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Regina Sotorrío
Miércoles, 20 de abril 2016, 16:50
Hubo un tiempo en el que se patearon todos los sellos discográficos que les gustaban, ninguno les quería. Ahora muchas de esas firmas les hacen propuestas para subirlos a su barco, pero ya es «too late», sentencia el bajista Daniel Lorca en un 'spanglish'inevitable ... para quien se ha pasado más de media vida en Nueva York. Así se escribe la historia de Nada Surf, un grupo que cumple 20 años de resistencia en la escena del rock independiente internacional sin un pelotazo comercial si obviamos el bombazo de 'Popular- pero con un repertorio exquisito que moviliza a miles de fans en giras por todo el mundo. El 28 de abril estarán en La Riviera de Madrid, el 29 de abril en el Pazo da Cultura de Pontevedra y el 30 harán parada en el Kafe Antzokia de Bilbao con su nuevo disco 'You know who you are.
Daniel Lorca, el 'cocinitas'de la banda, habla mientras prepara dos tipos de pan caseros uno de «dátiles y nueces», especifica- en su refugio de Ibiza, donde fijó su residencia hace cuatro años. Dejó EE UU cuando volvieron a elegir a Bush por segunda vez. «Me di cuenta de que ya bastaba de estar quejándome, si tengo pasaporte español puedo largarme a donde me salga de los cojones». Desde entonces el guitarrista y cantante Matthew Caws (Mateo, como él le llama), el batería Ira Elliot y él trabajan en la distancia, con intensos reencuentros en el apartamento que Lorca conserva en Brooklyn y en estudios de grabación para dar forma a sus nuevos temas. De una de esas convivencias nace 'You know who you are'(2016), un disco que llega tras un «tiempo sabático» para vivir sus vidas. «He perdido muchos amores por tantas interrupciones y tantas giras. Así es imposible, no entienden que estés siempre fuera», admite Lorca.
La idea original era reunirse para lanzar un primer avance y combinarlo con pequeñas giras. Pero no. Tras un par de 'encierros'en un estudio de grabación de Nueva York, Nada Surf tenía entre manos 18 temas nuevos listos para publicar. «Pero explicarle al mánager que íbamos a sacar un disco doble era imposible, así que tuvimos que escoger diez». Por eso 'You know who you are'suena a un poco de todo lo que ha ofrecido la banda a lo largo de dos décadas, con temas que recuerdan al primer disco y otras «muy modernas». El mayor cambio ha sido la conversión en cuarteto con la incorporación del guitarrista Doug Gillard para ganar en contundencia, y arriesgan al incluir una sección de viento en 'Out of the dark, un tema de melodía alegre que sin embargo habla del Hikikomori, un fenómeno japonés que lleva a muchos jóvenes a decidir recluirse en sus casas tras un problema personal.
Tras 20 años y ocho discos, ya no vale compararles con nadie, ya se hay un 'sonido Nada Surf'pero «con libertad». «Es inevitable que hagamos lo que hacemos, pero nunca nos hemos forzado a nada. Hay muchos grupos que me dan pena porque sabes que tienen la obligación de sonar de cierta manera. A nosotros nunca nos ha importado hacer una canción súper calladita aunque luego seamos súper cañeros», apunta Lorca. Ahí está, por ejemplo, la preciosa balada 'Inside of love'del álbum 'Let go'(2002). Un título ('Déjalo ir) que refleja el momento que en aquel momento vivían como banda.
Debutaron con High/Low (1996), que contenía el éxito 'Popular, de mano del sello Elektra. Con esa misma firma de Time Warner grabaron el segundo, «pero no lo querían sacar, querían hacerlo desaparecer». «Imagínate: un grupo que había tenido un éxito relativo contra una multinacional como eran ellos». Tras dos años y medio de pelea legal recuperaron el disco, pero ya no tenían la manera de distribuirlo. 'The Proximity Effect (1998)'se vendió en garitos y salas mientras giraban de costa a costa de EE UU. «Con lo que ganamos con los conciertos, con las camisetas y con los discos, pagamos un estudio de grabación al llegar a Los Ángeles. ¡Eran todos billetes de uno y de cinco!», recuerda Loca. Y de allí salió 'Let go'(2002). «Fue un disco que hicimos para nosotros. No teníamos sello, no teníamos agente, no teníamos nada. Y resulta que hasta el momento fue el mejor disco que hemos hecho», afirma el bajista.
Desde esa experiencia con Elektra «Sabíamos que firmábamos con el diablo», apostilla-, Nada Surf no ha tenido la tentación de vincularse a ninguna otra multinacional. «Hemos pasado de ser la oveja negra de un sello que no te deja ni sacar un disco, a decirle tú que no te interesa firmar un contrato», comenta entre risas. Al ir por libre, exclusivamente con contratos de distribución para hacer circular el álbum, ellos ya no necesitan vender un millón de discos para sacar el siguiente. «Cada vez que vendemos uno, nos llevamos dinero». De la otra forma, si alguien paga 19 dólares por el CD, el grupo solo recibiría 45 céntimos, deduce Lorca tras hacer todo tipo de operaciones matemáticas para argumentar el resultado. Se le dan bien los números, en su otra vida de 'no músico'trabajó en Wall Street dando clases de hojas de cálculo y otras herramientas a los 'brokers.
Lorca cree que precisamente ese es uno de los secretos de que la banda siga unida tanto tiempo después. «Empezamos ya casi con 30 años y hemos tenido otros curros antes de la banda, yo he trabajado en oficinas 40 horas a la semana. Eres consciente de que hacer música es un privilegio de la hostia y si te peleas por algo, no mandas el grupo a la mierda. Sabes que tienes una suerte de cojones».
A eso se suma que su trayectoria ha sido «muy natural y orgánica», sin sobresaltos, salvo el hit que supuso 'Popular' y a pesar de que sus canciones se han escuchado en series de audiencia internacional como 'Cómo conocí a vuestra madre'o 'The O.C. «Hemos entrado ahí por la retaguardia, porque los directores o los guionistas eran fan. Eso es un ingreso gigantesco para el grupo, eso y los anuncios». Y, aun así, dice Lorca que más de una vez se han negado a poner banda sonora a productos con los que no estaban de acuerdo. «Si mañana nos llama una franquicia de hamburguesas y nos pide 'Popular'a cambio de un millón de dólares los mandamos a tomar por culo. No porque no nos haga falta el dinero, sino porque moralmente para mí es inaceptable», sentencia. Defensor del 'slow food'y amante de los fogones, el bajista aporta a continuación otra clave de la supervivencia del grupo: «Conmigo, Mateo e Ira comen como dioses».
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