Miguel Pérez
Sábado, 24 de octubre 2015, 22:38
El fallecimiento de Gloria Van Aerssen, ocurrido el pasado jueves en la localidad de Cercedilla, cierra una de esas historias entrañables y fundamentales de la ... música española del último medio siglo: Vainica Doble. Ocasión propicia, por lo tanto, para reescuchar o hacerse con alguno de los once discos que Gloria y Carmen Santonja grabaron a lo largo de tres décadas: algunos de ellos esenciales como su debú de 1971 Vainica Doble, el singular Heliotropo (1973), El tigre de Guadarrama (2000), en el que ofrecen su visión sobre la incipiente movida madrileña, o En familia, su despedida publicada en el año 2000, poco antes de la muerte de Carmen. Quizás el menos representativo de su legado sea Carbono 14, disco forzadamente comercial ideado por El Capi y plagado de colaboraciones como las de Miguel Bosé o Alejandro Sanz con el que la discográfica quiso impulsar su popularidad sacrificando el espíritu del dúo.
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La aventura de Vainica Doble comienza una mañana a mediados de los 60s en una parada de autobús. Carmen Santoja está allí de pie, esperando, silbando una canción. Gloria Van Aerssen se le acerca y empieza a silbar la misma tonada como si se tratara de una segunda voz. A partir de ahí, ambas ya no separarán. Dan forma a decenas de canciones que hoy forman parte del acervo popular y que, como ocurre con Raphael, reivindican diversos grupos del movimiento indie, desde Los Planetas a Pauline en la Playa.
Es necesario recordar que en la trayectoria profesional de Vainica Doble tuvo una importancia capital José Nieto, Pepe, exbatería de Los Pekenikes y uno de los grandes compositores y arreglistas de la industria musical española que en los años 60 y 70 se responsabilizó de algunos de los éxitos de Massiel, Nino Bravo y Julio Iglesias. Además del duo Arssen-Santonja, Pepe Nieto fue el alma mater como productor de Aguaviva, un conjunto vocal muy en la línea de Mocedades que inclusó participó en uno de los álbumes de Vainica Doble. Justo es reconocer el valor de ambas mujeres al contar a principios de los años 70 con un grupo al que la dictadura franquista prohibía los conciertos un día sí y al otro también.
Vainica Doble y Joaquín Sabina - Con Las Manos en la Masa.
En realidad, puede decirse que Carmen, fallecida en 2000 a los 66 años, y Gloria, que ha seguido su camino a los 83 años, siempre desarrollaron una carrera fantástica y creativa al margen de los parámetros y las modas. Dueñas de un gran talento, manejaron numerosas claves siempre sobre la base de las armonías vocales y unas letras soberbias, pasando por todas las fases posibles de los 70s y los 80s: folk, experimentación, psicodelía, pop y rock, incluso politizando sus textos. Entusiastas de la cultura y del cine -su primera portada es obra de Ivan Zulueta-, tampoco tuvieron inconveniente en participar en bandas sonoras o componer la famosa sintonía de Con las manos en la masa, programa de cocina pionero en la televisión conducido por Elena Santonja -hermana de Carmen- y que duró en antena siete años, hasta que en 1991 fue sustituido por El menú de cada día, de Karlos Arguiñano. La sintonía de la serie era hija de su tiempo. Grabada en 1984, al dúo se incorporaba la voz de un joven curtido en La Mandrágora y el programa de Fernando García Tola: Joaquín Sabina.
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Poesía delicada e irónica
El universo de Vainica Doble está plagado de historias e imaginación. Hacían suyas fábulas tradicionales, creaban relatos de mundos nuevos y, sobre todo, hacían poesía; una poesía delicada y a la vez irónica que podía oscilar desde el romanticismo a la moda vegetariana. No hay que olvidar que ambas artistas eran entusiastas del arte -tuvieron su propio equilibrio como pintores y ceramistas-, la literatura -escribieron varios libros infantiles y la música, pero también de la cocina. Dejaban de componer para merendar pan con mantequilla y fueron capaces de freir un huevo en el programa de Elena Santoja mientras impartían una clase de poesía. En 1999 tampoco tuvieron inconveniente en posar para la revista Rolling Stone junto a las componentes de Ella Baila Sola.
Porque, en realidad, Vainica Doble siempre tuvo un punto de sofisticación que prevalecía sobre los años, alimentado por una estética deliciosamente folkie y el deseo de permanecer lejos de la fama, lo que les creó problemas con algunas discográficas y un reconocimiento por parte de la crítica y el público mucho menor del que requería su arte.
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Gloria y Carmen se sentían cómodas alojadas en una discreta zona de sombras en la que sus canciones hablaban por ellas. Por ese motivo, Carbono 14, el artefacto modernizador editado en 1997 nunca ha concitado el interés de los seguidores del dúo, pese a sus elevadas ventas. Por esa elegante discreción también, Vainica Doble, las madres del pop, han ejercido tradicionalmente un potente poder de atracción sobre otros personajes, al igual que ellas, tan singulares y situados por encima del tiempo como el Maestro Reverendo o Carlos Berlanga, con quienes ahora estén probablemente en alguna parte llena de luz pergeñando las posibilidades de un supergrupo.
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