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Silvia Cantera
Martes, 16 de febrero 2016, 20:47
La inconfundible silueta de la carátula de su último trabajo se encargó de dar la bienvenida. Un despliegue de luces y de ritmos electrónicos fueron el pistoletazo de salida de una velada especialmente diseñada para los románticos. De hecho, tuvo que hacerse por partida doble por culpa de unos desajustes técnicos que se resolvieron en un par de minutos. Eros Ramazzotti llegó a Bilbao con energía y con intención de dar un plus de marcha a sus temas más melódicos. El dios del amor consiguió enamorar al BEC.
Pese a ser un martes y que el metro dejó de funcionar antes incluso de que Ramazzotti presentase a su banda, el cantante italiano convocó a más de 2.500 personas. La de Barakaldo era la enésima parada de una gira que le está llevando a recorrer 28 países. El domingo, coincidiendo precisamente con San Valentín, actuó en Barcelona. Y a su llegada al BEC comprobó que el 14 de febrero pedía prórroga. Las parejas se hacían notar y se regalaban arrumacos entre tema y tema de 'Perfecto'. El nuevo trabajo de Il bello ragazzo, con aires de folk, fue el protagonista de la primera parte del concierto. 'Il tempo non senté ragione' fue una de las canciones más tempraneras mientras que 'Flor nacida ayer' invitó a soñar. El público no paró de grabar fragmentos del concierto y a crear una suerte de ejército de luciérnagas que se antojaba el escenario perfecto para disfrutar de la noche.
«Gabon, Bilbao». El romano acertó a decir varias frases en euskera aunque sigue sin estar suelto en castellano. Pese a llevar tres décadas grabando en este idioma, aún no domina la lengua de Cervantes. De hecho, no dudó en bromear en plena interpretación de 'Un ángel como el sol tú eres' con la complicación que para él supone pronunciar palabras como 'difícil'.
'Si bastasen un par de canciones' fue el primer gran éxito en saciar el apetito de los nostálgicos. Fue además la oportunidad perfecta para que Joe Leader demostrase que es un auténtico virtuoso del saxo. Empezaban a escucharse suspiros.
Aunque el pabellón estaba lleno de sillas hasta en la zona central de la pista, algunas cuadrillas de mujeres no tocaron su asiento en cuanto comenzaron a escucharse las primeras notas. En la parte final del concierto, nadie recordaba ya que tenía un asiento a unos pocos centímetros. De hecho, los bailes de las seguidoras tuvieron premio. «Sí, tú, ven aquí», le decía Ramazzotti a una fan que se entregaba con cada una de las canciones. Se llevó un par de besos y el orgullo de ser la envidia de todo el Bizkaia Arena. O de casi todo, que las más espabiladas no perdieron la oportunidad de acercarse al rey de la canción melódica, esa que en directo suena un poco más guitarrera.
Desfile de éxitos
'Tra vent' anni' sirvió para que el italiano mostrase su destreza al piano. Consiguió convencer hasta al más escéptico con semejante despliegue de voz. Había llegado el turno de uno de los momentos más íntimos de la noche ya que, tras bromear con las sensuales primeras notas de 'You can leave your hat on', los músicos se acercaron al italiano y lo arroparon para entonar 'Una historia importante'. «Lo hacéis mejor que los de Barcelona», aseguró Ramazzotti cuando las gargantas del BEC se animaron a corear una de sus baladas más emblemáticas.
«En español», pidió una fan desde el graderío. Realmente empezaba a abusar de su lengua materna teniendo en cuenta que sus temas se comercializan también en castellano. Así, en himnos como 'Fuego en el fuego' mezcló ambos idiomas.
Tras marcarse un solo de guitarra en 'Otra como tú' llegó el momento de hacer una apuesta segura con 'Una emoción para siempre' y de 'Belong to You'. En este caso, cambió a Anastacia por la corista Roberta Montanari, que se ganó el respeto del personal.
Como broche final a más de dos horas de baladas y medios tiempos, Ramazzotti eligió 'La cosa más bella'. Estribillo pegadizo con el que cerrar a lo grande un espectáculo en el que el material audiovisual jugó un papel importante. Jugó hasta al fútbol, ya que el cantante chutaba balones y lucía en pantalla grande la elástica de distintas selecciones nacionales como guiño a otra de sus grandes pasiones. El dios del amor hace las maletas para recalar en Madrid tras haber demostrado por qué ha vendido más de 65 millones de discos. Sigue en plena forma y mantiene el tirón entre aquellas jovencitas que soñaban con el primer amor mientras escuchaban sus letras más sentidas. Que se llame Eros no es una simple casualidad.
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