De izquierda a derecha, Steve Lukather, Joseph Williams y Nathan, parte de los componentes de Toto.

Toto, la banda de los 500.000 millones de discos

El grupo que simboliza el prestigio de los músicos de estudio edita un nuevo álbum perfecto

Miguel Pérez

Sábado, 2 de mayo 2015, 01:36

Dos elementos sorprenden sobremanera en 'Toto XIV': la atemporalidad de su propuesta y el mantenimiento de las constantes vitales de sus artífices a lo largo de casi cuatro décadas. Como si fuera ayer, el álbum de los estadounidenses traza un arco temporal hasta 1982 y ... cierra un círculo con el álbum con el que la banda reventó literalmente en las listas de éxitos de medio mundo, 'Toto IV', utilizando las mismas herramientas de entonces: melodías hechas con tiralíneas, sonidos extremadamente puros y la creatividad propia de una banda donde todos sus miembros son capaces de cantan, tocar y componer.

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La salida al mercado del disco sirve también para reflexionar sobre cómo un grupo puede quedar atrapado por su propia perfección. Dicho de otra manera, ¿por qué una de las formaciones más arquitectónicamente perfectas de la historia ha sido, sin embargo, una de las menos queridas por la crítica, pese a ganar Grammy tras Grammy, tener el respeto de las estrellas del rock y dejar joyas indelebles en la memoria colectiva como 'Rosanna' y 'África'? La razones son varias, pero una de ellas, al menos en aquellos soberbios años 70 en que debutaron, radica precisamente en que Toto, formado por músicos de estudio de acreditado prestigio, siempre tuvo a gala practicar un estilo sin impurezas y milimétricamente armónico, que por aquel entonces no constituía precisamente el sonido más buscado como siguiente escalón evolutivo en el rock ni convencía a determinado sector que no acababa de ver en unos músicos de estudio al símbolo de banda arrolladora que requerían los tiempos. Se suponía que aquellos chavales eran ratas de biblioteca. Ni se habían peleado en las calles ni habían tenido infancias salvajes y sus devaneos con la droga fueron post, no pre, a su eclosión, con lo que tampoco podían aportar el bagaje de muchos de aquellos colegas para los que tocaban como secundarios.

Aún así, Toto es una de las historias más importantes del rock. Nacieron en 1976 en Los Ángeles y publicaron su primer disco homónimo dos años más tarde con la siguiente alineación: Steve Lukather (guitarra y único miembro fundador que ha formado parte de todos los discos y conciertos del grupo), David Paich (teclados), Bobby Kimball (cantante) y los hermanos Jeff y Steve Porcaro (batería y teclados). Más tarde se sumaría otro miembro del clan Porcaro, Mike, como bajista, aunque la tragedia se cebaría cruelmente con la familia. Jeff murió en 1992 a los 38 años como consecuencia de una afección coronaria y Mike falleció el pasado 15 de marzo tras un lustro de combate contra una enfermedad degenerativa. De hecho, la dolencia de Mike fue la que originó la última reunión de la banda, dispersa desde 2008 cuando sacó al mercado su anterior disco. Los fundadores decidieron organizar una serie de conciertos para ayudar económicante a la familia de su compañero. Cabe decir que, para miles de aficionados al rock, Toto ha sido un grupo referencial de largo recorrido, de esos que acaban acompañando toda una vida, quizá también porque la renovación de sus componentes y su estilo atemporal les han mantenido siempre frescos: frente a otras propuestas más ceñidas a lo canónico, Toto ha sabido combinar el rock y el hard rock con el pop, el funky, el blues y una potente influencia del jazz y del soul, fruto, entre otras circunstancias, de las prodigiosas gargantes de sus cantantes.

40 millones de copias

Según un sector de la crítica radicada en Estados Unidos y Reino Unido, el problema de Toto es el desarrollo de un rock excesivamente conservador y técnico. Su precisión de conservatorio ha sido vista por algunos medios de esos países como falta de pasión, aunque su música siempre ha sido mejor entendida en el resto de Europa, especialmente en Alemania, Holanda y los países nórdicos. Hay hechos innegables en su historia que demuestran su gran valía, como la de haber vendido casi 40 millones de copias, ser los autores de algunos de los éxitos globales del rock ('Rosanna', escrita por David Paich en honor a la actriz Rosanna Arquette, sigue a día de hoy encabezando la lista de hits por los que no pasa el tiempo), contar con la admiración de reputados colegas de profesión y encarnar la venganza del músico de estudio, revalidando públicamente la importancia de esos tipos que aparecen dispersos en los créditos de un disco.

Por Toto han pasado más de una decena de miembros a lo largo de su historia. Los nombres de la mayoría, especialmente Lukather, Kimball o los hermanos Porcaro, pueden verse en nada menos que 7.000 álbumes como músicos de estudio, trabajando para un prodigioso número de estrellas y grupos referenciales, desde Steely Dan, Larry Carlton y Boz Scaggs hasta Eric Clapton, Michael Jackson (Quincy Jones los reclutó para Thriller) o Miles Davis, que más tarde colaboró con ellos en su álbum Farenheit. Si se unen las ventas de todos los discos en los que has participado, los componentes de Toto suman la friolera de 500.000 millones de ejemplares comercializados, y todavía no se han detenido. Tanta ha sido su importancia en los locales de grabación y su productividad que, por ejemplo, quince años después de su muerte, todavía se siguen editando canciones en las que Jeff Porcaro tocó como batería de estudio.

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'Toto XIV' viene a engrandecer ahora la leyenda. La alineación actual la componen Steve Lukather, Steve Porcaro y David Paich, a quienes se unen David Hungate (bajista que tocó con ellos durante años), Joseph Williams (vocalista, amigo de la infancia, antiguo cantante de la banda e hijo del célebre compositor John Williams) y el batería Keith Carlock. Para celebrar la salida del disco, Toto ha iniciado una gira que le llevará por distintos países europeos (ninguno de ellos España), antes de centrarse en verano en un tour por Norteamérica con otros gigantes del rock que demuestran que los dinosaurios siguen habitando, y con buena salud, el planeta: Yes.

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