El director Alejandro Amenábar, reflejado un espejo del Hotel María Cristina durante la presentación de ‘Regression’.

"Hago películas de misterio para desterrar mis miedos"

El autor de 'Tesis' abre el Zinemaldia con 'Regresión', una historia de intriga que ayer fue vapuleada por la crítica

Oskar Belategui

Sábado, 19 de septiembre 2015, 02:20

Hace veinte años, Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) visitó por primera vez un festival de cine. Le invitó José Luis Cuerda. Pasó el día comiendo pintxos y acabó haciendo eses por La Concha de madrugada tras los excesos etílicos en el Bataplán. Dormía en ... casa de la suegra de Cuerda, pero iba tan borracho que rompió la llave en la cerradura y hubo que llamar a los bomberos. El director de Tesis no podía sospechar entonces que acabaría inaugurando el Festival de San Sebastián con una de las películas más esperadas del año.

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Regresión era, a priori, un título de relumbrón para abrir la 63 edición del Zinemaldia. Una producción de 20 millones de dólares rodada en inglés y con dos estrellas al frente, Emma Watson y Ethan Hawke, ausentes en Donostia. Un regreso al cine de género tras el fiasco de Agora, que pinchó en el mercado internacional. Sin embargo, este thriller que se estrena el 2 de octubre recibió ayer un varapalo unánime. Ni las sectas satánicas ni los presuntos abusos sexuales en una familia religiosa inquietaron a la crítica, que tachó la cinta de previsible y sin alma. Amenábar, cordial, fibroso y recién casado, sigue hablando del tema que más le interesa: el combate entre ciencia y religión, entre lógica y superstición.

- ¿Qué relación guarda con la religión y en especial con el catolicismo?

- Pensé que me ibas a preguntar mi relación con el satanismo... Me eduqué en un colegio católico durante diez años. No pensé que la religión iba a ocupar un espacio importante en mis películas, pero veo que sí, que vuelvo una y otra vez a elementos de la religión y de la culpa, que en Regresión tiene mucha importancia. De todas formas intenté darle un perfil bajo al tema en esta película, no quería cargar mucho las tintas. Me interesaba más explorar el lado de la ciencia.

- ¿Por qué ha tardado seis años en volver a dirigir?

- El tiempo te estresa cuando intentas dar con algo y no lo encuentras. Yo tenía claro desde hace años que quería hacer una película de terror. Y no me ha salido. Una película sobre el diablo, porque lo que Hitchcock llamaba el macguffin es una buena excusa argumental. No encontraba un enfoque interesante hasta que di con los rituales satánicos.

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- ¿Necesitaba volver a sus orígenes después de que Ágora no funcionara internacionalmente como se preveía?

- Volver al género es volver a los orígenes. Tampoco piensas cuánto va a costar la película,Regresión es más pequeña que Ágora, pero más grandes que otras que he hecho.

- ¿Cómo se ha sentido volviendo a casa?

- Bien. Soy muy buen espectador de películas de misterio, me lo trago todo. Me apetecía volver a lo que habían sido mis primeros trabajos. Unas veces las películas las haces como reacción a algo que has visto y otras no.

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Escéptico y racional

- ¿Es Regresión la película de un escéptico?

- Cuando haces cine tienes que alimentar tu lado crédulo, incluso irracional. Pero está claro que soy una persona bastante racional y escéptica. Me tengo que dejar permear por el misterio, porque si no no puedo escribir. Me gusta si podemos enfrentarnos al misterio para darle solución. Al hacer películas de misterio voy desterrando miedos.

- Regresión habla de la sugestión colectiva. ¿También funciona con las corrientes de opinión cuando se estrena una película?

- Las redes sociales son un instrumento para divulgar la opinión, y por supuesto que condiciona. En el fondo es bueno porque se ha democratizado la opinión, aunque los miedos se pueden propagar más rápido. El cine también tiene un efecto hipnótico, intentas que la imagen se impregne en la retina del espectador.

