El Ayuntamiento de Bilbao ha arrancado 2021 con un proyecto de altura. Los vecinos de Altamira, una de las atalayas de la ciudad, disfrutarán a finales del año recién estrenado de nuevos y mejores accesos. El Consistorio satisfará una vieja reivindicación vecinal con la instalación ... de cuatro ascensores que salvarán desniveles de hasta 12 metros. Aunque las máquinas aún no han invadido los terrenos afectados, los primeros trabajos ya están en marcha. Las obras tendrán una duración aproximada de diez meses y absorberán una inversión cercana a los 2, 5 millones de euros.
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Esta actuación, que se enmarca en el Plan Auzokide, solventará las dificultades que deben sortear los vecinos de diferentes portales hasta llegar a sus viviendas e incluirá la semipeatonalización de la calle más alta del barrio, la que conduce a Kobetas. Los responsables municipales se han felicitado por haber consensuado el proyecto con los casi 2.000 residentes. «Ha costado bastantes años, pero al final ha llegado», aplaude Elena Dos Santos, presidenta de la agrupación vecinal.
5 reuniones han mantenido responsables y técnicos de Obras y Planificación Urbana con distintos agentes sociales y vecinales del barrio. La primera tuvo lugar el 4 de febrero de 2019.
El proyecto incluye la adaptación de las redes de alumbrado, aguas y saneamiento y la renovación de farolas, bancos, papeleras y barandillas.
Los cuatro elevadores tendrán capacidad para 13 personas. Todas estas estructuras metálicas estarán recubiertas de vidrio laminado para permitir la visibilidad de la cabina desde el exterior en cualquier punto del recorrido.
Altamira constituía un desafío al que el equipo de Gobierno de Juan Mari Aburto llevaba tiempo intentando hincarle el diente. Políticos y técnicos eran conscientes de que la orografía del lugar y su diseño urbano, «propio de la década de los cincuenta», complicaba sobremanera el quehacer diario de sus habitantes al tratarse de «un entorno de complicada movilidad y limitada accesibilidad». Según portavoces municipales, «la conexión transversal entre las diferentes calles debía de hacerse a través de pendientes y escalinatas al estar constituido por edificaciones en plataformas horizontales distribuidas en diferentes alturas».
A juicio de los vecinos, que tiran de un lenguaje más coloquial, los problemas se resumen en que el barrio es «todo cuesta, y cuesta, cuesta. Todo son pendientes y muy complicadas», subraya Dos Santos. Esta situación provoca graves quebraderos de cabeza a la población en general, pero especialmente a la de mayor edad y con problemas de dependencia. A esto se sumaban importantes contratiempos como el emplazamiento del centro de salud, situado en la parte más baja del barrio, coyuntura que perjudica, sobre todo, a los inquilinos de los portales 16 y 34, cuyas viviendas se encuentran en lo más alto.
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En aras de ofrecer una solución armónica, el Consistorio ha optado por una intervención integral que recoge seis actuaciones «independientes». Las más espectaculares prevén la puesta en marcha de cuatro ascensores verticales. Uno se situará junto a la parada de autobús, en la parte inferior, y muy próximo a la zona de juegos infantiles y al portal 3. Este elevador salvará un desnivel de 9 metros. Una pasarela metálica de 6 metros de longitud facilitará la conexión «entre el desembarco superior» del ascensor y las viviendas. Tanto este equipamiento como los otros tres estarán recubiertos de vidrio laminado para permitir la visibilidad de la cabina desde el exterior en cualquier punto del recorrido. Los cuatro tendrán capacidad para 13 personas.
El ascensor que conectará el ambulatorio y el centro cívico sorteará un desnivel de más de 10 metros y tendrá una doble parada, ya que acercará a los vecinos de la zona alta al servicio médico y a los residentes de la parte baja al equipamiento municipal. El elevador que se encajará en el talud existente entre los bloques de viviendas 13 y 30 resolverá los problemas de accesibilidad de estos bloques además de los del 9, 10, 11, 12 y 31. El elevador emplazado entre los bloques 14 y 15 será el de mayor empaque: salvará una pendiente de 12 metros de altura, dispondrá de tres paradas y contará con dos pasarelas metálicas, de 7,5 y 19,5 metros de longitud.
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La mejora de la movilidad peatonal se completará con la urbanización de varias calles para solventar la estrechez de las aceras en el lado en que se implantarán los ascensores y la creación de rampas de mayor recorrido para reducir las pendientes actuales. También se adecuará y ampliará el camino que conecta los portales 16 y 34 con el vial inferior para eliminar importantes desniveles y se semipeatonalizará la zona más próxima a Camino Kobetas. «Estamos muy contentos porque vamos a tener un barrio más vertebrado», alaba Dos Santos.
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