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Natxo Artundo
Domingo, 19 de junio 2016, 01:57
Medio siglo sobre las tarimas es muchísimo. Y más en el mundo del rock. Pero se puede llegar a esa venerable edad artística con las tablas hechas astillas. Nada más lejos de la realidad de los legendarios The Who, que el sábado marcaron ... a fuego la diferencia con cualquiera de sus compañeros de cartel del Azkena Rock Festival. El hierro candente fue un espectáculo perfectamente diseñado, interpretado y presentado. Así, el público pudo comparar , y asegurar que ya no se la darían con queso, al son de 'Won't Get Fooled Again'.
Una hora y pico antes de eso, el escenario Lemmy Kilmister congregaba a un masivo público, que había empezado a ocupar lugares y a tomar posiciones desde que la anterior artista, Imelda May, pusiera fin a su set sobre la misma tarima. Quienes dejaron de lado las actuaciones de 091 y Fields of the Nephilim tuvieron entretenimiento, con un audiovisual sobre la historia de la banda liderada por Pete Townshend.
Con puntualidad británica, el guitarista, el cantante Roger Daltrey, el poderoso bajista Pino Palladino, el contundente batería Zak Starkey sí, el hijo del beatle con baquetas y el guitarra Simon sí, el hermano de Pete junto con los tres teclistas tomaron la escena. 'I Can't Explain' dio el pistoletazo de salida y desde los primeros acordes The Who demostraron quiénes son. Los movimientos del brazo derecho de Pete Townshend, la presencia vocal y escénica de Daltrey y la potencia del bloque no tienen igual hoy entre los clásicos del rock que aún pueblan los circuitos. Y eso con el concierto que cerraba un bloque de 15 semanas de gira, que el grupo retomará en septiembre.
Tras 'Substitute', Townshend saludó a un público que pudo escuchar cómo el británico aseguraba que él y la banda estaban «felices de estar aquí». Tras cambiar su Fender Stratocaster roja por otra dorada, atacó 'Who Are You', mientras el cantante apoyaba con una guitarra acústica. De nuevo , Pete rasgaba las cuerdas como quien ha pasado demasiado tiempo en la bolera y el grupo sonaba triunfal. Asombroso era escuchar la potente voz de Roger Daltrey que, al terminar la canción, habló de «España, el mejor puto equipo de fútbol del mundo».
Los conocidos temas se sucedían, sin que las melodías más poperas de 'The Kids Are Alright' o 'I Can See For Miles' supusieran ningún ablandamiento del rock de la veterana formación. Y llegó uno de los imprescindibles, 'My Generation', en el que muchos se alegraron de que la frase «espero morir antes de hacerme viejo» fuera sólo parte de la letra, que desembocó en una eléctrica parte final.
Llegó después 'Behind Blue Eyes', oro ejemplo donde el sonido rockero y las armonías vocales convivieron a la perfección. Luego, el respetable pudo corear el estribillo de 'Join Together' o el de 'You Better You Bet'. Y tras el anuncio por parte del antaño astillador de guitarras, tres temas de 'Quadrophenia': 'I'm One' con Pete a la acústica y voz principal, una impactante '5:15' y una épica 'Love Reign O'er Me' con un Roger Daltrey fabuloso y desgarrador.
'Amazing journey', Sparks' y Pinball Wizard' desembocaron en la apoteosis de 'Tommy', con una rugiente guitarra de Townshend. Y antes del tema final sonó poderosa, aplaudida y muy coreada 'Baba O'Riley'. Y muchos se fueron, felices, del recinto. «Después de esto, ¿cómo vas a ver otro concierto?», reflexionaba alguno. Pero, camino de la salida, más de uno se paró a escuchar algún temas de Ramones a cargo de Marky y su banda. Al fin y al cabo, es sólo rock and roll.
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