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Ensayo de ‘Aborígenes’, que se estrena en marzo en Pabellón 6.
Shakespeare rejuvenece en Zorrozaurre

Shakespeare rejuvenece en Zorrozaurre

La Compañía Joven de Pabellón 6, primera de Euskadi, da el salto al Arriaga con 'Romeo y Julieta' mientras prepara su segundo espectáculo

teresa abajo

Martes, 14 de febrero 2017, 02:21

Si usted coincide en el metro con algún joven que no mira el móvil en todo el trayecto y prefiere observar a los viajeros, quédese con su cara. Puede que pronto lo vea subido a un escenario. Podría ser la getxotarra Sara Barroeta, alias Julieta, o el bilbaíno Ioritz Benito, inseparable compañero de Romeo en la Verona del siglo XXI. «Cuando estás preparando un personaje, te fijas en ese tipo de gente, buscas gestos y detalles», cuentan entre las bambalinas de Pabellón 6, la nave de Zorrozaurre donde se ha construido la primera compañía joven profesional de Euskadi. Tras cuatro meses de ensayos y dos de actuaciones en esta sala, el martes darán el salto al Arriaga con una función para grupos de estudiantes (11.00 horas) y otra abierta al público (20.00).

El patio de butacas es «tres o cuatro veces más grande» que el que les aplaudía en la que ha sido su casa, donde hasta los asientos están arropados por mantitas de cuadros. A las enseñanzas para proyectar la voz con naturalidad hasta la platea se une el cosquilleo de la oportunidad. Saben que entre el público habrá ojeadores profesionales. «La intención es hacer una gira, pero los programadores quieren ver la función antes de comprarla». Con situarse al otro lado del telón del Arriaga cumplen su primer sueño. Ahora quieren más.

Han llegado hasta aquí por una «corazonada» de Ramón Barea. El actor «autodidacta por obligación» que llegó a ser Premio Nacional de Teatro quiso llenar el vacío que existe entre las escuelas de arte dramático y el circuito profesional, aprovechando el espacio y la energía que se crea en Pabellón 6. Aunque enseguida reconoce la «intuición» de los buenos intérpretes, incluso por su manera de equivocarse, faltan puentes. «Este es un oficio que necesita entrenamiento, crear cantera, y eso no se ha hecho. Hay montajes de jóvenes, pero compañías que se planteen la continuidad y hacer un repertorio solo conozco dos en Madrid», explica. La de Bilbao va por la segunda promoción y es «imparable». Han llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento para hacer contratos de seis meses con el apoyo de Bilbao Ekintza.

Quienes pasan la selección (hay más de treinta candidatos para nueve plazas) se someten a la verdadera prueba. «Ya eres actor, a ver hasta dónde eres capaces de llegar para defender este papel». El «riesgo» de enfrentarse a un público que paga entrada no les pilla desprevenidos, han hecho muchas cosas antes de cumplir los 25. Casi todos han trabajado ya en producciones teatrales, algunos desde la infancia, y seis de los nueve han actuado en Goenkale, otra cantera. Koldo Olabarri empezó a los diez años en La Fundición y ha debutado en teatro, series, cortometrajes y hasta en el cine. Para Sara Barroeta, este es es su tercer Shakespeare tras Noche de Reyes y El sueño de una noche de verano: «Hay que seguir conociéndole».

Ya tenían currículum, pero en Pabellón 6 se han «impregnado» de teatro. Como dice la actriz y directora Itziar Lazkano, que también da clases, «se crea un vínculo porque este es un espacio vivo, la función crece dia a día». Si los clásicos tienen edad, a Shakespeare le han quitado unos cuantos años en Zorrozaurre. Romeo y Julieta vivieron su amor adolescente en una época en la que la esperanza de vida rondaba los 30, pero estos grandes personajes suelen asignarse a actores que han tenido tiempo de hacer méritos. El director, Ramón Barea, los ha acercado a su edad real. «Aun así, ha habido trabajo para volver a los quince años», dicen. «Ha sido bonito». Iker Legarda encarna «a un eterno buscador del amor y un poco quejica, como yo», mientras que Julieta «se aleja de la imagen cursi con su rebeldía». Su frescura se ve realzada por un vestuario contemporáneo y una escenografía casi desnuda. Con «cuatro cajas y nueve banquetas», literalmente, construyen la intimidad del balcón o una plaza pública. Todos los actores están continuamente en escena, con cambios de vestuario incluidos, lo que crea una atmósfera «muy potente».

¿Y el lenguaje? «Por ir vestidos así, no vamos a decir: ¡Eh, tío!». La obra se basa en la adaptación que hizo Pablo Neruda y mantiene el tono que le dio el bardo de Avon, pero «con el máximo de inmediatez. No se trata de recitar un texto poético, es que no pueden expresar sus sentimientos de otra manera», matiza Barea. Sin lanzas ni jubones, se reafirma el carácter «moderno» del autor, «que ha servido de inspiración para muchas de las series y películas que estamos viendo».

El siguiente acto de la compañía joven se sigue escribiendo. Tres de sus miembros están de gira con Tanttaka, otros tienen sus propios grupos (Lástima, Pikor Teatro...). A Julieta se la puede encontrar en la sala Arimaktore de Barakaldo y Romeo imparte clases de teatro y trabaja como comercial. La sala de ensayo se la han dejado a otros nueve jóvenes que en marzo estrenarán Aborígenes. El laboratorio teatral que es Pabellón 6 tiene apenas cinco años -alguien le deseó «mucha mierda» con tiza en agosto de 2011- pero al igual que el paisaje de contrastes que le rodea ya se siente rejuvenecer.

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