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Alberto Ferreras
Domingo, 7 de agosto 2016, 00:14
Han tenido que transcurrir 65 años para que una escultura olvidada haya recuperado la atención de su legítimo propietario, en este caso, Patrimonio Nacional. Y es que a finales de los 40, Francisco Franco mandó al escultor Juan de Ávalos afeitar una representación en piedra ... de San Juan, a quien Ávalos había esculpido con barba, bigote y unos cuantos años de más. Todo ello en contra del criterio del general, quien tenía la idea del Juan el Evangelista que aparece descrita en el Nuevo Testamento, es decir, la de un joven dinámico, lozano y vigoroso.
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La escultura completa del San Juan ya esculpida, de monumental tamaño, iba a ser instalada en la base de la cruz del Valle de los Caídos, junto a los otros tres evangelistas (Mateo, Marcos y Lucas), algo que finalmente se hizo, salvo su envejecida cara, que tras ser desmontada y reemplazada por una más joven y sin barba, terminó desechada por el Consejo de Obras del monumento en una cuneta próxima a la Basílica.
Como publicó este periódico el pasado 19 de junio tras haberlo constatado meses antes, las piedras que componían la olvidada escultura habían permanecido más de seis décadas en el mismo lugar, sin que nadie se hiciera cargo de ellas, bien por falta de interés o por desconocimiento de su localización y existencia. Sin embargo, casi un mes después de publicada la noticia, es decir, durante la primera quincena de julio, las piedras desaparecieron de su emplazamiento, dejando en la cuneta las huellas visibles de haber sido removido el terreno y de la posición en la que se encontraba cada uno de los bloques de caliza negra de Calatorao.
Hechas las consultas a Patrimonio Nacional, organismo responsable del conjunto escultórico del Valle de los Caidos y por tanto, de la obra desmontada, el estamento oficial ha confirmado que los fragmentos se han trasladado a un almacén en el mismo Valle de los Caídos y se procederá a un examen y catalogación detenida. Hasta entonces no es posible pronunciarse sobre posibilidades de restauración y composición.
Para el posible montaje final, y a la espera del informe de Patrimonio, hará falta saber si están todas las piezas que componían la cabeza, si todo lo retirado pertenece a la escultura del San Juan o si hay restos de alguna otra escultura desechada (la primera Piedad que debía coronar el arco de entrada a la Basílica también tuvo que desmontarse durante las obras del monumento por las discrepancias entre Franco y Ávalos). También habrá que comprobar si faltan piezas, algo más que probable, dado que hay evidencias de que alguna se encuentra formando parte de un muro próximo a la Abadía.
Si se confirmara que faltara alguna piedra, o que alguna otra estuviera deteriorada, la Fundación Juan de Ávalos ha confirmado que dispone de los planos y moldes originales de esta escultura, por lo que de tomarse la decisión de volverla a montar, sería sencilla (y es de suponer que no demasiado costosa) su recomposición. De momento, y hasta que no se inicien los estudios anunciados por Patrimonio Nacional (previstos para el próximo mes de septiembre), el San Juan inédito Ávalos que esperó desmontando una decisión sobre su futuro, y acabó olvidado en una cuneta se encuentra, por fin, descansando a buen recaudo.
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