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ester requena
Sábado, 27 de febrero 2016, 01:11
«Si te quieres comer un elefante entero, la manera de conseguirlo es bocado a bocado. ¡Y en ello estoy!». Emma Watson llevaba tiempo dando bocaditos a su sueño, pero no al de convertirse en una respetada actriz y ganar un Oscar. Eso es lo ... de menos para ella. Su «proyecto vital» pasa por cambiar el mundo y hacerlo más igualitario para las mujeres. Hasta se plantó ante la ONU para hablar de feminismo e involucrar a los hombres en su objetivo. Ha realizado viajes humanitarios, ha sido imagen de iniciativas solidarias, campañas de publicidad... y ahora su último «bocado» consiste en tomarse un año sabático y cambiar la gran pantalla por el activismo feminista.
Famosa desde que con 12 años diese el pelotazo como la chica protagonista de Harry Potter, a los 18 ya contaba con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y desde los 21 figura en la lista de actores millonarios. Cumplidos los 25, acaba de dejarlo todo para ampliar sus conocimientos sobre los temas de género. «Tener una opinión propia y las ideas claras no gusta a muchos. A las mujeres nos sitúan en una categoría decorativa. Es difícil que eso no te afecte, que no te desaliente», sentencia, decidida a mantener una lucha que inició cuando con 8 años los chicos la llamaron «mandona» por querer dirigir una obra de teatro.
Esa faceta feminista la ha defendido siempre sin complejos. No los tiene. Ayer mismo confesó que está suscrita a una web de contenido sexual (Omgyes) que enseña a las mujeres a disfrutar más en la cama y a explorar sus propias vías de placer. Watson paga 50 euros al mes. «Es una suscripción cara, pero vale la pena y compensa probarlo», ha comentado la actriz.
Con los pies en la tierra
Del placer sexual al placer de hacer lo que le da la gana. A Watson le queda un lustro para los treinta y ya se puede permitir vivir sin volver a ponerse delante de una cámara. Su fortuna se estima en 30 millones de euros. Y peca de pocos caprichos: un coche híbrido Toyota Prius de unos 30.000 euros, un ordenador portátil, dos gatos (Bubbles y Domino) y el último modelo de iPhone. Y solo cuenta con ocho pares de zapatos pese a su condición de reconocida it girl, sus campañas para Burberry y Lancôme, y sus modelitos de Oscar de la Renta y su amigo Karl Lagerfeld que tan bien sabe lucir en la alfombra roja.
Ella prefiere comprarse libros, dando rienda suelta a su pasión por la literatura, esa que la llevó a licenciarse en Filología Inglesa en la prestigiosa Universidad de Brown, entre las más antiguas de Estados Unidos y una de las ocho de la Ivy League, un selecto grupo de centros conocidos por su excelencia académica.
Ahora que no cuenta con guiones sobre su mesa, piensa leerse un libro (ensayo o novela) a la semana. También ha fundado un club de lectura virtual en el que este mes está comentando El color púrpura, de Alice Walker. Suele subir al blog sus piezas favoritas, entre las que se encuentra La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón. Pero también se entrega feliz a las obras completas de Oscar Wilde y Jane Austin... ¡y hasta cayó en la saga juvenil Crepúsculo!
Con un coeficiente intelectual de 139 que la eleva a superdotada, la intérprete nunca dejó de lado el colegio y la universidad mientras rodaba como Hermione Harry Potter. Se ruborizaba cuando iba a clase y al contestar al profesor, alguno de sus compañeros gritaba «10 puntos para Gryffindor», recordando sus filmes. Peor lo pasó cuando esta británica nacida en París pidió en voz alta en la universidad una goma de borrar sin saber que rubber en Estados Unidos significa preservativo. Como buena filóloga, le encanta escribir y siempre lleva cinco diarios (cada uno para una cosa, trabajo, sueños, meditación) que antes de ir a dormir se esmera en rellenar con sus vivencias y pensamientos. Ya acumula treinta libretitas llenas de reflexiones.
Profesora de yoga
Su vida ha dado para media enciclopedia desde que con 8 años superase, sin experiencia, cinco audiciones para interpretar a la mejor amiga de Harry Potter. Tampoco faltan en sus páginas la cara que dejó al respetable cuando dedicó su premio Bafta a un hámster que murió una década antes, o cuando se quedó dormida en el hotel y al despertarse cambió la exclusiva fiesta de Vanity Fair tras los Oscar por zamparse una pizza. O curiosidades como que se tiró una semana de retiro silencioso sin soltar palabra para lograr el título de monitora de yoga que incluye en su currículum laboral. Un hobbie que junto con la meditación comenzó a practicar como una manera de liberar el estrés y la ansiedad de los rodajes. De hecho, su último cumpleaños lo pasó caminando a 550 metros del suelo por la zona más alta de la torre de comunicaciones de Toronto por exigencias del guión de Alejandro Amenábar. Menos mal que no era una secuencia cerca de tiburones, su peor pesadilla junto con las inyecciones. Cuenta con 21 millones de seguidores en Twitter, entre ellos Mariano Rajoy. Ella sigue a Papá Noel y a otros 260 más. Por cierto, durante un tiempo tuvo en nómina a un policía retirado (le pagaba 100.000 euros al año) para que la protegiera de los acosadores, después de que un zumbado se obsesionara con ella y la acosara en las redes sociales.
Se define como una «chica normal» que a veces tiene que contar un chiste para «que la gente se relaje» delante de ella y se olviden de su fama. Su familia la ha mantenido con los pies sobre la tierra. Ejercer como la mayor de siete hijos entre hermanos y hermanastros (dos de ellas gemelas) tiene lo suyo. Watson nació en París, de ahí su segundo nombre: Charlotte. Con 5 años se mudó a Inglaterra tras el divorcio de sus padres, de ahí que chapurree algo de francés e incluso pueda mantener una conversación básica. Además, le encanta el deporte, bailar y cantar y ella misma se maquilla para las sesiones de fotos. Al contrario que el resto de actrices de su generación no ha protagonizado ningún escándalo sonado.
Su vida amorosa ha hecho correr ríos de tinta en la prensa del corazón. ¡Se la ha llegado a relacionar con el príncipe Harry! Pero ella lo negó por más que la invitasen a algunas recepciones en Buckingham. Tras su «horrible» ruptura con el jugador de rugby Matt Janney a finales de 2014, ahora parece que sus asuntos feministas los va a compaginar con su noviazgo con William Knight, que tendrá que ponerse las pilas tras la suscripción de su chica a la web sexual.
Diez años mayor que ella, su nombre sena con fuerza en el firmamento tecnológico norteamericano, donde le consideran un genio. Ella también es un poco tímida y no le gusta salir de marcha. Y si lo hace, no pasa de un gin-tonic, uno solo, aunque sus amigos la han intentado emborrachar para que pierda ese aura angelical.
También tiene sus arranques, como cuando se cortó el pelo a lo garçon para enterrar a Hermione y olvidarse de su época de actriz infantil y juvenil. De esos años, además de su amistad con Daniel Radcliffe, solo le quedan en su casa unos cuantos recuerdos, su varita, su giratiempo y su capa. Pero nada más. Inmersa ahora en el feminismo, le encantaría formar una familia y tener hijos. Con reparto de tareas incluido, claro.
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