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- Usted está ausente de las redes sociales.

- Igual es que soy de otra generación. Quién nos habría dicho que un móvil grabaría esta conversación. He encontrado en hacer películas el mejor vehículo para expresar lo que pienso y siento. Las redes sociales son un altavoz para decirle a todo el mundo que te levantas por la mañana y lo que estás desayunando. No me interesa propagar esa información. Hablo con mis amigos y mi familia y tengo opiniones políticas como todo el mundo, pero no veo la necesidad de expresarlo minuto a minuto. A veces me meto en Facebook, pero como el que se mete en una página de cotilleos.

- Le ha salido una película con un tono muy de los setenta.

- Sí. Tenía sentido porque las películas de esa década, los thrillers políticos y sobre el diablo, tenían ese aire de seriedad. Eso contribuyó a inventar la figura del demonio y de las sectas. En las investigaciones sobre abusos sexuales en EE UU se llegó a la conclusión de que el malo no era el forastero, sino alguien que formaba parte del entorno de la víctima. Tenía sentido que Regresión transcurriera en los 90, cuando las sectas satánicas estaban en su apogeo, pero que formalmente conectara con las películas de los 70: Marathon Man, La conversación, Todos los hombres del presidente, El exorcista, La semilla del diablo, que me gusta muchísimo... Es un estilo narrativo que no vemos ahora en los thrillers, que abusan del montaje picado, los efectos digitales...

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- ¿Ha conocido ese mundo puritano de EE UU que retrata?

- Sí. Me fui a Minesota, y no hay nada más extraño que un español en Minesota. Me tuvieron una hora retenido en Inmigración porque no se podían creer que quisiera conocerlo. Vi muchas iglesias y comisarías, que estaban inmaculadas. En las misas impera el discurso del Apocalipsis, lo que ellos llaman rapture. Están pendientes de señales de que el mundo se va a acabar. Y creo que hay gente que lo está deseando.

- El Mal de una ficción como su película, ¿no palidece ante el Mal que vemos en las noticias?

- El Mal existe, y eso la película lo deja claro. Otra cosa es dónde esté. La comparación con el Mal real, buf. Esas son las cosas que me dan miedo, el integrismo islámico, el fanatismo. Todos nos equivocamos, incluso nuestro cerebro. Desde la infabilidad científica se adoptan posiciones de autoridad y se acaba cometiendo errores.

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"Aquí me siento querido"

- ¿Le hubiera gustado competir en San Sebastián?

- No. Y quizá no debería decirlo. Mientras la rodaba decía que no era una película de festivales. Es un mundo que lo vivo como parte del elemento de promoción. Lo último en lo que piensas es en ganar premios.

- ¿Se arrepiente de no haberse marchado a Hollywood?

- No. Le he dado vueltas las justas. Mientras pueda seguir contando las historias que quiero y como quiero estaré satisfecho. Estoy seguro de que el viaje a Hollywood es estimulante, pero mientras continúe teniendo financiación seguiré en España. En la Meca del Cine vas a jugar, y puedes acabar cocinando no lo que tú quieres, sino hamburguesas. Hacer películas no solo es mi forma de ganarme la vida, sino de expresarme.

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- ¿Cómo se ve a sí mismo en el mundo del cine?

- Soy un director afortunado que ha podido contar las historias que ha querido. Me siento querido en España, noto el calor de la gente, la expectación por ver Regresión. Como profesional he ido aprendiendo, pero trato de que la seguridad no se convierta en el espíritu del rodaje. No intento dictar cátedra, ser un pequeño tirano. Lo que me ha sorprendido es que he hecho menos pelíclas de las que esperaba, seis en veinte años. No soy tan creativo como pensaba...

- ¿Cree que las personas somos capaces de creernos cualquier cosa por disparatada que sea si nos la cuentan convincentemente?

- Del género humano no sé qué me sorprende más: si la capacidad de mentir o la pasmosa capacidad de creérnoslo.

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