la desnudez y el sexo en público que algunos espectadores no dudaron en aceptar. La policía, ante semejante frenesí erotico-festivo, no tuvo más remedio que intervenir y llevarse arrestado a Morrison del escenario. Al 'rey del rock orgásmico', como le bautizó la prensa, le cayó una multa de 500 dólares y seis meses de prisión. La sentencia, no obstante, nunca se hizo firme, ya que Morrison falleció antes del juicio.

El «incidente Miami» fue el más conocido de todos los que han perpetrado The Doors, pero no el único. Solo tres años antes, a Morrison ya se lo habían llevado arrestado de un escenario por narrar los hechos que -presuntamente- habían ocurrido en el backstage: según relató, mientras «entraba en contacto» con una fan en las duchas de los camerinos, un policía se acercó a increparles. Morrison, pura chulería, le contesto que «se la comiese», a lo que el agente respondió con su porra. La venganza llegaría unos minutos más tarde, sobre el escenario, en forma de insultos contra la policía, lo que terminaría con el Rey Lagarto arrestado. Fue puesto en libertad por falta de pruebas.

Para concluir con Morrison, uno de los grandes troles de la música, es necesario recordar su actuación televisada de 1967 en el show de Ed Sullivan, en el que debían interpretar 'Light My Fire' con una pequeña modificación, a petición del propio Sullivan: cambiar el verso 'Girl we couldnt get much higher' (chica no podemos colocarnos más) por 'Girl we couldnt get much better' (chica no podemos estar mejor). Entre bambalinas, Morrison aceptó la propuesta de Sullivan; una vez en el escenario, retransmitiendo en directo para todo Estados Unidos cantó la letra original. Los seis bolos que tenían contratados fueron cancelados ipso facto.

Dejando a Morrison a un lado, pero siguiendo con el tristemente célebre 'club de los 27', otro gran trolero fue Kurt Cobain, quien vivía en una continua relación de amor-odio con el paripé del rock and roll. A Cobain nunca le gustó ser un producto de la estricta y controladísima industria discográfica y le gustaba jugar con sus propias normas. Y sabía imponerlas, costase lo que costase. Septiembre de 1992. Gala de premios de MTV. Nirvana debía actuar, y Kurt Cobain quería aprovechar para estrenar su nuevo tema, 'Rape Me' (Viólame), un descarnado alegato contra el acoso mediático. MTV, evidentemente, se negó: querían 'Lithium', el hit que llevaba semanas en la radio. Kurt, a regañadientes, aceptó. En la mesa de control, todos estaban advertidos de que tramaba algo, y no les faltaba razón. Nada más subirse al escenario, el rubio de Seattle rasgó su guitarra y empezó a cantar «Rape me, rape me». En el control, los técnicos, rápidamente, fueron a cortar la señal. Tarde: Kurt ya había cambiado a 'Lithium', la canción pactada, lo que provocó un corte en la emisión que cualquiera interpretaría como un fallo por parte de la MTV, y no una de las troleadas más brillantes de la historia.

Otra de sus normas era que todas las actuaciones de la banda debían ser en directo. Sin embargo, el programa 'Top Of The Pops', en el que fueron invitados a actuar, tenía por costumbre hacer playback. Tras una dura negociación, Cobain consiguió que su voz fuese en directo y los instrumentos pregrabados. Quedaron conformes, pero en su interior, Cobain tramaba darles una lección. Así que en la actuación, además de tocar los instrumentos de una forma excesivamente inverosímil para recalcar que no era un directo, Cobain entonó 'Smells like teen spirit' con la voz propia de un tenor de ópera. También modificó el primer verso, que rezaba así: 'Load up on drugs and kill your friends (ponte hasta arriba de drogas y mata a tus amigos).

Placebo es otra banda con alergia al playback, y protagonizó un divertido y agresivo troleo durante su actuación en el Festival de San Remo en 2001. Tocaban su tema 'Special K' y clavaron la actuación en falso directo con precisión teatral. De verdad parece que estuviesen tocando en vivo hasta segundos antes de terminar el tema, momento en el que se descuelgan los instrumentos y los lanzan contra los amplificadores mientras aún seguía sonando la música. Molko se despidió entre abucheos y vítores, con una reverencia y una peineta, mientras un miembro de seguridad le agarraba del brazo. «La locura es bellísima», dijo la incrédula presentadora.

Con mucho más humor, los Muse también hicieron su pequeño troleo por no dejarles tocar en directo y de paso, dar un rapapolvo a los periodistas de la cadena italiana Rai. Así, en una actuación para dicha televisión, en el que el playback era obligatorio, decidieron intercambiar las posiciones: Matt Bellamy, el cantante, se convirtió en el batería, el bajista en guitarrista y el baquetas en cantante. Huelga decir que la actuación es hilarante y deja en evidencia que se trata de un falso directo. Pero la broma no acabó con la canción, si no que mantuvieron el cambio de roles incluso mientras la presentadora, ajena a la coña, le preguntaba al (falso) cantante las estereotípicas preguntas sobre su nuevo álbum. Y mientras, en segunda fila, el resto de la banda se mueren de la risa.

Muse también protagonizó, en los albores de su carrera, un divertido episodio en Radio 3. Puede ser que el camerino tuviese barra libre, o que ellos mismos se sirviesen unas copas antes de la actuación en el programa musical de La 2. Sea como fuere, la banda subió al escenario con una cogorza considerable. En medio del tema 'Feeling Good', Matt agarra un micrófono con distorsión y empieza a entonar «Fucking, fucking fucking» (la traducción es innecesaria) mientras se toca la cabeza, posiblemente para evitar que se le vaya más.

La imagen de un concierto con la muchedumbre más pendiente de la grabación que están haciendo con sus teléfonos móviles que de lo que pasa sobre el escenario se está volviendo tan habitual que muchos músicos han expresado su malestar con esta práctica. Entre ellos, los Red Hot Chili Peppers, cuyo guitarrista Josh Klinghoffer decidió aleccionar a su publico en el concierto de Turin de 2016. Comienzan a sonar los primeros acordes de uno de los hits de la banda, 'Californication'. Antony Kiedis entona el primer verso. Sigue con el estribillo. Todo normal. Llega el momento del hiperbólico solo. Klinghoffer empuña su guitarra y la suelta, para sacarse del bolsillo un teléfono y grabar a su atónita audiencia. Lo paradójico es que el momento quedó inmortalizado precisamente por las grabaciones de los fans.

Otro músico al que le molesta eso de que le graben en exceso durante sus conciertos es a Joshua Tillman, más conocido por su alias artístico Father John Misty. El cantante de folk le arrebató el teléfono de las manos a un fan y se grabó mientras actuaba. Eso sí, antes de devolvérselo, arengó a su publico sobre la alienación de los teléfonos, aderezado con su habitual sentido del humor.

Para terminar de momento, porque casos de troles sobre el escenario hay para llenar páginas y páginas, Bruce Springsteen se permitió recientemente lanzar una pequeña púa contra el nuevo presidente de Estados Unidos, en su concierto el pasado mes de febrero en Melbourne. Donald Trump y Malcolm Turnbull, primer ministro australiano, habían mantenido una ácida conversación telefónica poco antes del concierto. Así que el Boss decidió «enviar un mensaje de vuelta a casa» abriendo el bolo con una versión de 'Don't Hang Up' (No cuelgues) de los Orlons, un tema de amor telefónico. Springsteen ya había retado al magnate, asegurando que American Land es un tema sobre la inmigración poco después que Trump impidiese a musulmanes la entrada al país de las barras y las estrellas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Troles sobre el escenario