Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión
Jaime Chávarri, homenajeado en el Zinebi bilbaíno.

«El cine español que triunfa es para tontos»

El Mikeldi de Honor reconoce a un director que firmó su última película hace diez años: «Todos los productores que creyeron en míhan muerto»

Oskar Belategui

Sábado, 19 de noviembre 2016, 02:23

Jaime Chávarri recibió en el Zinebi bilbaíno de 1970 el primer premio de su carrera. «Puede que este sea el último», ironiza el realizador, que anoche recogió el Mikeldi de Honor por una filmografía que se interrumpe hace una década con Camarón. A sus 73 ... años, el director de El desencanto, Las bicicletas son para el verano y Las cosas del querer se ha volcado en la enseñanza y el teatro. No está por la labor de bregar con las televisiones, las únicas que producen cine en la actualidad: «Se asustan cuando presentas una película que no se parece a otra. Me han llegado a decir que no puedo tener un protagonista que se llama Alejandro».

Publicidad

Pertenece a una familia de la alta burguesía madrileña: colegio de El Pilar, cacerías con el rey Juan Carlos... Usted estaba llamado a otro destino.

Era muy vago. Por eso hice Derecho, que era la carrera más fácil y corta. Me gustaba Filosofía, pero era para chicas. En casa pensaban que iba para diplomático. Cuando le dije a mi padre que quería ser director de cine, me preguntó con mucho sentido común: ¿Pero quién te va a producir una película a ti?. Al final, acabé pidiéndole dinero, por supuesto. Lo que nos daba a los hijos al casarnos. Yo no me voy a casar, así que dámelo para una película.

Aguantó un día trabajando en un banco.

Sí. Había terminado Derecho y no sabía qué era una letra de cambio. En el banco me pusieron, con toda razón, en una mesa en el pasillo junto al bedel. Al día siguiente consideré que no tenía que ir allí para nada. Uno de los motivos por los que me dedico al cine es porque la idea de tener que levantarme todas las mañanas para ir a una oficina me ponía los pelos de punta. Claro que luego en los rodajes madrugas a las seis, pero haces algo que te gusta.

Se considera vago.

Mucho. Yo he pillado la mejor época del cine, cuando los productores se comprometían y comportaban como tales. Estuvo casi a punto de haber una industria del cine español. Pero nadie tomó el relevo. Estabas en casa y te llamaban, hoy en día es impensable. Todos los productores que creyeron en mí han muerto.

Publicidad

Hizo realidad su sueño de llevar una vida bohemia en el cine.

Así es. Tuve suerte, hay gente con mi mismo talento que ha hecho una película y ha desaparecido. Yo no hacía ningún esfuerzo para ser simpático, siempre he sido incapaz de defender mis películas. Les debía gustar cómo trabajaba. Desde el momento en que decidí dedicarme al cine no tengo la más mínima queja de la vida.

A pesar de sus miserias.

Es una profesión que ya sabes que no tiene ninguna garantía, si tienes dos dedos de frente asumes que puedes dejar de trabajar. Y vas encontrando cosas que te gusten. Yo llevo treinta años en la enseñanza. Una periodista me preguntó una vez cómo había acabado dando clases. Así es como se trata la educación en este país, la enseñanza es algo donde se acaba...

Publicidad

Los directores de su generación no se metían en el cine para hacerse ricos.

No conozco a ninguno. En todo caso para ligar. Bastantes.

¿Y ahora se hacen ricos?

Hay un elemento tan grande de casualidad en el cine... Los taquillazos suelen ser películas cuidadas, bien producidas. Las que han funcionado en los últimos años me parece que carecen de cualquier tipo de interés. Están bien hechas, pero es que hoy prácticamente cualquier película está bien hecha. Si tienes tiempo, medios y unos efectos especiales fantásticos... Son películas que están hechas como para tontos. Tú ves una película española de los años 40 y 50 y, aunque fuera mala, reflejaba cómo era la vida en este país.

Una vida tranquila

Y las de ahora no.

No. Desde arriba se fomenta el desprecio a la cultura como si fuera algo elitista. El deseo de conocimiento y la necesidad de belleza se quieren convertir en algo pijo. Y un niño tiene el derecho a saber qué es una novela y una obra de teatro. Vivimos un momento muy desconcertante. No es un problema de cultura, sino de educación, de cómo sale la gente de los colegios. En mi época el problema era lo que te habían contado, ahora es lo que no les cuentan. Fíjate en Cataluña, la atención que prestan a su cultura, cómo la explotan. Aquí van a quitar el Cervantes, la Filmoteca está en las últimas... Hay quien dice que es una venganza y a veces lo parece. Ponen al mando de los ministerios a gente que no tiene nada que ver con la cultura, ni les interesa ni lo pretenden. Solo están ahí para gastar lo menos posible.

Publicidad

Tendrá algún motivo para el optimismo.

Mis alumnos cambian todos los años. Y ahora hay una generación que no quiere ser tan gilipollas como su hermano mayor. Gente que empieza a tener otro tipo de inquietudes, a tener curiosidad, que era lo que faltaba de una manera tremebunda.

Si no vuelve a rodar un largometraje...

No pasará nada. Soy un espectador buenísimo, llevo una vida muy tranquila y me encanta dar clases. Nunca he tenido ínfulas autorales. Yo empecé en el cine en Las cuatro bodas de Marisol. Me hubiera quedado allí tranquilamente, pero me llamaron a la mili. En una exposición me encontré con Saura y Querejeta, que me pidieron que hiciera la dirección artística de Ana y los lobos. Después acabé escribiendo guiones con Elías, pero, ¿sabes? nunca los entendí muy bien.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad