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César Coca
Sábado, 30 de julio 2016, 02:59
Joquín Leguina forma parte por pleno derecho de esa tradición de políticos con una vocación literaria que desarrollan hasta sus últimas consecuencias cuando su carrera en el parlamento o el partido ya ha terminado. Y digo político con vocación literaria y no al revés, porque primero fue el político y luego el escritor. Hasta su elección como secretario general de la Federación Socialista Madrileña, al inicio de la Transición, Leguina había publicado algunos títulos, pero en general relacionados con su tarea académica y profesional como demógrafo.
Ahora, a su relativamente amplio catálogo de novelas, volúmenes de relatos y textos memorialísticos añade esta miscelánea formada por artículos de distinta naturaleza y extensión que giran en torno al amor y el desamor, como proclama el título. Sin embargo, algunos de los textos más interesantes forman parte de lo que para el autor son 'otros divertimentos'. Me refiero a una colección de relatos sobre temas científicos, por ejemplo, repletos de una erudición que nunca resulta pedante y un sentido de la ironía que no sorprende a quien conoce de cerca al escritor y político cántabro.
Leguina escribe con soltura y apela al lector con un relato directo y sencillo pese a que algunos de los temas que trata no todos, por supuesto no lo son. Una lectura refrescante para el verano, muy apta para situaciones la playa, el autobús, una terraza en las que cabe esperar interrupciones más o menos frecuentes.
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