Músicos de penalti

Vuelve la Liga, ocasión óptima para recordar algunos de los casos más sonados de futbolistas-cantantes

Miguel Pérez

Sábado, 15 de agosto 2015, 01:32

Ahora que 'vuerve er furbo' y el país entero se asoma a la Liga, cabe recordar que la música ha sido siempre terreno de juego abonado para los futbolistas. La mayoría, es cierto, han protagonizado actuaciones casuales o terminado estrellándose contra el micrófono, aunque otros ... han logrado forjar carreras más que meritorias. El caso más paradigmático es, evidentemente, el de Julio Iglesias, que pasó de promesa del Real Madrid a convertirse en el cantante latino que más discos ha vendido en el planeta. Eso es un gol. De ahí al dúo Ronaldo-Kevin Roldán existe un largo trecho de futolistas-cantantes, de los cuales, he aquí algunos de los más representativos.

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Por cuestión meramente cuantitativa que no cualitativa, Maradona es uno de los reyes del balón que mayor legado está dejando a la música. Como elemento narrativo, ha dado pie a más de una veintena de canciones en su honor interpretadas por un arco artístico que abarca desde Joaquín Sabina y Ratones Paranoicos hasta Charly García o Andrés Calamaro, con el que ha cantado a dúo en más de una ocasión. Aunque lo más destacado es una impagable colaboración con Pimpinela a mediados de los 80 con 'Querida amiga'. Ahora es su hija Dalma la que ha retomado la vena artística como representante de la cumbia.

Los ingleses siempre han sido pioneros en esta relación entre el escenario y el césped. También es cierto que los cánticos de los hooligans son una religión de estadio y se agradece que entrenadores y jugadores hagan de vez en cuando su propio esfuerzo. En los albores de esta práctica figura Kevin Keegan, ganador del Balón de Oro en dos ocasiones, quien en 1979 grabó 'Head over heels in love' con su camisa de grandes cuellos. Justo ese año había terminado su primera temporada en el Hamburgo y la canción causó el delirio en Alemania. Keegan se apoyaba en un buen delantero: Chris Norman, compositor y líder del grupo de glam rock Smokie, que escribió la canción para él.

'Head over heels in love' sirvió, cuando menos, para quitar a la hinchada europea el agridulce sabor que cinco años había dejado otro astro del balón, Johan Cruyff, en su única incursión real en el mundo de la música. Lo que tiene la euforia de ser una estrella es que puedes acabar prestándote a las mayores 'frikadas' jamás imaginadas por la mente humana. Y una de ellas fue este 'Oei, oei, oei', que en versión española fue traducido como 'Un buen chut', grabado a toda charanga y sin ningún ápice de vergüenza. Todo un despropósito. Para colmo, la cara B del single contenía la canción... 'Otro buen chut', con la que el tulipán de oro logró también dar la nota.

En las antípodas de Cruyff destaca Germán Burgos. El asistente de Diego Simeone en el Atlético de Madrid tiene una trayectoria no demasiado larga, pero sí muy consistente como rockero. Duro y asfáltico como pocos, el 'Mono' Burgos se estrenó a principios de los 90 en Argentina con una banda dedicada a versiones sobre todo de los Stones y Lou Reed para luego entrar en terrenos más profesionales, especialmente al mando de The Garb, donde revela su apego al rock duro argentino. Su último disco data de 2006. Ahora está con Simeone, pero antes giró con Javier Vargas y Mago de Oz.

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Otro futbolista que se tomó muy en serio su faceta musical fue José Antonio García Calvo, exjugador del Real Madrid, Atlético de Madrid y Real Valladolid. De hecho, durante bastante tiempo compaginó su trabajo como director deportivo de este último equipo con el sombrero vaquero y las gafas de espejo como vocalista de La influencia de Baco, exitosa banda de tributo a Héroes del Silencio. Cabe decir que García Calvo lleva a Bunbury en los genes: durante un tiempo escuchaba 'Avalancha' antes de salir al césped, garantizando su capacidad de venirse arriba ante el rival. La cuestión es que el madridismo parece favorecer el hambre de escenario. Sergio Ramos, que acaba de renovar con el Real Madrid hasta 2020, colaboró en un disco del algecireño Canelita y demostró su origen sevillano tocando el cajón con Huecco.

Pero si hay un par de exfutbolistas que han dado un giro de 180 grados a sus carreras profesionales, esos son Gaizka Mendieta y José Manuel Pinto, ahora mismo nombres destacados en las escenas de la música electrónica y el hip hop, respectivamente. Al primero de ellos, nacido en Lekeitio hace 41 años, se le pudo ver en el último FIB empuñando la guitarra para interpretar con Los Planetas 'Un buen día' , canción en la que Jota y compañía citan al vasco "metiendo un gol realmente increíble". Mendieta, tan amante del indie como de The Doors, colgó las botas en 2004 después de militar en el Middlesbrough durante el tiempo suficiente para identificarse con la vibrante escena electrónica y alternativa británica. Aunque en su momento formó Gasteiz Gang, trío de DJs con los que actuó en Benicassim en 2011, luego se hizo fijo pinchando en las sesiones de las discotecas londinenses.

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Pinto, por su parte, ha cambiado los guantes y la portería del Barcelona por los estudios de grabación y las rimas. Reconvertido en Wahin, el exguardameta pasa por ser un reputado compositor y productor de hip hop, al que han recurrido artistas de la talla del parisino Sefyu. Pinto creó su propio sello discográfico en 2000 como una manera de escapar a las exigencias de la alta competición. Hoy es una auténtica factoría del ritmo, que acuña no sólo proyectos profesionales sino iniciativas benéficas en las que han participado sus excompañeros del Barça. Y sigue impresionando como bajo los palos.

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