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Isabel Urrutia
Viernes, 29 de julio 2016, 01:09
Se llama Reginald Mobley y tiene hechuras de jugador de rugby. Te lo imaginas con un vozarrón tan profundo y turbio como las aguas del Misisipi. En resumidas cuentas, uno de tantos intérpretes negros que borda 'Ol' Man River'. Pero, no, lo suyo es ... el barroco y, más todavía, canta con tesitura de voz femenina. Y lo hace con una exquisitez y carnosidad que ha dejado sin aliento al público de media Europa. Es un cantante natural de Miami que aspira a codearse con artistas de la talla de Andreas Scholl, Bejun Mehta, Philippe Jaroussky, Franco Fagioli y Carlos Mena. Los contratenores cotizan muy alto.
Se mueven en un espectro vocal similar al de mezzosopranos o contraltos (los tipos de voz femenina más graves). Hace tiempo que no sorprende encontrarse en la cartelera musical con divos que rozan lo inverosímil a fuerza de técnica, mucha técnica. Todo sea por crear un sonido artificial no es natural sino 'fabricado' que fascina a un buen montón de aficionados.
Fragmento de 'El Mesías', de Haendel, con Reginald Mobley.
Imitan a los 'castrati', pero sin necesidad de sufrir la mutilación de sus genitales. Les basta con ejercitarse y ejercitarse, siempre y cuando dispongan de unas condiciones vocales muy concretas, que favorecen las notas agudas y finas. Querer no es poder. Dicho de otra manera: por mucho que se hubiera entrenado Plácido Domingo, nunca habría llegado a contratenor. Lo cual tampoco es una tragedia. Cada uno se luce a su manera.
Amante del impresionismo
Reginald Mobley ('Reggie' para los amigos) se convirtió en contratenor después de colgar los pinceles. Su especialidad era la brocha fina y se inclinaba hacia el impresionismo. Pero al final se decantó por la música. Con mucho provecho. Se desenvuelve con soltura en las partituras de los siglos XVII al XXI, con preferencia por los oratorios, las odas, los salmos, las cantatas y los réquiems.
Un tipo versátil al que no le gusta disfrazarse y elude las óperas escenificadas. Nada que ver con el argentino Franco Fagioli, un animal de escena que se desboca en cuanto puede. Reggie resulta más sobrio, que no menos arrollador. No hay que perderle de vista. Es un artista de primera fila, muy joven, enrolado en la gira que lidera el maestro inglés John Eliot Gardiner por Europa. Tomen nota: se le podrá admirar en la Quincena Donostiarra (5 de agosto) y en el Festival Internacional de Santader (6 de agosto) como parte del grupo de solistas que protagonizará 'La Pasión según San Mateo', del todopoderoso Bach.
El famoso contratenor argentino Franco Fagioli en la ópera 'Artaserse', de Vinci.
Se trata de una obra magna que contará con los English Baroque Soloists, el Monteverdi Choir y el Coro Easo. Un acontecimiento que, entre otras cosas, permitirá escuchar en vivo y en directo a un artista que ha salido del armario en Estados Unidos y ha soltado unas cuantas verdades. Dice que en su país no se siente discriminado en el mundo de la cultura, pero sí en la comunidad gay. «Entre los homosexuales de América se impone el modelo blanco. Los cabecillas son blancos... Yo ahí no encajo», admite Reggie. Sin atisbo de pena. Todo lo compensa con los aplausos y el trabajo a las órdenes de directores como John Eliot Gardiner. Faltaba más.
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