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Begoña Miranda es una «veterana». Lleva 35 años trabajando en el taller de Lantegi Batuak en la zona de La Naval, en Sestao, que emplea a 150 personas. Ya quedan «pocos» de los compañeros con los que empezó, que «se han ido jubilando», pero ella ... sigue ahí, «ayudando» a los que van entrando nuevos y «revisando» componentes electrónicos en su mesa. Es, además, una de las cerca de 3.200 personas empleadas en alguno de los servicios de la entidad social, que cumple 40 años apoyando la inclusión laboral de las personas con discapacidad intelectual en Bizkaia.
Ramón Bernal, director general de la organización sin ánimo de lucro, reconoce el valor de estas cuatro décadas -las conmemoraron con un acto el 13 de julio-, pero entiende que «el éxito sería no hiciéramos falta». Hasta ese momento, en el que las personas con necesidades especiales no tengan que acudir a centros especiales de empleo, Lantegi Batuak seguirá «apoyando». Entre sus recursos está el servicio ocupacional, en el que participan 800 personas. «Se les ofrece un proceso de formación, desde aprender a usar las tarjetas de transporte a cuestiones de higiene», explica el responsable de la entidad. El siguiente paso es prepararles para incorporarse al trabajo «en lo más adecuado a su perfil y a sus gustos».
Aleksei Berezin, por ejemplo, se incorporó en 2018 al servicio de limpieza de una residencia de Balmaseda, una labor que, insiste, es «la más importante» en el centro de personas mayores. Este joven ruso, que pasaba los veranos en una familia de acogida de la localidad encartada y que se quedó al cumplir los 18, siente «pasión» por su trabajo. «Lo que más me gusta es limpiar los cristales, que no me quede ningún chorretón, para lo que voy probando diferentes cosas», explica.
Esa inquietud por mejorar, por saber más, le llevó también a estudiar cursos de informática. De hecho, se sigue formando y, por las tardes, va a la EPA de Zalla. «El año que viene quiero probar con el inglés, que llevo muchos años con el español», bromea. Bernal apunta que el trabajo es lo que da «una estructura»; «el medio para que tengan un proyecto de vida que les permita buscar la normalidad».
Begoña Miranda, por ejemplo, se compró hace un año un piso». «Voy mucho a ver a mi madre, que vive sola y es mayor, o al cine y a pasear con mis amigas, a comer con mi novio... pero estoy encantada en casa solita, es mi refugio», se ríe. Ahora tiene más tiempo libre, porque con el horario intensivo de verano va al taller de 7.00 a 15.00 horas. En el trabajo, lo que más le gusta «es soldar», algo que hace cada vez que puede. Y ha sido testigo y protagonista de la evolución de la tecnología, que ha pasado por sus manos. Empezó fabricando «placas pequeñas» para las puertas de los garajes y ahora hace la electrónica que permite funcionar a «paneles solares, molinos eólicos, coches eléctricos...».
Las funciones de cada uno, precisa Bernal, están «delimitadas» y «muy estructurada». «Tenemos máquinas de última generación, con las que garantizamos cumplir con el cliente, y troceamos mucho el trabajo para que todos puedan participara y adecuarnos a su perfil», detalla.
3.179 personas trabajan en alguno de los talleres o servicios de Lantegi Batuak.
20 centros industriales, 60 equipos de limpieza, 17 de jardinería... gestiona la entidad.
Una vez en su puesto, asegura el director general, en «procesos repetitivos» las personas con discapacidad «tienen mucha capacidad de concentración, tienen un rendimiento muy bueno». Este tipo de empleos más automáticos son los que se dan en la veintena de centros industriales. Pero también con el área de Servicios, con la que están presentes en 40 localidades vizcaínas.
Lantegi Batuak cuenta con 60 equipos de limpieza, 17 de jardinería y también otros de gestión documental o soluciones adaptadas para personas dependientes o con discapacidad, como comida a domicilio y productos de autonomía personal. Este tipo de trabajos les permiten, además, estar en contacto con la gente, y, como dice Aleksei Berezin, «echar unas risas y charlar», parte esencial de cualquier empleo.
Una de las metas que persigue Lantegi Batuak es que las personas que pasen por sus servicios se incorporen al mercado ordinario de trabajo. Por eso no dejan de ofrecer personal a empresas vizcaínas, a las que prestan apoyo cuando contratan a alguno de sus usuarios. En la actualidad, son 130 los vizcaínos con discapacidad intelectual vinculados a esta organización social que están empleados en alguna compañía externa.
«Un preparador va el tiempo que haga falta para ayudar», anima Roberto Bernal, director general de la entidad, que no les deja solos, ni al trabajador ni al negocio. Este es un ámbito en el que, reconoce, «todavía queda trabajo» por hacer.
Lo habitual es que sus usuarios «se jubilen» en alguna de sus plantas y servicios, aunque cada año se van dando más pasos para penetrar en otras empresas. En 2022, por ejemplo, de las 61 nuevas «oportunidades laborales» para personas con discapacidad generadas por Lantegi Batuak, 27 fueron en el mercado ordinario y 34 en su red de fábricas y servicios.
Pero, desde la entidad, además de en la necesidad de conseguir «una sociedad más inclusiva», insisten en que su labor revierte, también económicamente, en Bizkaia. En ese sentido, destacan un aspecto «muy importante» como es el valor social integrado, el cálculo del impacto económico que generan en los usuarios y sus familias, los trabajadores, las administraciones públicas, sus clientes y proveedores... un ejercicio de contabilidad social que el pasado año ascendió a 235,9 millones de euros.
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